En Wall Street dudan sobre capacidad de pago de la Argentina

Funcionarios del Gobierno argentino que fueron a Nueva York durante dos días con el objetivo de calmar y darles confianza a los inversores con bonos argentinos y darles garantías sobre la capacidad de repago de la deuda, se llevaron una desagradable sorpresa y advirtieron finalmente que la tarea demandará mucho tiempo y paciencia. Si es que la llegan a concretar.

El duro golpe que experimentaron quienes apostaron por riesgo argentino fue enorme en 2018. Las pérdidas acumuladas van del 20% al 35%, según sean bonos de corto o largo plazo. En algunas emisiones hechas recientemente por varias provincias argentinas no se puede calcular cuánto fue lo perdido: los títulos no
se pueden colocar en el mercado secundario porque no hay compradores a la vista. Así las cosas, no tienen precio.

Para llegar a esta complicada situación hay que tener presente que el riesgo país se duplicó en lo que va del año, pasando de 350 puntos a principios de año a casi 700 puntos en las últimas jornadas. Y cualquier rebote de la deuda local es aprovechado por muchos inversores como oportunidad de salida. Son pocos los dispuestos a comprar, aún cuando bonos de corto o mediano plazo rinden casi 8% anual en dólares y los más largos ya cerca del 10%.

Los enviados del Gobierno de Macri a Wall Street han sido el secretario de Finanzas, Santiago Bausili, el vicepresidente del Central, Gustavo Cañonero, y uno de los hombres fuertes de la jefatura de Gabinete, Mario Quintana. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reconoció que es un tema que también inquieta y preocupa sobre manera al Gabinete del presidente argentino. "Tenemos que procurar que la obra pública no se vea afectada", reconoció el Ministro Dujovne.

Pero -como sea-la desconfianza hacia la Argentina no da tregua y a los diferentes inversores no les termina de convencer que el FMI sea el último y en realidad el único prestamista que tiene la Argentina.

Además se percibe un contexto negativo para confiar en una recuperación del riesgo país o un salto de los bonos que le permita al país volver a acceder a los mercados de deuda. Turquía seguirá a los tumbos, habrá nuevos aumentos de tasas en Estados Unidos y las elecciones en Brasil dentro de sesenta días le agregará mucha más volatilidad a la deuda emergente. Y después de eso ya habrá que empezar a concentrarse en las inciertas elecciones presidenciales del año que viene.