Apenas hace un mes, la rapera dominicana cruzó las fronteras del país caribeño y fue protagonista de las últimas sesiones del productor argentino, Bizarrap. Con apenas 19 años y un futuro que promete expandirse, su potente rap acaba de entrar en el radar de la industria musical global.
Lismar se metió en el radar de la industria musical global ni más ni menos que por haber sido parte de la última sesión de Bizarrap. Con alrededor de 50 mil oyentes mensuales de Spotify antes de recibir el llamado del productor argentino, subió la temperatura de la plataforma con dos canciones y logró en menos de un mes hacerse de casi 2 millones.
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La dureza impresa en el estilo de la artista dominicana nacida en 2005, respalda un vertiginoso y merecido ascenso impulsado por las BZRP Music Sessions. Sin esfuerzo, con soltura y en velocidad, Lismar rima y encaja cada sílaba en el lugar correcto de su arquitectura musical.
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Su talento, que comenzó a despertarse cuando era niña mientras actuaba en la escuela, en las fiestas del barrio y en las reuniones familiares, creció cuando más tarde se encargó de pulir su voz tomando clases de canto, aprendiendo técnicas de vocalización y desenvolvimiento.
Con el deseo puesto en lo artístico, desde chica se preparó gracias a que su madre la inscribió en clases de pintura, canto, danza y música. Lismar rapea duro, pero canta, compone, toca piano y guitarra. Sin desacreditar a los autodidactas, Lismary se aferra a la idea de que su formación es lo que le da seguridad en el estudio y en el escenario.
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Los videos que circulan en internet con Lismar improvisando a toda velocidad y soltando frases de gran calibre y madurez, son reflejo del aura artística que la rodean. Además, el Biza no la sacó a la luz por nada. Por eso al final y sin miedo a equivocarnos, con la seguridad y el estilo duro que la rapera expone frente al micrófono, podemos arriesgarnos a decir que le creemos cuando se jacta y canta en esta última canción: “Yo soy la moda”.
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