La guerra desarrollada en territorio ucraniano trajo consigo catástrofes ambientales que siguen agravándose en medio de las hostilidades y tardarán décadas en revertirse.
Por Canal26
Sábado 24 de Febrero de 2024 - 16:55
Durante los dos años de duración que lleva la guerra rusa contra Ucrania, se provocaron en el país una larga lista de desastres naturales, como el vertido de sustancias tóxicas a ríos y mares, la muerte de miles de animales y la destrucción de grandes superficies de bosques, que siguen agravándose en medio de las hostilidades y tardarán décadas en revertirse.
El peor "crimen ecológico" causado por la invasión de Rusia tuvo lugar en junio de 2023, con la destrucción de la presa de Kajovka, una infraestructura situada en la orilla oriental del Dniéper, clave para regular el flujo y garantizar la irrigación de los terrenos de buena parte del sur ucraniano.
En ese contexto, la explosión que voló por los aires la infraestructura secó parcialmente decenas de miles de hectáreas de bosque en la región sureña de Jersón.
El Ministerio para el Medio Ambiente de Ucrania que debido a la destrucción de la presa, que formaba parte de una central hidroeléctrica en la ciudad de Nueva Kajovka, se vertieron al Dniéper unas 150 toneladas de aceite de motor que hoy contaminan el tramo final del río y también el mar Negro, en el que desemboca.
Además, se calcula que miles de animales murieron por las inundaciones o la toxicidad de los vertidos. Entre ellos, se encuentran centenares de delfines que fueron vistos flotando en el mar Negro después de la destrucción de la presa.
Paradójicamente, la situación podría traer consigo vegetación sobre el terreno que ocupaba la presa. Así lo explicó Anna Kuzemko, del Grupo Ucraniano para la Conservación de la Naturaleza, quien aseguró que "se está formando allí un bosque joven de sauces" del mismo tipo "del que existía antes de la construcción de la presa".
"Según información obtenida con sensores remotos, cubre actualmente cerca del 43 % del antiguo reservorio", explicó la especialista en diálogo con EFE, y agregó que "el tiempo dirá si continúan desarrollándose, mueren por causas naturales o son inundados por las aguas de una nueva presa".
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Por otro lado, infraestructuras estratégicas para la economía, como la fábrica de acero de Azovstal de Mariúpol, en la región oriental de Donetsk, fueron un objetivo prioritario para Rusia en esta guerra.
Las fuerzas rusas llevaron a cabo un fuerte asedio contra Azovstal entre marzo y mayo de 2022, durante el cual atacaron la planta en la que se atrincheraban las tropas ucranianas con todo tipo de armamento.
De esta manera y según informó el Ukraine Accountability Project en un estudio sobre los efectos de la invasión sobre el medio ambiente, la destrucción de los depósitos de almacenamiento y tratamiento de sustancias químicas y aguas residuales provocaron vertidos tóxicos a los ríos de la zona y a la costa del mar de Azov que baña Mariúpol.
Una situación similar tuvo lugar en la planta química Azot de Severodonetsk, en el este de Ucrania, la cual fue bombardeada por las tropas rusas entre mayo y junio de 2022, con el fin de expulsar a las tropas ucranianas de su último refugio en la región oriental de Lugansk.
Azot depuraba las aguas de la ciudad y producía fertilizantes para agricultura, por lo que la destrucción de sus infraestructuras hizo que parte de las sustancias químicas utilizadas en el proceso se derramaran en los alrededores.
Por otro lado, los bombardeos contra depósitos de combustible y lubricantes son otra de las preocupaciones de los expertos, debido a las graves consecuencias que los incendios y derrames tienen sobre el medio ambiente.
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En Jersón, hay dos parques naturales que se vieron gravemente afectados por la guerra provocada por Rusia. Uno de ellos está situado a poco más de cuarenta kilómetros al norte de la anteriormente mencionada presa de Kajovka. Se trata del parque nacional de Kamianska Sich, el cual se extiende a lo largo de la orilla oriental del Dniéper, recuperada por Ucrania en otoño de 2022 después de meses de ocupación rusa.
Según expertos del Grupo Ucraniano para la Conservación de la Naturaleza que lo examinaron, las tropas rusas dejaron atrás una densa concentración de minas explosivas, las cuales ponen en riesgo a los animales del parque. También cortaron numerosos árboles, construyeron fortificaciones y ensuciaron el paraje con basura, combustible y otras sustancias contaminantes.
En tanto, la reserva de Askania Nova queda en la orilla este del Dniéper, y sigue, por tanto, bajo ocupación rusa. Allí, "los ocupantes queman tierras protegidas, eliminan a animales en peligro de extinción y destruyen flora única", dijo a EFE Oleksandr Tolokonnikov, jefe adjunto de la Administración Militar ucraniana de la región de Jersón.
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