Ezequiel Kesel.
Fuera de su discurso nacional y popular, el Presidente Alberto Fernández tiene un cierto gusto por los tratos con fundaciones extranjeras. Ante un gobierno sin plan, mejor que alguien más se haga cargo de organizar el país.
El 30 de noviembre de este año, el subsecretario de Coordinación Política del ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Ariel Martínez, se reunió con Neil Watkins y Ammand Bahalin, representantes de la fundación del magnate informático.
El objetivo de su acercamiento al gobierno sería “fortalecer las políticas de seguridad alimentaria y de nutrición” e “identificar áreas de trabajo en común, en materia de transferencia tecnológica y desarrollo sustentable”.
Ariel Martínez expresó cito: “los productores en todo el mundo enfrentan amenazas similares, como la adaptación al cambio climático, los riesgos sanitarios, la volatilidad de los precios, la falta de acceso a nuevas tecnologías, y la limitación de disponibilidad de datos para la toma de decisiones, lo que genera una mayor vulnerabilidad y, por ende, afecta su competitividad sistémica”.
Los representantes de la Fundación Gates buscan tener reuniones constantes con expertos para explorar e identificar áreas de trabajo en conjunto.
Por supuesto que en Seattle, donde tienen su sede principal, no lo iban a hacer, sino en los lugares más vulnerables del mundo, donde saben que no van a tener ninguna repercusión legal.
Alberto Fernández y su gabinete desconocen la palabra “bilateral” y todo tratado realizado a casi un año de su asunción es una entrega completa de todo ámbito del país. Ya desde febrero el Ministerio de Educación se había reunido con representantes de la Open Society Foundations del magnate húngaro George Soros, y luego el pedido de China de abrir granjas de cerdos por todo el país, sin importar que causara una futura pandemia.
La Fundación Gates trabaja estrechamente con Monsanto, el cual hace 20 años tiene casi un monopolio sobre los campos de nuestro país con desastrosas consecuencias para la naturaleza y la salud de miles de personas en los campos argentinos.
Bill Gates es uno de los accionistas mayoritarios en Monsanto y se ha encargado de expandirlo por toda África y luego por el mundo. Por lo que no sorprende que uno de los que vino a reunirse con el gobierno sea Neil Watkins, el cual según su Linkedin, es experto en asuntos africanos en la fundación Gates.
El Director de Microsoft, en el Foro de Davos en 2018, ya había declarado al ex Presidente Mauricio Macri su interés en copiar todos sus agronegocios que realiza hace décadas en África hacia Argentina, empezando por la empresa Farmbeats.
Farmbeats busca “solucionar el problema de la conectividad de Internet existente en las zonas rurales. Se podrá acceder a espacios libres de las frecuencias de TV, para establecer enlaces de banda ancha de alto rendimiento en el hogar del agricultor y también en estaciones de base del Internet de las Cosas en el campo”. La mayoría de los sistemas de datos de granjas necesitan transmisores muy caros para conectarse, pero FarmBeats se basa en una solución inteligente: usa espacios en blanco de TV”.
Este advenimiento de Bill Gates en el campo argentino tiene origen en el proyecto AGTECH: un plan para incorporar tecnologías en el agro de software para automatizar completamente la agricultura, con drones y maquinaria de Big Data.
El origen del termino AgTech para el plan de agricultura 4.0, viene de la expansión modelo estadounidense de desarrollo en agricultura. AgTech es la versión local de Ag-One, el proyecto de Bill Gates para la agricultura planetaria.
El encargado de planificar todo esto en Argentina es el IICA, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Juntos firmaron un Acuerdo General de Cooperación Técnica con el Ministerio de Agricultura y Pesca de la Nación. El IICA es dirigido por el Señor Manuel Otero, miembro del CARI, la sede argentina del Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.
A pesar que el trato con la Fundación Gates se hizo a fin de Noviembre, Otero y el IICA ya tenían asegurado todo. El mismo día que el actual Presidente, Alberto Fernández asumió en su cargo, Otero, como dirigente de un organismo internacional, tenía permitido estar presente en el acto de asunción presidencial.
Apenas asumido, Manuel Otero le hizo recordar sobre el Plan de Agricultura Inteligente acordado con el IICA en los años 2013/2014 por el gobierno de Cristina Kirchner. La propia página oficial del IICA admite que trabajan en conjunto con Microsoft y Bayer, la dueña de Monsanto.
El IICA también tiene la ayuda del magnate farmacéutico Hugo Sigman, socio del actual ministro de salud Ginés González García y el diputado Pablo Yedlin. El IICA lo nombro “embajador de buena voluntad para el desarrollo sostenible”. Este título fue entregado por el mismísimo Otero junto al ex gobernador bonaerense Daniel Scioli, quién se reunió varias veces con Bill Gates durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.
Me gustaría saber hasta qué punto los incendios que están ocurriendo en el país podrían llegar a ser parte de este pacto de Microsoft, IICA y el gobierno argentino. ¿Estarán buscando eliminar todo para reemplazarlo por su modelo artificial?
El Gobierno Fernández, ante su constante falta de visión a futuro, estaría entregando el desarrollo agroindustrial a fundaciones y compañías extranjeras, las cuales, si desearán, podrían cortar toda la línea de producción y dejar a la población argentina sin un mísero tomate.
Citando al secretario de Estado de Richard Nixon, Henry Kissinger: “controla los alimentos, y controlarás a la gente”.
-Ezequiel Kesel.
Investigador, analista internacional. Conductor del programa “Amos del Mundo” en la plataforma Youtube.
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