Este fin de semana se hizo la bendición de los tartanes en la Catedral Anglicana; y solo a unas cuadras está la Presbiteriana San Andrés, cuyo centro cultural organiza visitas guiadas para conocer la historia de esta inmigración en el país.
Muchos se enamoraron de Escocia y de sus tradiciones a través de la serie Outlander. Una parte de esas tradiciones está presente en la Argentina, y especialmente en la Ciudad de Buenos Aires a través de dos iglesias que están muy conectadas: la Catedral Anglicana San Juan Bautista y la Iglesia Presbiteriana, donde también funciona el Espacio Cultural San Andrés (ECSA).
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La Catedral Anglicana San Juan Bautista de la Ciudad de Buenos Aires tiene una estrecha relación con el contenido de la serie y los libros de Diana Gabaldon ya que es la catedral católica, apostólica no-romana más antigua de América latina. A partir de 1831 se consagró el templo y en la actualidad, además de los servicios religiosos que se hacen presencialmente los domingos a las 10.30, y también virtualmente, tienen una destacada actividad en la comunidad que incluye ofrecer conciertos gratuitos los fines de semana.
También allí, una vez por año a comienzos de diciembre, se desarrolla la ceremonia del Kirkin of the Tartans, que consiste en la bendiciónde los tartanes que identifican a los clanes de la colectividad (incluyendo el argentino desarrollado hace unos años en el país), con un desfile y posterior reunión social en el salón de usos múltiples de la parroquia.
En coincidencia, la Fiesta de San Andrés es un servicio religioso con participación activa de la comunidad escocesa y es seguida de una actividad (música, baile, desayuno) propuesta por el pastor Marcelo Centurión y su esposa, de la cual también participan miembros de la Asociación Escocesa Argentina, gaitero incluido. Es un encuentro muy agradable y una ceremonia emotiva abierta al público.
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La Presbiteriana está en la avenida Belgrano 579 de la Ciudad de Buenos Aires y ofrece sus cultos abiertos a toda la comunidad los domingos a las 10.30, único momento en que se abren esas puertas del templo. Pero por la calle Perú 352 funciona el Espacio Cultural San Andrés (ECSA), que fue creado por la Comunidad Presbiteriana San Andrés, de origen escocés, en 2013. La edificación es de 1895 y fue diseñada en un terreno anexo a la Iglesia Presbiteriana para alojar sus oficinas. Por Perú tiene un frente muy angosto, de sólo 4 m de ancho, considerado uno de los más estrechos de la ciudad.
Tanto el espacio cultural como la Iglesia fueron diseñados por los arquitectos ingleses Edwin Arthur Merry y Charles T. Raynes. Aquí también funciona el archivo de la iglesia, que cuenta con libros y publicaciones de registro de actividades, colecciones de revistas de las islas como Life & Work.
La visitas al centro cultural se programan en grupo y los organizadores las hacen temáticas. Los anfitriones Sebastián, Lucas y Silvia llevan a conocer las áreas, armónicamente presentadas, y a descubrir la historia del lugar que arranca con una pared ploteada en el pasillo de acceso, donde una línea de tiempo marca los eventos destacados de Escocia y de la inmigración de su pueblo a nuestro país. El grupo más grande de colonos llegó en 1825 en el barco Symmetry al puerto de Buenos Aires. Es por eso que durante todo 2025 se celebrarán los 200 años de este desembarco.
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Para muchos el edificio de la Iglesia Presbiteriana y sus anexos son como una embajada cultural escocesa en la Argentina, ya que la construyeron con el objetivo de repetir las tradiciones de su tierra, hablar en inglés con sus amigos, tener libros en su idioma, y la practicar la religión. "Para ellos y para nosotros, entrar acá es una posibilidad de viajar en el tiempo y en el espacio, a Escocia o a la Buenos Aires de 1920 a 1930 -dice el gestor cultural Sebastián-. Por ejemplo los vitrales del templo fueron realizados por el taller más importante de Escocia". El edificio religioso, que no tiene entrada frontal como las iglesias católicas sino lateral, perdió la torre cuando se ensanchó la avenida Belgrano. Eso modificó el exterior pero no el interior, aunque obligó a trasladar los vitrales hacia adentro. "Fue todo un trabajo importante de ingeniería -agrega-. Uno de los proyectos que venimos trabajando desde hace siete años es la restauración del órgano".
"Estamos trabajando mucho en eso crear proyectos culturales específicos para el lugar, a la vez que hacemos mucho esfuerzo en conservar, restaurar objetos y edificios para que lleguen bien conservados a 2025. El año pasado hicimos un trabajo muy fuerte en organizar el archivo de la Iglesia", completa Lucas antes terminar la visita con una merienda de té o café a la luz de velas, acompañados por scons, dulce casero y shortbreads, las galletas típicas escocesas, servidos en el acogedor salón de actos de piso de madera lustrosa con techos muy altos y ventanales con detalles de vitreaux.
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