La guerra en Ucrania evoluciona hacia un conflicto global con la participación activa de más países y el cruce de límites estratégicos, mientras Rusia advierte sobre el riesgo de una guerra directa con Occidente. La posibilidad de un enfrentamiento nuclear se convierte en una inquietante realidad.
La semana pasada hablábamos sobre esta realidad global que coloca al mundo al borde de un precipicio, sobre la naturalización de los acontecimientos que día a día vemos en distintos puntos del planeta. Uno de los eventos sin duda más significativos para el mundo es la guerra en Ucrania que, en realidad, deberíamos llamar la guerra de Europa.
Incluso si analizamos unos minutos lo que está sucediendo -como lo vengo compartiendo con ustedes desde que comenzó el conflicto- vemos cómo el conflicto fue tomando distintos caminos y se fue profundizando la crisis. Esto que denomino una nueva guerra mundial involucra a cada vez más países en el aspecto militar. A medida que pasa el tiempo, cada vez más actores participan en la guerra.
Es un conflicto que fue corriendo los límites, generando situaciones que hace no mucho tiempo parecían difíciles de imaginar. Dependiendo de cuánto tiempo atrás nos remontemos en el calendario, hubo un tiempo cercano en que era impensada una invasión a un país europeo, algo que no sucedía desde la Segunda Guerra Mundial. Y sin embargo ocurrió. Y luego llegó la decisión de la OTAN de involucrarse cada vez más directamente en la guerra, enviando todo tipo de armas a Ucrania para que pudiera defenderse de la invasión masiva por parte de Moscú.
A eso se sumaron las declaraciones cada vez más directas de los distintos actores políticos y militares sobre la necesidad de derrotar a Rusia. Nada se ocultaba, la guerra se daba a nivel militar, pero también en las declaraciones. La diplomacia había sido dejada de lado y los discursos incluso comenzaron a ir más lejos que las armas.
Pero por momentos esas palabras eran alcanzadas finalmente por las acciones militares. Por solo dar un ejemplo, si en un momento del conflicto era impensado pensar que Ucrania pudiera llegar a tener aviones F-16, las continuas conversaciones sobre el tema se hicieron realidad. Hoy esos aviones están surcando los cielos ucranianos y atacan a los rusos dentro de Ucrania.
Las líneas rojas planteadas entre los históricos enemigos, Rusia y Estados Unidos, fueron violándose. Putin, con la segunda invasión de Ucrania, y previamente Occidente avanzando políticamente en un país que el Kremlin advertía debía seguir bajo su influencia.
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Mirando el pasado desde la actualidad, lo que tanto se dijo que no iba a suceder, ocurrió. Finalmente, Putin tomó una de las decisiones más drásticas e impensadas. Luego de la ocupación de 2014, hace dos años y medio, invadió Ucrania con el propósito de ocupar Kiev en pocos días.
Esto no ocurrió por la ayuda previa y posterior de la OTAN, pero ese no es el punto que quiero compartir con ustedes, sino lo que constantemente en este conflicto viene ocurriendo. Lo que se dice que es imposible que se dé, finalmente termina ocurriendo.
Varios fueron los puntos establecidos como momentos de cambio en la guerra. Situaciones que se creían imposibles de suceder y ahí están a la vista. Hace pocas semanas Rusia fue invadida por parte de Ucrania. Ningún país incursionaba en su territorio desde 1941 y sin embargo hoy es una realidad.
Pero por estas horas, un nuevo punto de inflexión está marcando la agenda de esta guerra europea y mundial, una decisión que elevó el alerta y los temores de acercarnos cada vez más a situaciones desconocidas, incluso en cualquier conflicto que hasta el momento se hubiera llevado a cabo a nivel mundial.
En todo concepto, los estrategas y especialistas militares aseguran que Rusia sobrepasa a Ucrania en una proporción de 5 a 1, desde soldados para el combate hasta muchas de las armas que están siendo utilizadas.
Es por esto que los aliados de Ucrania fueron avanzando cada vez más y cruzaron esas líneas rojas que el Kremlin fue trazando en el pasado.
En esta oportunidad, se trata de los misiles de largo alcance Storm Shadow británicos y los ATACMS estadounidenses. Hoy Ucrania los tiene en su poder y los está utilizando, como el resto de su armamento, para atacar a los rusos en su propio territorio. Desde hace meses, el presidente ucraniano Zelensky viene pidiendo, ante el avance ruso y para terminar la guerra, la necesidad de golpear la retaguardia rusa en su propio territorio, es decir, atacar Rusia con las armas más sofisticadas que la OTAN le ha entregado hasta el momento.
Hasta ahora, el temor de Washington, más que el de sus socios británicos, de desestabilizar el conflicto y cruzar una línea que conduzca a una profundización de la guerra como no se ha visto hasta el momento, llevó al presidente Biden a negarse a dar luz verde para usar misiles de largo alcance dentro de Rusia. Sin embargo, en esta guerra cambiante y cada vez más global, una vez que en territorio ruso entraron los misiles iraníes, la OTAN decidió barajar y dar de nuevo.
La cumbre que realizaron el primer ministro británico junto a Biden lo llevó a debatir el tema. Pero lo que en Occidente se dice es una cumbre para considerar la actual situación, para Rusia, ya es una decisión tomada.
Moscú estima que esos misiles de largo alcance buscarán impactar en su territorio, seguramente de una manera mucho más decisiva que los drones ucranianos impactando en edificios a las afueras de la capital.
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Esto llevó al presidente ruso, Vladimir Putin, a realizar la advertencia más clara y peligrosa desde que comenzó la guerra. Putin advirtió que si Occidente -y se refiere a Europa y los Estados Unidos, la OTAN- permite que esos misiles impacten en su territorio, entonces estará en guerra contra Rusia.
Es decir, Rusia ya está hablando de una guerra directa. ¿Es la primera vez que se advierte de esta situación? Sí y no. Entonces debemos preguntarnos a qué panorama nos estamos enfrentando.
Podríamos recordar alguna declaración hecha por el mandatario ruso en el pasado para poder poner bordes a lo hipotético y lo que aún no sucedió. Por ejemplo, Putin sostiene que si eso llegara a suceder, Rusia se vería obligada a darle armas a países enemigos de Occidente para que ellos también los ataquen.
Al mismo tiempo, se conoció que Rusia modificó su doctrina de defensa nuclear. Se dejó en claro que el país había cambiado la hipótesis de conflicto y la posibilidad de usar bombas y misiles atómicos. Hasta ahora, Moscú había advertido que su país solo utilizaría estas armas si el país era atacado con armas atómicas o si la seguridad de Rusia estaba en peligro. Esto último es algo para interpretar, ya que deberíamos preguntarnos de qué habla Putin cuando dice esto. ¿Está hablando de la seguridad territorial de Rusia o de su poder personal?
Más allá de eso, lo que aún no está claro es en qué consiste este nuevo cambio de doctrina nuclear de defensa. Por lo que, ante una nueva línea roja que pudiera cruzarse para Rusia, deberíamos preguntarnos si esto podría dar luz verde a Putin para desencadenar algo que no se vio en la guerra hasta el momento. Estoy hablando de la utilización de algún tipo de arma nuclear.
Por estas horas, algunos analistas aseguran que Putin está utilizando estas afirmaciones para retrasar los movimientos, especialmente de Biden, por el temor del presidente estadounidense de una reacción que pudiera incluso generar una escalada que llevara a una situación que se saliese de control.
Ya vimos en estos días que el nuevo primer ministro británico parece no temer a la "retórica" rusa, ya que afirmó, ante la amenaza del Kremlin, que fue Putin quien comenzó la guerra y es él mismo quien puede decidir terminarla. Esta falta de temor a las amenazas de Putin llevó a algunos analistas a pensar igual que el premier británico, pero ¿y si se equivocan?
Años antes de la gran invasión rusa de 2022, muchos decían que un escenario de esas características era imposible y acá estamos hablando cada vez con más fluidez de la posibilidad de la utilización de armas nucleares. Una idea que no fue puesta en escena por los analistas, sino por aquellos que tienen el poder de lanzar esas armas.
Quedó a la vista que en la “nueva normalidad”, no es conveniente naturalizar el peligro como una simple amenaza que no pasará a mayores. La guerra está involucrando a cada vez más naciones, las más poderosas del planeta en todas las latitudes, y a situaciones cada vez más oscuras desde el punto de vista del poder de fuego.
Putin volvió a advertir con la posibilidad de que suceda lo que muchos creen que no ocurrirá. Como siempre, comparto refranes a la hora de buscar una reflexión. Dicen que “perro que ladra no muerde”. ¿Esto es verdad? ¿Estamos tan seguros?
Como en toda guerra, el apostar es parte del conflicto. A esta altura, parecería que seguimos corriendo al borde del precipicio, excepto que en esta oportunidad parece que lo hacemos cada vez más cerca del borde y con los ojos vendados.
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