Guerra y espionaje: Ucrania detuvo a un espía que informó sobre el ataque en el que murió la escritora Victoria Amelina

Ataque ruso contra pizzería en Ucrania. Foto: Reuters.

La guerra entre Rusia y Ucrania no solo se desarrolla en los frentes por los que avanzan y retroceden las fuerzas armadas. También se lleva a cabo en otros ámbitos, en donde la información es otra pieza clave.

Desde que los bandos en lucha se lanzaron a sendas contraofensivas que mostraron resultados dispares, el cruce de datos y el accionar de los espías también ha sido fundamental.

Para Rusia y para Ucrania, los serios inconvenientes para el éxito de sus misiones militares no han demorado en llegar como directa consecuencia del espionaje.

Así las cosas, este lunes el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) ha informado sobre la detención de un segundo ciudadano ucraniano por pasar información a los servicios secretos rusos sobre el ataque con misil contra una pizzería de Kramatorsk en el que murieron, el pasado 27 de junio, 13 personas.

El ataque provocó una conmoción general, en especial en América Latina por la presencia de tres personalidades colombianas en el restaurante en el momento del impacto del misil.

De acuerdo a lo informado por el SBU, el detenido es un vecino de la zona al que el FSB ruso encargó obtener información sobre el número de muertos en el ataque y establecer si había militares entre las víctimas. El sospechoso también habría recabado inteligencia sobre la localización y los movimientos de las tropas ucranianas en la ciudad de Kramatorsk, en la provincia oriental de Donetsk y situada cerca del frente.

Victoria Amelina, la periodista fallecida en el ataque. Foto: EFE.

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Un ataque impensado

La tarde del 27 de junio, un ataque ruso con un misil Iskander mató a 13 personas en la pizzería Ria del centro de Kramatorsk. Una de las personas que murieron fue la escritora ucraniana de 37 años Victoria Amelina, que en el momento del ataque cenaba con una delegación colombiana a la que había guiado en su visita al frente.

De la delegación colombiana formaban parte la periodista Catalina Gómez, el escritor Héctor Abad y el antiguo alto comisionado colombiano para la paz Sergio Jaramillo, que salieron prácticamente ilesos del ataque.

Días después de la matanza, el SBU detuvo a un residente en la zona por enviar al FSB ruso información sobre la afluencia de clientes en la pizzería en los momentos previos al ataque.