Escenario inédito: la izquierda gobierna las cinco principales economías latinoamericanas

Victoria de Lula en Brasil. Foto: NA.

Desde hace un tiempo, en diferentes partes del mundo, pero muy en especial en América Latina, se habla con insistencia del avance imparable de la derecha. Sin embargo, y a medida que van pasando uno a uno los procesos electorales en la región queda claro que son varios los países en los que la izquierda está actualmente en el poder.

Se trata de un escenario hasta hace no tanto tiempo impensado e inédito, y da formas a un bloque izquierdista que tiene el control de las cinco economías latinoamericanas más importantes.

La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones presidenciales en Brasil fueron la frutilla en la torta, que completa el panorama dado previamente en países vecinos. Los antecedentes más destacados han sido la llegada a la presidencia de Chile de Gabriel Boric y, más recientemente, de Gustavo Petro en Colombia. Aunque esos no son los únicos casos. También integran el grupo de Gobiernos de izquierda regionales las Administraciones de Andrés Manuel López Obrador en México y, en cierto modo, el de Alberto Fernández en la Argentina.

Todos y cada uno de los mandatarios que encabezan este bloque considerado progresista se mostraron entusiastas a la hora de llamar y felicitar a Lula luego de su histórico triunfo, que le permite regresar por un tercer período de Gobierno.

Gustavo Petro. Foto: Reuters.

Es por esto que las elecciones brasileñas tenían una importancia inusitada para toda la región. Es más, puede decirse que el éxito electoral del líder del Partido de los Trabajadores (PT) resultaba -y en efecto lo es- crucial para los intereses geopolíticos de las agrupaciones izquierdistas. Con esto en mente, no es menor el caso de México, que mantiene cercanías ideológicas con los otros gobiernos de tendencia de izquierda mencionados, pero que a la vez mantiene estrechas y muy buenas relaciones con los Estados Unidos, haciendo las veces de "interlocutor".

Este rol también aplicaba al Brasil más reciente, el de Jair Bolsonaro, con lo cual ahora será necesario prestar la debida atención sobre lo que sucederá ante la llegada de Lula. Mientras las dudas flotan en el aire, uno de los principales protagonistas en esta historia entró en acción: Joe Biden, el presidente estadounidense, fue por si acaso uno de los primeros en llamar al ganador en Brasil. Lo cual no es poco.

Andrés Manuel López Obrador. Foto: Reuters.

Visto de este modo, bien puede decirse que el nuevo bloque de izquierda conformado en América Latina, viene a dejar plantado un auténtico equilibrio de fuerzas a nivel regional. Lo que no puede ser soslayado es que Brasil se consolidó como uno de los países más influyentes y su peso es -a esta altura de las circunstancias- inocultable. Incluso podría decirse que es casi un "continente en sí mismo", con una población de más de 200 millones de habitantes, sus números económicos merecen ser atendidos: se prevé un crecimiento en torno al 2,8%, de acuerdo a los cálculos recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Mapa de América Latina. Foto: DW/RT.

Caso aparte merece el estado de San Pablo, en donde además sde impuso como gobernador el candidato de Bolsonaro. Tal como dice en una nota exclusiva para el Diario El País el exdiplomático Julio César Gomes Dos Santos, después de Brasil y México, el mencionado Estado brasileño, que cuenta con 46 millones de habitantes, se erige como la tercera economía de la región, sobre la Argentina, Colombia y Chile.

El tablero político-ideológico presenta fichas de lo más variadas, pese a aparentes similitudes. Desde la ideología, México se acerca al resto de los países de Latinoamérica, pero al mismo tiempo comparte muchos intereses comunes, sobre todo comerciales, con Estados Unidos. Más allá de cercanías y afinidades, habrá que estar preparados para el escenario que viene con la nueva presidencia de Lula, quien apenas lograda la victoria, lanzó claro el mensaje: “Vamos a construir un Brasil sostenible. Retomaremos la política exterior soberana, altiva y activa, promoviendo el diálogo democrático y respetando la autodeterminación de los pueblos”.