Alberto Fernández, Larreta y Kicillof. Foto: NA
Por Sebastián Dumont
El término “Tercera Vía” tuvo su aparición con fuerza en el año 1997 cuando Tony Blair, en Gran Bretaña se impuso desde el Partido Laborista. Las definición más simple la ubican como una posición intermedia entre la socialdemocracia y el liberalismo. Hoy, en la Argentina, muy lejos de todo aquello se vuelve a escuchar con mucha frecuencia, a las puertas de una nueva campaña electoral, la necesidad de la construcción de un camino intermedio entre dos coaliciones cuyo contenido no es tan distante el uno del otro. Es más, suelen complementarse en el objetivo más profundo del reparto del poder.
El debate en torno a una sociedad política polarizada y el margen para que exista quién pueda interpretar la mirada menos ruidosa de quienes, cansados de los polos, buscan un camino intermedio, no es nuevo. Las últimas elecciones han obligado a cada coalición a presentar perfiles de “centro” para poder captar el voto “celular”. Es un sector que, de manera antojadiza, se lo única en torno al 15 por ciento.
El 6 de enero pasado, en este mismo medio se escribió lo siguiente: “Con esa claridad que, guste o no, expone el proyecto del oficialismo la pregunta empieza a trasladarse a la oposición. Juntos por el Cambio se encamina a realizar los mayores esfuerzos para mantener su unidad que asoma como muy laboriosa en virtud de la entendible indecisión aún de María Eugenia Vidal y las declaraciones de Elisa Carrió anunciando una candidatura en territorio bonaerense
¿HAY LUGAR PARA LA TERCERA VIA?
La moderación esperada en Alberto Fernández que provocó crecimiento en las encuestas al comienzo de la pandemia en línea con las fotos junto a Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof hoy le da paso a una nueva pregunta: ¿Quién representará la tercera vía? ¿Hay lugar para que eso suceda?
Las respuestas dependerán de varios factores, pero sobre todo de aquellos dirigentes que están dispuestos a romper con estructuras anidadas y se animen a ir un poco más allá de lo preestablecido. El último intento exitoso de lectura sobre esa realidad la hicieron Sergio Massa y un grupo de intendentes en 2013 cuando nació el Frente Renovador. Replicar aquello parece ser un desafío con algunas dificultades adicionales a tener en cuenta. Una de ellas es el avance del Estado 'clientelar' que convierte en más dificultoso la posibilidad de construir sin las herramientas proporcionadas por el propio manejo de la caja. Es solo un ejemplo de muchos otros.
Seis meses después, la pregunta sigue flotando en el aire, aunque con algunos avances sobre la posible respuesta. Desde sus oficinas en Puerto Madero, Florencio Randazzo alimenta la construcción de un espacio para competir en las próximas elecciones. Ya definió que será candidato. Sería un error reducir esa movida en el nombre del ex ministro de interior y transporte porque se caería fácilmente en la tentación de dar a luz al “randazzismo”. Y ese no es el objetivo.
Más en privado que en público se suceden las reuniones donde transitan peronistas del conurbano en su mayoría. De todas maneras, la idea que nace para la elección bonaerense tiene un objetivo federal: buscar un eje con Santa Fe y Córdoba. El lanzamiento de “Hacemos Santa Fe” de la mano del gobernador Omar Perotti podría replicarse en la provincia de Buenos Aires. En las próximos días se define si parte de la estructura del Peronismo Republicano que lanzaron Miguel Pichetto y Joaquín De La Torre confluye en este espacio. Horas de reuniones decisivas para evitar una fuga dentro de Juntos por el Cambio bonaerense tras la casi confirmación del desembarco de Diego Santilli en ese territorio.
La indefinición de María Eugenia Vidal ya parece ser cosa del pasado. Al menos así se traduce en las reacciones que provoca lo que muchos dan por sentado y es su candidatura en la Ciudad. La última publicación de la siempre locuaz Florencio Arietto, cercana a Patricia Bullrich, así lo deja entrever: “Es una falta de respecto al pueblo bonaerense que quien tuvo la máxima representación ejecutiva tenga dudas donde tiene que presentarse en las elecciones, es un desprecio al pueblo innecesario en momentos donde hay que liderar y poner el pecho por ellos”. El destino del mensaje es muy claro.
Es en casos como este donde se hace difusa la diferencia entre quienes buscan construir su carrera política con el discurso de ser distintos. Al final, prima la táctica para el mejor rédito político. Para ello Vidal tiene una coartada. Si su objetivo es ser presidente, necesita anotarse un éxito en estas elecciones para posicionarse en 2023. No importa dónde. Su experiencia la llevó a concluir que la provincia de Buenos Aires se maneja desde la Casa Rosada. Es a lo que se resisten quienes construyen la “Tercera Vía” en extraña coincidencia con Axel Kicillof que desde La Plata moldea gran parte de la politica nacional. La foto de la semana pasada del ministro Martín Guzman en su despacho es de una elocuencia magnífica.
Es allí donde funciona la “mesa de los lunes” que ha tenido esta semana un nuevo capítulo. Entre lo que convinieron esta semana esta la necesidad de salir a recorrer el territorio con más ahínco. De hecho, Santiago Cafiero, Gabriel Katopodis y Waldo De Pedro encabezaron una reunión con los ocho intendentes propios de la sexta sección electoral en Bahía Blanca.
El oficialismo apunta a dos objetivos: La vacunación y la economía. En el primero de ellos anida la idea de llegar a Agosto con una situación mucho mejor que permita comenzar a correr del eje central la pandemia. El segundo es más complejo. La puja interna por qué modelo seguir quedó saldada. Habrá más plata en el bolsillo para la gente. Pero si no baja la inflación sus efectos podrían caer en saco roto.
No es momento para mayor irritación de la sociedad política para con la sociedad civil. Nadie está en condiciones de poder asegurar qué reacción podría haber en las urnas. Ni siquiera es posible que las encuestas puedan reflejarlo con claridad. De hecho, cualquier encuesta telefónica insume entre 10 y 15 minutos. Muchos tiempo para quienes tienen sus preocupaciones puestas en lo coyuntural. Y cortan antes de terminar de responder. No es un dato menor. Por eso, quedó archivada la posibilidad de avanzar en modificar la cláusula de que impide a los intendentes más de una reelección. Eso se discutirá tras las elecciones. Mientras tanto, legisladores y concejales no podrán presentarse en las listas este año.
Del resultado de la elección surgirá otra puja futura. Aún golpeado y con menos imagen que el año pasado, Alberto Fernández no clausura su idea de ir por un segundo mandato. Se verá. A la hora de la verdad, la definición recaerá en quién pueda garantizar la suma de un voto más por encima del consolidad kirchnerista. En ese camino esta anotado, también, Sergio Massa.