Turquía pide unirse a los BRICS: ¿un desafío de Erdogan para Estados Unidos?

La política de "mirar hacia el este" se da en un momento en que las relaciones con Occidente atraviesan una serie de tensiones. Mientras, el comercio con los países BRICS ha crecido de manera constante en los últimos años.

Por Fátima C. Funes

Domingo 6 de Octubre de 2024 - 08:00

Reunión del Bloque BRICS en asuntos de seguridad. Foto: Sputnik/Vyacheslav Prokofyev/Pool vía REUTERS Reunión del Bloque BRICS en asuntos de seguridad. Foto: Sputnik/Vyacheslav Prokofyev/Pool vía REUTERS

Tras la reciente presentación formal para integrarse al bloque BRICS, Turquía se constituye en la primera nación perteneciente a la OTAN, de mayoría musulmana, en solicitar la adhesión. BRICS es un acrónimo que refiere a los países que le dieron origen, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a los que este año se sumaron Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.

Cumbre de los BRICS. Foto: EFE. Cumbre de los BRICS en 2023. Foto: EFE.

Ömer Çelik, vicepresidente y portavoz del AKP (Turquía). Foto: Reuters.

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Cuáles serían para Türkiye las implicancias del ingreso a los BRICS

El pedido de adhesión de Turquía a los BRICS es otra expresión de su política exterior por dos cuestiones fundamentales:

  • Por un lado, se orienta a diversificar sus relaciones económicas y políticas más allá de los bloques tradicionales occidentales como la OTAN y la Unión Europea.
  • Por el otro, busca posicionarse como un actor regional y global que goza de autonomía e influencia en su periferia por su posición geográfica estratégica: país puente entre Europa y Asia y puerta a Medio Oriente en una región atravesada por conflictos armados: Al norte, la guerra de Ucrania que se extiende sobre el Mar Negro. Al Sur la guerra en Gaza, que amenaza la estabilidad regional y su integridad territorial.

La renovada política de "mirar hacia el este", de la que también forman parte otras iniciativas recientes como la solicitud de ingreso a la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), se da en un momento en que sus relaciones con Occidente atraviesan una serie de tensiones.

Joe Biden, Tayyip Erdogan y Jens Stoltenberg. Foto: Reuters. Joe Biden, Tayyip Erdogan y Jens Stoltenberg. Foto: Reuters.

A su vez, la creciente interacción con los países BRICS, tanto a nivel económico como político, se ha intensificado en la última década, siendo China y Rusia los principales socios estratégicos. De acuerdo con datos del Financial Times, el comercio entre Turquía y los países BRICS ha crecido de manera constante en los últimos años, con cada vez más exportaciones turcas a estos mercados.

Dos grandes ejemplos de esta nueva realidad:

  • La central nuclear Akkuyu, construida por el consorcio ruso Rosatom y situada en el sureste de Turquía –que le permitirá cubrir al menos el 10% de sus necesidades eléctricas-;
  • Turquía constituye un punto clave en la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) impulsada por China, que ha tenido un impacto significativo en materia de inversiones en infraestructura, desarrollo del comercio bilateral y fortalecimiento de las relaciones diplomáticas chino-turcas.

En ese sentido, la participación en el Nuevo Banco de Desarrollo, una institución creada por los BRICS para financiar proyectos en países emergentes, sería un atractivo clave para Turquía, ya que ayudaría a financiar proyectos estratégicos, especialmente en infraestructura y energía, sectores en los que el país busca consolidarse como un centro regional.

Banderas de la Unión Europea. Foto: Reuters.

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Los desafíos de una posible integración de Turquía a los BRICS

No obstante, existen desafíos importantes. Uno de los principales obstáculos es el equilibrio geopolítico que Ankara debe mantener entre sus relaciones tradicionales con Occidente y sus nuevas alianzas. Aunque Turquía ha mostrado una creciente autonomía en su política exterior, sigue siendo un miembro crucial de la OTAN -el segundo ejército de la alianza luego de Estados Unidos-, y cualquier acercamiento a los BRICS podría despertar desconfianza entre sus socios occidentales. La política de acercarse “al este” deberá ser realizada con suma cautela.

Joe Biden y Tayyip Erdogan. Foto: Reuters. Joe Biden y Tayyip Erdogan. Foto: Reuters.

Otro aspecto a considerar en el ingreso de Turquía a los BRICS son las diferencias políticas y económicas entre Turquía y algunos miembros de los BRICS. Mientras que Rusia y China ven a este país como un socio estratégico, Brasil y Sudáfrica, con sus propios desafíos internos y posturas diplomáticas, podrían mostrar reticencias ante la inclusión de un nuevo miembro con una agenda política distinta. Es decir, más allá de los factores externos, también la dinámica interna del BRICS+, caracterizadas por la competencia y las distintas prioridades de sus miembros, podrían ralentizar el proceso de adhesión de Turquía.

Para terminar, debemos resaltar que los BRICS no son una alternativa al bloque occidental que Turquía sostiene y continuará sosteniendo; pero sí una oportunidad para diversificar su política exterior y, dentro de esta diversidad, continuar fortaleciendo su búsqueda de autonomía e influencia en el sistema internacional. Sin embargo, la creciente competencia geopolítica entre EE.UU. y China –país más importante del BRICS, claro está-, no deja de ser un marco cada vez más rígido a la hora de desarrollar la política exterior.

La estratégica posición que ocupa Turquía en el mapa fue siempre el eje central por el que desde Washington sostuvieron su alianza, clave en la contención a la URSS durante la Guerra Fría. Acercarse demasiado a China, y ser el factor que permita la unidad de Eurasia, podría tener consecuencias no deseadas para Ankara, inmersa en una región que muestra un alto nivel de volatilidad.