La pasión es energía generadora de endorfinas. Cuando anida en tu corazón nada te detiene hasta conseguir lo que deseás. Gestionarla adecuadamente te puede mostrar el camino.
La vida cotidiana está plagada de acciones que responden a obligaciones tanto en el trabajo y el estudio como en los quehaceres más simples del orden y el cuidado personal. Generalmente los hábitos diarios se automatizan y muchas veces terminamos aburriéndonos o desmotivándonos con lo que hacemos. La gran diferencia surge cuando detrás (o delante) de lo que hacemos está presente la pasión. Cuando nos proponemos objetivos que representan algo que nos gusta o deseamos estamos aportando un valor agregado que potencia nuestra motivación.
Sentir pasión por lo que hacemos garantiza el éxito, si se entiende como exitoso el proceso de disfrutar lo que hacemos, pero también aumenta las chances de que el resultado sea el buscado. El entusiasmo que ponemos al hacer alguna actividad produce endorfinas en nuestro organismo y se activan las famosas “hormonas de la felicidad”.
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Las endorfinas son hormonas producidas en la glándula pituitaria y en el hipotálamo del cerebro. Se generan como respuesta a ciertas situaciones y, normalmente, se relacionan con sensaciones de felicidad, amor o alegría. Son neurotransmisores producidos en el sistema nervioso central y periférico. Su nombre deriva de: endógeno (interno) + morfina (analgesia opiácea). Fueron descubiertas en la década de 1.970 por los científicos John Hughes y Hans Kosterlitz.
Estas hormonas son responsables de la regulación del estado de ánimo, la sensación de bienestar y la reducción del dolor. La liberación de endorfinas se produce en respuesta al ejercicio físico, el amor, el sexo, la risa, y otras situaciones. Una vez liberadas, las endorfinas se unen a los receptores opioides del cerebro, lo que produce una sensación de euforia y bienestar. Actúan también como analgésicos naturales, aliviando el dolor y generando una sensación de calma. Desempeñan un papel importante en la respuesta al stress, ayudando a reducir los niveles de ansiedad y promoviendo la relajación. La interacción de las endorfinas con el cerebro es compleja y está relacionada con otros neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, que también influyen en el estado de ánimo y la felicidad.
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El fútbol es una “pasión que mueve multitudes”. Si tomamos esta frase como metáfora podemos extrapolar al fútbol con cualquier otra pasión que mueva cantidad de sensaciones en nuestra vida, moviéndonos a hacer con claridad aquello que nos da muchas ganas y nos hace bien. De eso se trata la vida: encontrar y decidir hacer aquello que nos de placer y bienestar. Muchas veces resulta una tarea para nada sencilla darle sustentabilidad a esta cuestión. Solemos estar y vivir en una “Matrix” donde solo somos un engranaje que aporta movimiento a un sistema que sentimos ajeno a nosotros, solemos perdernos en ese laberinto de sinsentido en el que muchas veces nos sentimos sin encontrarle la vuelta al malestar personal en el que nos encontramos. Es cuando nuestro GPS interno se desorienta y no sabemos por qué ni para qué hacemos las cosas. Siempre estamos a tiempo de resetear la brújula interna para que nos guíe hacia el camino del bienestar y la realización personal.
La pasión por el fútbol, o cualquier otro deporte, es generadora de emociones ligadas al amor. Nada más apasionante que hinchar por los colores de un equipo, y ni hablar de la camiseta de tu país. Lo que se siente al alentar a tu club es tan intenso que activa endorfinas, oxitocina, serotonina y dopamina, las llamadas “hormonas del amor”, que aportan esa mágica sensación de felicidad.
Dedicarse a lo que uno le gusta es una bendición, poder trabajar y vivir de lo que nos gusta es el motor que nos permite retroalimentar nuestra energía para fluir animados y de buen humor. En el caso de no poder combinar el trabajo con el placer es importante alimentar nuestro estado emocional con alguna pasión, o al menos incluir en el día a día alguna actividad que nos proporcione placer, esa adrenalina que nos genere diversión, alegría o motivación.
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Cuando la pasión está presente se convierte en el faro que ilumina nuestro camino y nos va guiando hacia travesías de gozo que nos energizan para hacer también otras cosas que quizás no nos gusten tanto, pero es más sencillo recorrer caminos sinuosos o aburridos cuando tenemos combustible que cuando no lo tenemos…. La pasión alimenta el cuerpo emocional dando energía anímica que bien gestionada nos puede ayudar a responder a responsabilidades y obligaciones difíciles de afrontar.
Cuando nos entusiasmamos con un proyecto personal, vocacional o profesional tenemos que estar atentos para evitar cualquier interferencia que pueda distraernos de nuestro propósito y contar con herramientas para gestionar la procrastinación. Las dudas que puedan aparecer ante el deseo enmascaran las más de las veces el temor a fracasar en el intento. El miedo suele aparecer agazapado ya que generalmente lo más deseado es lo más temido.
Así como nos apasiona el fútbol también lo puede hacer el baile, cocinar, emprender o cualquier otra cosa que nos salga del corazón. Lo importante es darle lugar y jugarnos a fondo por eso.
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No siempre la pasión tiene signo positivo ya que puede también generar ansiedad, enojos, celos; emociones típicas que surgen eventualmente en relaciones amorosas. En estos casos es necesario advertir la situación e intentar administrarlas para que no resulten disfuncionales. La pasión es positiva cuando es un horizonte que nos guía para conseguir objetivos beneficiosos pero hay que estar atentos en evitar que sea un problema cuando nos enceguece y nos distrae de otras cosas importantes.
Como dice Marck Zuckerberg, el creador de Facebook, “Si te dedicas a aquello que te gusta y te apasiona, no es necesario contar con ningún plan maestro sobre cómo van a suceder los acontecimientos”, es decir que si lo que haces responde a una pasión, será el corazón el que te guíe dándole claridad a tu mente para llevar a la acción aquello tan deseado.
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A propósito de los eventos continentales de fútbol que mueven pasiones en todo el mundo puede ser un buen momento para observar, comprender y reflexionar sobre qué nos pasa con la pasión, si está presente en nuestras vidas o si podemos activarla para ser felices.
La pasión es un fuego interior que puede impulsarte a hacer cosas increíbles. Es esa chispa que te mantiene despierto por la noche, te hace desviar de lo convencional y te empuja a perseguir tus sueños sin importar los obstáculos. Cuando sentís pasión por algo, cada desafío se convierte en una oportunidad para aprender y crecer.
Si logramos replicar la pasión que sentimos por el fútbol a otras actividades tendremos la felicidad asegurada. Que la pasión guíe tu camino y te de energía para seguir adelante aún cuando las dificultades se presenten!
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