Ubicada en una zona estratégica, era el paso obligado hacia Villa La Angostura por el lago Nahuel Huapi. Entre los mitos y la leyenda, esta es la historia.
Alejandro Bustillo, nació el 18 de marzo de 1889 y falleció el 3 de noviembre de 1982, en Buenos Aires. Fue un reconocido y prestigioso arquitecto, pintor, escultor, escritor y académico, que pasó a la historia por la imborrable huella que dejó plasmada en sus grandes obras y geniales construcciones. Fruto de la originalidad de su trabajo, Bustillo es considerado como el verdadero fundador de un "estilo arquitectónico clásico nacional", un auténtico pionero en su materia; que dejó huella en construcciones como el Complejo Bristol en Mar del Plata (incluida la característica rambla, el Hotel Provincial y el Casino Central), mientras que en la ciudad de Buenos Aires se encargó del diseño de varios bellísimos inmuebles residenciales, administrativos o comerciales; entre ellos las sedes centrales del Banco de la Nación Argentina y el Banco Tornquist, el Hotel Continental, el Edificio Volta, la casa de Victoria Ocampo y el edificio que habitaron Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo; entre otros.
Pero, sobre todas las cosas y en estricta justicia para con la enorme tarea realizada; Bustillo debe ser recordado como quien mejor interpretó a la ciudad de Bariloche, en la patagónica provincia argentina de Río Negro. Fue allí donde quedó plasmado el inigualable ADN del excepcional arquitecto, algo que se advierte inocultable en el famoso hotel Llao-Llao y también en la majestuosa Catedral. Sin embargo, a orillas del Lago Nahuel Haupi, sigue en pie una construcción de la que no muchos están advertidos. Una obra con especial atractivo, rodeada de un misterioso halo de mitos y leyendas.
Se trata de la Torre Bustillo o, como también se la conoce, la Torre Sarracena o Antumalal.
La Torre en las costas del lago Nahuel Huapi. Fotos: Archivo visual patagónico, rionegro.com.ar, bariloche2000.com
Construida en estilo medieval, sigue generando el permanente comentario de curiosos y no pocos historiadores, que cuentan con sugestivos datos concretos a mano para mirarla con otros ojos.
Las más variadas especulaciones están a la orden del día, y motivos no faltan para que esto suceda. Y no se habla de fantasmas o de duendes, que muchos creen ver por allí; sino de historia; más precisamente de la relación del lugar con el nazismo en la Argentina.
La Torre Bustillo se encuentra emplazada en la Península San Pedro, un lugar que -a primer golpe de vista- llama la atención y que no pocos consideran demasiado "estratégico" como para haberse elegido por mera casualidad. Está aproximadamente a mitad de camino entre la ciudad de San Carlos de Bariloche y Villa La Angostura, sitio en el que (casualmente, o no) se encuentra la residencia Inalco, la propiedad con unos cuatro kilómetros de playas privadas y un espeso bosque circundante, escondida detrás de dos grandes islas que le sirven de protección; en donde -al menos desde 1948 y por espacio de dos años- vivió Adolf Hitler junto a su esposa Eva Braun.
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Durante años, muchos lugareños se preguntaron por qué Bustillo levantó esa monumental torre en tan extraño y apartado lugar. Fue el propio arquitecto quien respondió el interrogante, asegurando a los cuatro vientos que se trataba de un lugar destinado a su estudio personal y para recibir como invitados a familiares, amigos y conocidos; unos datos que también quedaron registrados en los archivos que donó a Marta Levisman, colega suya; luego fundadora de la Asociación Civil para el Archivo de Arquitectura Contemporánea Argentina; unos papeles (planos de arquitectura y escritos) que ahora son parte del patrimonio de la Universidad Torcuato Di Tella.
La torre Bustillo "en medio de la nada". Foto: gentileza rionegro.com.ar
Sin embargo, resulta extraño que, en 1947, Bustillo decidiera lotear la -por él llamada- Villa Antumalal (que significa "corral de sol" en lengua mapudungun, mapuche o araucana), cuya mayor porción de terreno (justamente la que ocupa la Torre) pasó a manos de Jorge Pereda, que era un acaudalado criador de toros e integrante de una familia que se había instalado en Villa La Angostura en los años '20. El 10 de enero de 1948, Bustillo firmó de puño y letra el boleto de venta que acreditaba a Pereda y a su hermano Horacio, como los nuevos propietarios. La Torre sigue estando hoy en poder de los descendientes de Pereda, e incluso uno de ellos declaró recientemente que no tiene información sobre el uso que se le dió a la misteriosa propiedad en 1948, aunque sugestivamente también declaró que a partir de entonces no tuvo relación alguna con los nazis. Lo notable es que, justamente a partir de ese año, se tiene constancia de la vida del líder nazi en el lugar.
Mientras la familia que es dueña de la monumental obra de Bustillo deja flotando la duda; hay datos (y mención en documentos desclasificados) verosímiles para sostener que la Torre Sarracena era, en efecto, un puesto de vigilancia para proteger al Führer nazi. Ninguna embarcación proveniente de Bariloche podía ir a Villa La Angostura (donde se encuentra la residencia Inalco, de Hitler) o a Puerto Blest (que es el paso cordillerano hacia Chile), sin ser advertida desde el mirador de la Torre.
Cualquier movimiento extraño, o el tránsito de desconocidos, era detenido e inmediatamente informado a los puestos de control de Inalco; y así el Führer nazi se mantenía cuidado, protegido y a salvo.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Nota: El artículo no expresa ideología política, solo investigación histórica.
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