En 1928 Günther Plüschow llegó a la Argentina y describió la increíble riqueza y el lugar privilegiado que ocupaba por entonces el país en el concierto mundial de las Naciones. Así comparó al país con el poderoso Viejo Continente.
Günther Plüschow en la Patagonia de Argentina, 1928. Fotos: colección de Günther Plüschow / 26 Historia.
Nacido en Münich en 1886, Günther Plüschow fue un aventurero alemán pintoresco e incansable que cursó sus estudios en Roma, en Mecklemburgo y, luego, en los colegios navales de Hamburgo de donde egresó como Oficial Naval en 1912, momento preciso en que se vio irrefrenablemente atraído por la primitiva (y ciertamente peligrosa) aviación militar.
Durante la Primera Guerra Mundial, sirvió a su Patria como solitario piloto de combate en la remota colonia alemana de Tsingtao (en China), lugar del que debió huír, comenzando un penoso derrotero que, luego de unos años, le permitió regresar a su querida y vencida Alemania.
Plüschow dejó registradas todas y cada una de sus experiencias en detallados diarios personales que, posteriormente, tomaron forma de libros verdaderamente atrapantes, haciendo gala de una asombrosa capacidad de descripción sin igual.
Recordando las inconmensurables bellezas del sur argentino que descubrió durante uno de sus primeros viajes de instrucción naval, en 1925 supo que su destino estaba ligado de manera inevitable al lugar que él consideraba como el más bello del mundo: la Tierra del Fuego, en el punto más austral del planeta y la Argentina.
De sus exploraciones y travesías por la inhóspita Patagonia, Plüschow dejó valioso registro en miles de notas, fotografías y fantásticas filmaciones, y hasta hizo traer desde Alemania a bordo del vapor "Planet", un moderno hidroavión biplano Heinkel al que llamaba "Silber Kondor" o "Cóndor de Plata", para captar imágenes aéreas, de un valor documental difícil de igualar. Fue un viaje increíble que -junto a un pequeño grupo de colaboradores a bordo de la frágil goleta "Feuerland" (Tierra del Fuego)- comenzó en Alemania en noviembre de 1927; interminable travesía que (previo paso por islas africanas, Brasil y Uruguay) se vio coronada con la llegada al puerto de Buenos Aires en octubre de 1928.
De tantas anotaciones hechas de puño y letra por Plüschow, una en especial es digna de destacar; ya que no sólo muestra la percepción que este intrépido e instruído alemán (conocedor de medio mundo) tenía de la Argentina de entonces, sino que también expone crudamente la estrepitosa caída en espiral sufrida por el país apenas unos pocos años después.
La goleta "Fehuerland" anclada frente al glaciar Agostini en la Patagonia, 1928. Foto: colección de Günther Plüschow.
Decía Plüschow sobre la Argentina de 1928 en una de sus notas: "Hermosísimas son sus calles y plazas, sus parques, sus extensas y encantadoras playas; interesantísima la vida elegante y el movimiento gigantesco de sus legiones de automóviles. Maravilloso también es el valor del oro en este pequeño país modelo, el único en el mundo en donde la moneda goza de un curso más elevado que el todopoderoso dólar de América del Norte".(1)
Y continuaba:
"Al fin emerge, bajo las primeras luces de la aurora, como otra visión fantástica, otro segundo y pequeño Nueva York, pero muchísimo mayor y más imponente que su hermano Montevideo: ¡Buenos Aires! La ciudad de los "aires buenos", la capital de la inmensa República Argentina, el país de las grandezas, de las bellezas y de las riquezas en masa. Aquí, en esta gran ciudad, se concentran la riqueza y la fuerza de este poderoso país con su gigantesco porvenir; también aquí el desarrollo adquirido desde la guerra y después de la guerra alcanza los límites de lo increíble. ¡Pobre Europa, con todas tus pequeñas preocupaciones y rencillas!, pienso yo para mis adentros, bien a pesar mío". (2)
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La llegada de Günther Plüschow a la Argentina se dio en el marco del cierre de la presidencia de Marcelo T. de Alvear (de la arsitocracia argentina, que participó activamente de las revoluciones radicales acontecidas en los años 1890 y 1893, integrándose en la Unión Cívica que daría origen a la Unión Cívica Radical), una etapa que coincidió justo con el final de la crisis mundial de la posguerra (Primera Guerra Mundial), algo que permitió mejorar la economía y las finanzas del país sin inconvenientes. Alvear, se destacó también por el gran desarrollo de la industria del automotor y la exitosa explotación petrolera, con lo cual alcanzó una prosperidad económica desconocida hasta entonces para la Argentina, y que se demostró con el gran aumento conseguido en el PIB por habitante, cuyo índice para el año 1928 había alcanzado el sexto puesto entre los más altos del mundo.
Pese a estas circunstancias, Marcelo T. de Alvear era duramente criticado por el caudillo radical Hipólito Yrigoyen (que lo antecedió y lo sucedió en el ejerciucio del poder) por no estatizar el petróleo y dejarlo en manos foráneas, como así también por no devolver tierras fiscales previamente tomadas por el Gobierno nacional.
¿Hará falta agregar algo más para darse cuenta de la la debacle en la que, poco después de la visita de Plüschow, comenzó a verse sumida la vapuleada Argentina?
El biplano "Silber Kondor" en las frías aguas patagónicas del sur argentino, 1928. Foto: colección de Günther Plüschow.
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El 28 de octubre de 1931, Günther Plüschow encontró la muerte sobrevolando el brazo "Rico" en el Lago Argentino, muy cerca del glaciar Perito Moreno en la provincia argentina de Santa Cruz. Actualmente, un monolito recuerda, allí mismo, el imborrable paso de este alemán conocedor del mundo entero que pudo admirar la gloria (ya perdida) de este bendito país.
Referencias:
(1) "Sobre la Tierra del Fuego" - Günther Plüschow - Süd Pol - Argentina - 2008.
(2) Ibídem.
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