Día de la Mujer y ecofeminismo: qué tienen en común el activismo de género y el ambiental

Berta Cáceres, Yolanda Díaz, Greta Thunberg y mujeres trabajadoras de la tierra. Por: Tobías Paura

Los impactos de la triple crisis ambiental (cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación) son globales pero no afectan a todos por igual. Según datos de Naciones Unidas, las mujeres y niñas tienen 14 veces más probabilidades de morir ante eventos extremos que los hombres, principalmente a causa del acceso limitado a la información, la movilidad, la toma de decisiones y los recursos. Y se calcula que 4 de cada 5 personas desplazadas por el cambio climático son mujeres y niñas.

Según el informe de la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura), “las mujeres alimentan al mundo”, ellas son responsables de la mitad de la producción global de alimentos y representan el 43% de la mano de obra agrícola en los países en desarrollo. Por lo tanto, son las más afectadas a la hora de las sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos que determinan la pérdida de cosechas.

Cafetaleros del sur de México pierden hasta el 30 % de sus cosechas por crisis climática. Foto: EFE

En el ámbito urbano, especialmente en países de América latina, las mujeres son mayoría en el sector del reciclado, y llevan adelante su trabajo en condiciones de precariedad e insalubridad. Según la organización WIEGO, dedicada a empoderar a mujeres que trabajan en la informalidad, cerca de un 55% de las cooperativas de recicladores urbanos en la región están conformadas por mujeres.

Como contracara, ellas son las mayores impulsoras de soluciones climáticas como productoras de alimentos, recicladoras, consumidoras, administradoras de sus hogares, activistas, líderes, educadoras y empresarias.

Para la abogada Cristina Maiztegui, co-fundadora de la Red Argentina de Mujeres en Diálogo Ambiental, “los problemas del ambiente son transversales, por lo que la mirada del ecofeminismo puede aportar muchas herramientas conceptuales y metodológicas para comprenderlos. El diálogo -un sesgo de género- entre los sectores productivos y ambientalistas es una de esas herramientas”.

Activistas de Greenpeace participan en una protesta contra el uso de pesticida. EFE.

En el mundo, activistas como la joven sueca Greta Thumberg, fundadora del movimiento “Fridays for Future”, la luchadora indígena Nemonte Nemquino, que lideró la defensa del Amazonas ecuatoriano frente a la industria petrolera, o la hondureña Berta Cáceres, fundadora del Consejo de Pueblos Indígenas de su país (COPINH) y asesinada en 2016, son símbolos de una lucha que conjuga el activismo de género con la ecología.

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Luchadoras ambientales argentinas

En Argentina también hay una larga historia de luchas femeninas en defensa de los territorios. Una de las iniciadoras fue Yolanda Ortiz (1926 - 2019), en cuyo homenaje se sancionó en 2020 la Ley Yolanda que establece que todos los empleados y empleadas públicos deben recibir una capacitación en materia ambiental.

Esta doctora en Química, nacida en 1926 en Tucumán y fallecida en 2019 en Buenos Aires, fue la primera secretaria de Recursos Naturales y Ambiente Humano de Argentina, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, en 1973. A lo largo de su vida, Yolanda fue una activa defensora de los derechos de la naturaleza y las personas. Trabajó con una mirada holística, entendiendo que solo es posible comprender los temas ambientales a partir de la interacción entre sociedad y naturaleza. En ese sentido proponía transitar del egociudadano al ecociudadano.

Yolanda Ortiz, activista climática argentina. Foto: Argentina.gob.ar

A partir de los años 90, fueron mayormente mujeres quienes lideraron las asambleas de Nonogasta, en La Rioja, contra la contaminación provocada por las curtiembres.

En la provincia de Córdoba, las Madres de Ituzaingó fueron las primeras que se animaron a denunciar, a comienzos de los 2000, el impacto de los agrotóxicos en la salud y el ambiente.

En 2008, la psicóloga social Beatriz Mendoza quien tras años de reclamos, obtuvo un fallo histórico de la Corte Suprema que obliga al Estado Nacional, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires a sanear la cuenca Matanza-Riachuelo y a dar respuesta a una situación socioambiental que afecta a más de cinco millones de personas. Ella misma estuvo expuesta durante años a la contaminación del Polo Petroquímico, lo que derivó en problemas de salud crónicos.

Riachuelo. Foto: NA.

Mabel Bastías, en el partido de Pilar, provincia de Buenos Aires, tras el shock por el diagnóstico de leucemia de su hijo Nahuel, de tres años, comenzó en los ‘90 una investigación que reveló que en su barrio, en un radio de 100 metros alrededor de un transformador de media tensión, había más de 500 personas con diferentes tipos de cáncer. La mayoría eran niños y niñas. El hijo de Mabel falleció, pero su lucha desencadenó la prohibición en todo el territorio nacional, en 2001, del peligroso contaminante PCB (bifenilo policlorado) empleado en los transformadores eléctricos.

Los movimientos feministas y por la diversidad de género, sumados a los ambientales, aportan una cuota de esperanza de que el mundo puede mejorar

La lista podría seguir y sería casi interminable. Esta enumeración, parcial e incompleta, solo muestra que las mujeres están allí donde hay que defender la vida.