La coyuntura económica argentina plantea un escenario extraño: ¿cobra valor el dólar o en realidad es que el que se deprecia dramáticamente es el peso que no ofrece inversiones potables?
Por Canal26
Miércoles 27 de Marzo de 2019 - 09:32
La situación que se da en la economía argentina no permite hablar de estampida del dólar o incluso de corrida cambiaria, ya que, según especialistas económicos, no se dan los requisitos para identificar la situación de esta manera.
No se trata tampoco a una voracidad de los fondos de inversión del exterior que hicieron carry trade con los plazos fijos y ahora vuelven a dólares. Esos fondos hace tiempo que se fueron de la plaza argentina.
El verdadero problema que marca la complicada coyuntura económica del país está representada por una simple pregunta: ¿qué hacer con los pesos, cómo y dónde invertirlos?
Y otra pregunta: ¿hay en qué invertirlos?
Los bonos en dólares –que se compran también en pesos– están operando a la baja, el plazo fijo rinde menos que la inflación y la gente ya no los renueva, mientras que las acciones están atadas a los malos balances que genera la política monetaria con sus elevadas tasas y el horizonte político es confuso, marcado por la incertidumbre.
No se puede hablar de corrida cambiaria dado fundamentalmente que los depósitos en dólares se acercan a su máximo histórico del siglo XXI con USD30.000 millones, y dado que nadie retira los dólares del banco. Es más, para muchos es un alivio porque se ahorran pagar cajas de seguridad. Los plazos fijos en pesos dejaron de crecer, pero no tuvieron una caída notable. El sistema financiero está bien y los inversores confían.
Lo que está viviendo el mercado es una ausencia de vendedores de dólares que no ven inversiones potables en pesos argentinos.
Con este marco, venden dólares cuando deben hacer pagos inevitables y algo parecido se da con las liquidaciones del sector agropecuario, ofrecen los dólares necesarios para no tener que acudir al crédito bancario. No invierten en maquinarias porque ese dinero lo necesitan para la siembra y saben que el apoyo de los bancos es inviable para una actividad que está aplastada por impuestos y retenciones.
Por eso cuando el Banco Central sube la tasa de interés, alienta a que los dólares desaparezcan del mercado y se encarezcan. La Argentina se ha convertido en el más sorprendente laboratorio para las teorías económicas. La suba de tasas solo alcanzó uno de los objetivos. Según los libros de economía deberían detener el consumo, provocar una baja de precios y del dólar, porque la moneda local buscaría ir a los bancos tras la elevada renta de esas tasas. Pero lo único que logró el ajuste monetario fue la recesión y no pudo bajar la inflación ni el tipo de cambio. Por supuesto, no hay que descartar al año electoral como el peor enemigo de los inversores y el que más riesgo ocasiona.
Por eso, en este nivel las tasas pasaron a ser parte de los elevados costos. El Estado en la Argentina no puede hablar de empresas privadas ineficientes. Es el Estado mismo el ineficiente que no ha hecho el ajuste sobre el sector público y no tuvo más remedio que arrasar con el sector privado sin discriminar a eficientes de ineficientes.
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