Frío extremo en Buenos Aires: seis recomendaciones para protegerse de las bajas temperaturas

Ola polar en Buenos Aires. Foto: NA

El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta por temperaturas extremas para la Ciudad de Buenos Aires (CABA). En este contexto, las enfermedades y virus comienzan a tomar protagonismo.

Los más vulnerables a las bajas temperaturas son los adultos mayores. La exposición prolongada puede aumentar la presión arterial, incrementar el riesgo de eventos cardiovasculares e, incluso, agudizar los dolores articulares.

Frío, ola polar. Foto: NA.

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Consejos para los adultos mayores

El doctor Rodrigo Mauna, experto en Clínica y Adultos Mayores, brindó a TN las siguientes recomendaciones:

• Tener el calendario de vacunación actualizado: la antigripal, que se da anualmente, la del COVID y la antineumocócica.
• Tener una calefacción adecuada y no sobrecalentar los ambientes: siempre hay que dejar abierta alguna ventana para ventilar el ambiente.
• Salir de la casa en los horarios cercanos al mediodía y en la media tarde, que son los menos fríos.
• Tener una dieta con buena cantidad de calorías y proteínas. También es importante la buena hidratación.
• Evitar las visitas que tengan algún síntoma respiratorio como tos, congestión nasal o dolor de garganta.
• Evitar usar mantas eléctricas para calentar las camas, ya que existe riesgo de cortocircuito. La bolsa de agua caliente, por su parte, sólo debe usarse para calentar la cama antes de acostarse, pero no se debe dormir con ella.

Frío, ola polar. Foto: NA.

Las personas que padecen enfermedades crónicas, como asma y otras patologías respiratorias, necesitan un cuidado especial, independientemente de su edad. El aire frío puede desencadenar crisis asmáticas y cuadros respiratorios agudos, por lo que se recomienda cubrir pecho, cuello, boca y nariz.

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El abrigo no es sinónimo de protección

Si bien es verdad que sin tenemos menos frío las defensas funcionan mejor, si el virus está presente, el abrigo de nada sirve.

Salir demasiado abrigado, incluso, puede ser contraproducente. “Es necesario abrigarnos para protegernos del frío, pero un exceso de abrigo puede provocar sudoración, lo que se traduce en un cambio brusco de temperatura y, por tanto, resultar perjudicial”, explica Cristina Fernández, farmacéutica del Centro de Información del Medicamento (CIM), de España.