Nunca estuvo imputado, ni fue detenido ni sospechado ni delatado. Junto a otro cómplice son los únicos de la banda que no cayeron en prisión después del asalto al Banco Río de Acassuso.
Por Canal26
Sábado 8 de Febrero de 2020 - 09:34
Agentes policiales frente a la sucursal del Banco Río de Acasusso, robo del siglo.
El "Robo del Siglo" al Banco Río de Acassuso fue cometido el 13 de enero de 2006 en la sucursal bancaria de avenida Del Libertador y Perú, en el partido de San Isidro.
Uno de los miembros de la banda, cuya identidad nunca se dio a conocer ya que no fue imputado en la causa que ya prescribió habló con Infobae sin dar rasgos físicos de su persona y qué tipo de rol tuvo.
“Para ser claro. Lo digo otra vez: al ladrón la fama le juega en contra. Los casos sobran. En mí, además, se da mi forma de ser. Aunque fuera escritor o cantante, no me gustaría la exposición. Por eso nunca di entrevistas. No soy ejemplo de nada. Y esto quizá no sea una entrevista. Pero con los medios a lo sumo hablé en off, sin fotos. Fue por otros hechos. Nunca dando el nombre ni la cara. Esta nota la hago porque insististe, para darte una mano porque sé que les piden primicias. Pero no sé si te va a servir que no me muestre, ni dé el nombre ni cuente cosas jugosas. Capaz que no te creen que soy yo”, comentó.
Sobre su rol en el robo, comentó: “Piezas clave fuimos todos. No me tiro a menos. Cuando Fernando, al que conocía de antes, me contó la idea, me pareció increíble. Me habló del impacto que iba a tener. Yo las había hecho todas, pero esto me resultaba muy atractivo. Era un desafío.”
Respecto a porqué aceptó, reveló: “Primero, que era una empresa descabellada... pero descabelladamente genial. Y segundo, porque me engañó. Cuando me convocó para el robo me dijo que el túnel de tierra ya estaba hecho. El primer día que bajé al desagüe, después de caminar desde el río por más de media hora, llegamos a un determinado lugar y nos detenemos. Mientras iluminaba los chapones del conducto, me dice: “Tengo una mala y una buena. La mala es que el túnel no está hecho”. Me sorprendí. No lo podía creer. Lo miré fijo. “¿Y la buena?”. “La buena es que el día de mañana vas a estar orgulloso de ser el primero en iniciar esta obra”. No se equivocó.”
Al definir a los demás miembros de la banda, comentó: “Eran hombres valiosos. A Beto (de la Torre), por ejemplo, vos le decías: Che, nos vamos a tirar al río, ¿venís? Y él venía. Marito (Vitette Sellanes) tenía plata y tiempo. Ponía pilas todo el tiempo. Te comía el hígado. Todos eran muchachos con buenas actitudes, con códigos, nadie iba a dejar tirado a nadie. Ni aun los chicos que no tuvieron una parte importante porque se sumaron tarde o cumplieron otras tareas.”
Cuando se le preguntó porque no fue detenido, reflexionó: “Creo que tuve suerte. Y compañeros de fierro, con códigos. A veces te meten en cana y sos inocente. Y a veces zafás. Nadie enseña estas cosas. El oficio de ladrón se aprende por tradición, no está escrito. Se transmite boca en boca y con las mañas que uno adquiere a fuerza de errores y años de cárcel.”
Al finalizar reiteró que ya no forma parte del mundo del delito: “Yo ya quedé afuera de todo eso. No produzco más. Quiero ser un hombre sin problemas. Ni fama. Ni líos. Ya dije bastante.”
En un audaz golpe que fue planificado con un año de anticipación, los cinco ladrones ingresaron al banco y tomaron de rehenes a 23 personas simulando un robo exprés que se había complicado.
Mientras Vitette entretenía al negociador del grupo táctico Halcón, sus cómplices saquearon 143 cajas de seguridad y obtuvieron un botín estimado por la Justicia en 19 millones de dólares en joyas y dinero.
Con la ayuda de un sexto integrante que terminó de hacer un boquete, la banda huyó por un túnel que había construido a lo largo de un año y que los comunicaba con los desagües pluviales subterráneos, por donde navegaron en dos gomones y con la ayuda de un dique que construyeron para mantener el nivel de agua.
Los ladrones llegaron hasta una alcantarilla donde los esperaba un séptimo integrante de la banda con una camioneta que tenía un agujero en el piso, por donde subieron con el botín y escaparon dejando en ridículo a más de 200 policías.
En el banco, los ladrones dejaron armas de juguetes y un cartel con la leyenda: "En barrio de ricachones, sin odios ni rencores, es sólo plata y no amores".
Alberto de la Torre en Corrientes visitando el santuario del Gauchito Gil, robo del siglo.
Gracias al análisis de las comunicaciones y a la mujer "despechada" de uno de los miembros de la banda que los delató, la Justicia pudo identificar y detener a cinco de los autores del hecho, pero sólo recuperó un millón y medio de dólares del botín.
En un juicio realizado en 2010, Alberto "Beto" de la Torre fue condenado a 12 años de prisión; Fernando Araujo, a 9; José Julián "El Paisa" Zalloecheverría, a 8; y Sebastián García Bolster, alias "El Ingeniero" o "El Marciano", a 7, aunque estas penas fue reducidas por Casación y ya en 2014, todos había recuperado la libertad.
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