Alberto Fernández y Axel Kicillof, AGENCIA NA
“Hemos escuchado lo que la gente nos dijo en las urnas”, lanzó, una vez más, Alberto Fernández ante una platea propia que se movilizó para acompañarlo en José C. Paz, tierra de Mario Ishii especialista en armar actos multitudinarios como el que se llevó a cabo este miércoles.
El Conurbano bonaerense aparece como la clave para dar vuelta el resultado de las PASO si se mira los niveles de ausentismo. Sobre ese posible votante irá con todas las herramientas posibles el oficialismo. Los militantes y el clásico folklore peronista del Gran Buenos Aires no le aportan votos nuevos al Frente de Todos pero les sirve para darse un baño popular y buscar impulso para lo que viene. Lo sucedido en el territorio paceño es el corolario de las horas previas. Paradojas del destino. La convocatoria fue para inaugurar el edifico de la facultad de medicina, justo cuando los cuestionamientos a Kicillof habían trepado al niveles astronómicos por aquello de “mucha teoría y claustros universitarios, pero poca calle”.
Los títulos de dos notas que precedieron a las elecciones primarias en este mismo espacio permiten entender la desembocadura de la crisis política en el oficialismo que esperan aplacar de aquí a noviembre lo más rápido posible. El primero de ellos fue: “A quienes no debe traicionar Alberto Fernández? La referencia era a los intendentes del Gran Buenos Aires y se explicaba por aquella frase donde el Jefe de Estado aseguraba que no lo haría con Máximo Kirchner, Cristina Kirchner y Sergio Massa.
A la luz de los resultados en las Primarias, la mayoría de los jefes comunales consiguieron más votos para sus listas locales que las del orden nacional. Como sostiene en su nota el colega Alberto Valdez, hubo alcaldes que, alertados del enojo con el gobierno, no fueron a buscar a muchos para que no le voten en contra. El humor social es clave para el resultado de una elección, pero también lo es el humor de los intendentes. Ningunearlos nunca fue una buena opción.
Eso ya lo debe haber aprendido a los golpes de votos Axel Kicillof. Su relación con ellos no empezó de la mejor manera. Es más, memoriosos recuerdan una reunión a finales del 2019 en José C. Paz donde la tensión escaló muy fuerte cuando el flamante gobernador les dijo en la cara que no serían parte importante de su gobierno. Incluso la interpretación de las palabras fueron más crueles. “Nos trató a todos de chorros”, le escribió un intendente a otro mientras se retiraban del encuentro. Los casi dos primeros años de gestión estuvieron signados por ese clima. Ahora, asumieron dos alcaldes del conurbano bonaerense en sitios clave con una fuerte impronta de Máximo Kirchner en la determinación de los nombres, ordenado por Cristina Kirchner al mismo gobernador.
La llegada de Martín Insaurralde, a la jefatura de Gabinete y de Leonardo Nardini al Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos permiten varias lecturas, pero una certeza: es el cambio de un sistema de gobierno. La intervención. El jefe político de Lomas de Zamora hace rato había dejado de ser sólo eso. Su influencia va más allá de su distrito y alcanza a otros jefes comunales como así también al ámbito empresarial. Fue el artífice de la llegada de Máximo Kirchner a la presidencia del PJ Bonaerense y su sociedad política con el diputado le permitió quedarse con el manejo de la Cámara de Diputados bonaerense vía Federico Otermín y del Instituto de Lotería con Omar Galdurralde, su hombre para pelear Lanús, el único distrito en manos de Juntos en la Tercera Sección electoral. Ahora, en lugar de Carlos Bianco, Insaurralde se proyectará con más ahínco sobre la política provincial. Su arribo ya genera miradas diversas. ¿Qué opinará Sergio Berni? El minisitro de Seguridad, que saludó el arribo de Aníbal Fernández a la cartera nacional, aún tiene dudas sobre el rol de ciertos intendentes en la rebelión policial del 2020. Habladurías de pasillo en la gobernación. El tiempo dirá.
La decisión de incorporar a Leonardo Nardini también obedece a la influencia de Máximo Kirchner pero en este caso hay que sumar a Sergio Massa. La relación del joven alcalde es muy buena con ambos, a punto tal que el ordenamiento de las candidaturas en la primera sección electoral se terminaban de definir en Malvinas Argentinas. Con una señal previa de la fortaleza política del distrito en la candidatura en primer lugar de Luis Vivona para renovar como senador provincial. El nuevo gabinete de Kicillof incorpora a un representante por cada una de las secciones electorales donde se define la elección. Pero no sólo eso.
Es la consumación que en la experiencia gubernamental más pura de Cristina Kirchner como es la provincia de Buenos Aires, no alcanzaba con barrer el poder territorial de los jefes comunales quienes se han formado en una lógica de la que Kicillof y los suyos nunca entendieron o quisieron entender.
Todos estos movimientos políticos y la “intervención” sobre los gobiernos nacional y provincial responde aquel otro título que hoy cobra relevancia y explica por qué, el domingo 12 de septiembre “cueste lo cueste” el oficialismo tenía que ganar. No pasó. Y se abrió caja de pandora.
¿Dónde están los votos?
La pregunta recurrente es si el resultado se explica más por el ausentismo o por un corrimiento de votos de una fuerza política a otra. Un trabajo muy interesante de la consultora Inteligencia Analítica, que previó de manera exacta el resultado de las PASO, arriba a conclusiones muy interesantes sobre la transferencia de los votos. Allí se concluye que de los votos obtenidos por Juntos por el Cambio en las PASO del 2019, solo el 6,8% migraron al ausentismo en estas primarias, mientras que el 23% de los votos del Frente de Todos en 2019, mutaron al ausentismo y un 10% se fue a Juntos por el Cambio. Más adelante, el trabajo hecho con la metodología de inferencia ecológica que describe distintas estrategias de estimación de cambio de preferencias individuales, arroja que en el Gran Buenos Aires la transferencia locales de votos desde los votantes del Frente de Todos en el 2019 a Juntos por el Cambio en 2021 se ubica en las zonas de clase media y alta ubicadas en los centros urbanos y principales corredores de urbanización y transporte. Y entre las muchas otras aseveraciones que hace el trabajo se destaca el caso de las transferencias hacia el ausentismo se verifica en zonas de clase media baja y baja con fuerte concentración en asentamientos precarios.
De allí que en el oficialismo estén convencidos que algo falló en ir a buscar ese votante y puede convencerlo de hacerlo en esta oportunidad. Quizá aún no haya hecho una lectura acabada del comportamiento electoral. Si por ahora, la única solución es poner plata en los bolsillos, se encuentre con el mismo resultado de aquel padre que busca con dinero tapar su propia ausencia para con sus hijos, creyendo que con esa acción soluciona el problema. De ser así, el resultado está cantado.
*Por Sebastián Dumont
Periodista de Canal 26