Donald Trump prometió ser un "dictador" desde el primer día de su mandato y sacudió la escena política mundial. Preocupación y cuestionamientos sobre el respeto a los principios democráticos de la autoproclamada mejor democracia del mundo. Biden reaccionó con una advertencia clara: "Este tipo quiere otro 6 de enero".
Todo sucede ante nuestros ojos. Parece que estamos en una época donde lo que se piensa se dice sin ningún temor. Los hechos no se ocultan, las intenciones de los otros caen sin anestesia sobre nuestros rostros.
Ante declaraciones cada vez más contundentes y explosivas de los distintos líderes políticos -sin importar el país y cargo que ocupan- nos preguntamos: ¿es verdad lo que anunció tal o cual? ¿No habrá querido decir otra cosa?
En estos días, una de esas frases fue emitida por el expresidente estadounidense Donald Trump, precandidato republicano con altas posibilidades de llegar otra vez a la Casa Blanca.
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Ante la multitud que lo escuchaba, en medio de una crítica a Biden y hablando de asuntos comerciales y bilaterales con México, afirmó: "Habrá un baño de sangre". La frase, descolgada en medio de otros temas, fue bien clara. El orden del pensamiento del presidente fue que si no lo votan correrá sangre.
Trump hizo muchas declaraciones fuertes y amenazas a sus enemigos políticos, pero fue la primera vez que públicamente lanzó esta advertencia. Sus asesores más tarde buscaron tapar el sol con un dedo y trataron de relativizar la amenaza -¿dirigida a quién?- como si hubiese sido formulada en otro contexto. “Si no resulto elegido, habrá un baño de sangre”, dijo Trump durante un mitin en Ohio, el primero que ofrece desde que logró los números necesarios para convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca. Efe
Pero Trump dijo lo que dijo. ¿Lo hizo por única vez? ¿O será como en su campaña anterior cuando con frases repetidas como un mantra atacó el sistema electoral? ¿Buscará la posibilidad real de un baño de sangre?
Convención Nacional de Radiodifusores Religiosos, en Nashville
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Muchas veces, para señalar el accionar de una persona se sostiene que "su pasado lo condena", una afirmación que le cabe de lleno a Trump. El 6 de enero de 2021, cuando el Congreso de su país debía ratificar a Joe Biden como presidente electo, Trump encolumnó a sus seguidores en un acto multitudinario para atacar el Capitolio. Lo que vino después fue muerte, destrucción y uno de los hechos más trágicos para la democracia estadounidense con efectos mundiales.
Durante meses, Trump -como presidente en ejercicio- atacó al sistema electoral generando entre sus simpatizantes la sensación de un posible fraude, posibilidad que Trump se encargó de mencionar y alimentar sin aportar una sola prueba en la Justicia. Incluso buscó en uno de los estados, evitar la votación de los electores por su contrincante, robando así el resultado. Todos estos temas son actualmente causas judiciales.
Los efectos nocivos de Donald Trump fueron más allá de los ataques del 6 de enero de 2021. Hasta la fecha, muchos de sus posibles votantes y seguidores creen que Biden nunca ganó la elección. Ese fue el mayor daño al sistema electoral y a la democracia de Estados Unidos.
Es por esta razón que la frase que lanzó en plena campaña no debe tomarse a la ligera, ni cuando ante la multitud sostuvo que le gustaría ser un dictador y fue aplaudido por la multitud.
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A esta altura de las fake news, la manipulación de la verdad y el creciente poder de las teorías conspirativas, la amenaza del "baño de sangre" debe ser tenida muy en cuenta. No es un delirio preguntarnos qué podría ocurrir si Trump eventualmente perdiese la elección.
¿Podría llegar nuevamente a no reconocer el resultado? ¿Buscará un enfrentamiento para lograr que sus advertencias se hagan realidad?
El trillado dicho “la realidad supera la ficción”, se hace cada vez más cotidiano en el contexto global. Y si no es así, que alguien piense si se imaginó alguna vez que en la autodenominada democracia más grande del mundo veríamos a un Congreso atacado por enmascarados que buscaban a los gritos al vicepresidente para colgarlo, matando en su camino a oficiales que protegían como podían las puertas del edificio.
"Miente, miente que algo quedará", esa parece ser la política de campaña -y lo fue durante su gobierno- del actual precandidato republicano a la presidencia.
En la contienda anterior, el presidente Biden logró destacar con éxito los valores democráticos de su país y sumar así las voluntades que precisaba para terminar con la posibilidad de una reelección de Donald Trump. Pero los años del actual mandatario y los errores de su administración podrían no darle el apoyo que necesita para otro mandato. Si Biden no lo logra, tal vez se evite el baño de sangre que promete Trump en caso de perder. Lo que estará por verse es si sus sueños de convertirse en dictador finalmente se hacen realidad.
Video. Trump:“Si no soy elegido, habrá un baño de sangre en los EE. UU.”
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