Generalmente, los impuestos poco convencionales tienen objetivos específicos, como incentivar ciertos comportamientos, recaudar fondos para necesidades particulares o gestionar recursos de manera más eficiente.
Por Canal26
Domingo 23 de Junio de 2024 - 11:29
El pago de impuestos no le agrada a nadie, ya sea porque reduce la cantidad de dinero con la que se dispone o porque muchas veces las personas no ven su aporte reflejado en forma de servicios públicos, infraestructura o programas sociales.
Sin embargo, en algunos países, la situación a la que se enfrentan los ciudadanos es aún más controversial, dado que llegan a pagar tributos por actividades extrañas.
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Si bien los impuestos inusuales no son algo nuevo (durante el siglo XVIII, en Rusia se implementó un impuesto sobre las barbas que obligaba a pagar a los hombres que la llevaban larga, en un intento por modernizar el aspecto de la sociedad rusa según los estándares europeos de la época), hay algunos gravámenes que llaman realmente la atención.
En el estado de Maine, Estados Unidos, existe un impuesto peculiar conocido como el "impuesto sobre los arándanos" que está específicamente dirigido a los productores de estos frutos y se implementa como una cuota de marketing obligatoria.
Este impuesto tiene como objetivo principal financiar actividades de promoción y marketing para la industria de los arándanos. Esto incluye la publicidad, investigación y otras actividades destinadas a promover la venta y consumo de arándanos cultivados en Maine.
Aunque puede parecer un impuesto adicional para los productores, muchos lo ven como una inversión en la promoción de su producto y en el fortalecimiento de la industria de los arándanos en Maine. La promoción efectiva puede aumentar la demanda y los precios, beneficiando a los productores a largo plazo.
Se trata de un impuesto surcoreano aplicado desde 2017 que recortó drásticamente las exenciones fiscales para las inversiones en robótica, con el objetivo de frenar la pérdida de empleos causada por los robots en las industrias. Estas pérdidas de empleo no solo son perjudiciales para los trabajadores y sus familias, sino también para el gobierno en su conjunto, al reducir los ingresos fiscales porque, por supuesto, los robots no pagan impuestos.
Esto se relaciona directamente con las preocupaciones sobre el impacto de la automatización y la inteligencia artificial en el empleo. Corea del Sur es un país altamente industrializado con una economía impulsada por la tecnología, por lo que las implicaciones de la automatización son significativas para su fuerza laboral.
Incluso, además de las exenciones fiscales, varios legisladores y expertos sugirieron la idea de un impuesto sobre los robots como medida para mitigar el impacto negativo en el empleo humano.
Sin embargo, la idea de un impuesto sobre los robots también enfrenta críticas. Algunos argumentan que podría desincentivar la inversión en tecnología avanzada, frenando el progreso económico y la competitividad de las empresas surcoreanas.
La tasa por descarga de inodoro es un impuesto del estado estadounidense de Maryland que grava el número de veces que los residentes tiran de la cadena.
El dinero recaudado se destina a restaurar la bahía de Chesapeake, muy afectada por el aumento de algas que viven del fósforo y el nitrógeno. Implantada en 2004, empezó costando 30 dólares, antes de duplicarse en 2012.
El gravamen sueco sobre los nombres de bebé cobra los nombres extravagantes, especialmente los más difíciles de pronunciar. Se trata de un impuesto caro por el que los padres pueden verse obligados a desembolsar unos 770 dólares como consecuencia por este tipo de nombres.
Algunos nombres, como "Alá" e "Ikea", están totalmente prohibidos, mientras que otros ligeramente inusuales, como "Lego" y "Google", siguen aceptándose.
Los nombres de los niños suecos deben ser aprobados por la agencia tributaria del país antes de que el niño cumpla cinco años. Esto, igualmente, no es tan inusual ya que Japón y Francia prohíben los nombres vergonzosos o humillantes, mientras que Nueva Zelanda prohíbe el uso de cualquier título oficial como nombre.
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