Este 14 de febrero se celebra el "Día Internacional de los Enamorados" y surge un eterno misterio en el romance para la ciencia: ¿nos enamoramos de lo que generamos en el otro? Conocé la respuesta.
Según la Asociación Americana de Psicología, el amor se trata de una emoción compleja que involucra fuertes sentimientos de afecto, ternura y sensaciones placenteras ante la presencia de una persona. ¿Es una construcción social o el cuerpo lo entiende a la perfección?
Cuando dos universos chocan por primera vez, se produce una reacción extraña en el cuerpo humano y se evidencian emociones nunca antes experimentadas. Se trata de lo que comúnmente llamamos amor. Si bien es fácil ponerlo en palabras, sus consecuencias físicas y emocionales son aún motivo de estudio. ¿Qué señales podemos advertir sobre la llegada de Cupido?
Como cualquier proceso, el amor consta de distintas etapas. En primer lugar, está el enamoramiento que, según las palabras de Sol Buscio, psicóloga especialista en vínculos, se trata de un primer momento "donde nos encontramos obnubilados o con las famosas mariposas en la panza". Lo único que nos interesa en agradarle al otro.
No nos enamoramos del otro en sí, sino de "lo que nosotros somos y generamos en el otro". De esta manera, comienza a retroalimentarse el vínculo y se da inicio a eso que todos conocemos como amor.
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A diferencia de lo que se cree, tiene su origen en la infancia. "Todos venimos con una experiencia de base que generalmente tendemos a repetir y buscar en nuestra vida adulta", aseguró Buscio. Si una persona creció viendo modelos basados en el amor y respeto mutuo, es probable que tienda a buscar relaciones similares.
Pero no todo es culpa de nuestros padres. A lo largo de nuestra vida, experimentamos el enamoramiento en muchas oportunidades. "A medida que vamos teniendo esas experiencias, vamos moldeando nuestro estilo y nuestra forma, y la vamos trasladando a las personas que llegan a nuestras vidas", argumentó la psicóloga.
Gracias a este continuo aprendizaje "uno puede conocerse, cuestionarse, ver que cosas quiere repetir y cuáles no", explicó la especialista, siempre teniendo en cuenta que el amor consiste en la fusión de dos mundos totalmente diferentes.
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El enamoramiento es un proceso neurológico que tiene un comienzo y un final. "Las relaciones que se vuelven nocivas para el vínculo son esas que quedan en un permanente estado de enamoramiento", indicó Buscio. Aferrarse a ese "sentir" con toda la fuerza y no dar salida a esas "mariposas" que revolucionaban todo el estómago los primeros meses, es un grave error.
Porque es normal que después de unos meses llenos de color y alegría, comiencen los cuestionamientos. ¿Esta persona es para mí? ¿El otro va de la mano con mis propios deseos e intereses?
Muchas veces, el amor comienza a tener tintes oscuros. La otra persona pasa a ser el oxígeno que se necesita para vivir, o, mejor dicho, sobrevivir. Se pasa de la elección a la necesidad constante y ciertas emociones negativas comienzan a abrazar el vínculo, dejando solo pedazos de él.
"Necesitar del otro significa tener que dejarme a un lado para poder hacer lo que sea que haga, o soportar lo que sea para estar con el otro", amplió la psicóloga. La barrera de lo que está bien o mal comienza a desvanecerse y entran en escena ciertos elementos que no son propios del amor, como el maltrato, insulto y las faltas de respeto.
Sin embargo, en el mundo del "no amor", hay más desafíos emocionales que enfrentar. Ciertas personas se aferran a la otra de forma extrema e intentan reafirmar constantemente el amor del otro, experimentando, incluso, ansiedad cuando se distancian de su pareja. En estos casos, hablamos de apego ansioso.
También, está el extremo expuesto, el apego evitativo. "La persona tiende a alejarse y aislarse continuamente del otro", describió la especialista. Si los sentimientos quedan retenidos y las emociones no tienen una vía de escape, lo más probable es que la relación termine fracasando.
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Es inevitable no pensarlo, sucede que nos estamos sumergiendo en una experiencia totalmente nueva. Buscio sostuvo que "el primer desafío es poder gestionar esa ansiedad que se nos presenta".
Debemos estar preparados para surfear las distintas emociones que se nos interponen en el camino y "darle paso al paso", ya que para conocer realmente a una persona se necesita tiempo, experiencia, encuentros y conexión. Y agregó: "Cosas que nos hagan acercarnos al otro y conocerlo, siempre escuchándonos a nosotros mismos".
Para amar sanamente necesitamos "hacernos cargo de nuestra propia historia". Hay que retroceder en el tiempo, mirar hacia atrás, trabajar e identificar aquellos errores del pasado para evitar repetir patrones a futuro.
"Repetimos las cosas que no sanamos, que no tomamos consciencia y que no responsabilizamos. Por eso tenemos que escucharnos", recomendó Buscio.
Hay que estar realmente preparados y saltar sin miedo al mundo del amor. "Enamorarse es algo que nos pasa a todos y es algo muy lindo", concluyó la psicóloga, pero es solo un momento dentro de los muchos que debemos atravesar.
Y como dice el 'Principito', no hay que olvidar que "el amor es una construcción inteligente de dos personas sabias que deciden ser amigos, compañeros, cómplices, compinches y buenos amantes. Que a pesar de los problemas que nunca faltan, se eligen cada mañana para seguir caminando juntos por la vida".
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