Nancy Pelosi. Foto: Reuters.
Por Manuel Castro
Finalmente Nancy Pelosi preside la Cámara de Representantes, será su último periodo. Fue elegida este domingo como presidente. Es un cargo importante.
Los demócratas conservan la mayoría pero perdieron bancas, siete escaños para ser exacto. Pero la batalla por el poder es el 5 de enero, en Georgia para retener, los republicanos, la mayoría en el Senado, que, de suceder, te la veo difícil gobernar Joe, vas a estar más sleepy que nunca. Pero si la ganan los demócratas la cosa será distinta. Joe no estará ni tan lento ni tan dormido y el estado profundo tampoco, no solo en los Estados Unidos sino a nivel mundial.
Pero, como señalamos en artículos anteriores, la batalla de Nancy no será fácil, no solo contra los republicanos, algo obvio, sino contra los propios; es decir el ala casi comunista de los demócratas.
No exagero ni me equivoqué, escribí “el ala casi comunista de los demócratas”.
Mi estimada Nancy, con Ocasio-Cortéz cerca, usted podría terminar como Julio César en los Idus de marzo. ¡Ah! Joe también.
Parece ser que la prioridad de Pelosi es derrotar al virus, pero más allá de eso para los estadounidenses el problema también es la economía. Y se lo hicieron saber con pintadas en las paredes de su casa. También le sucedió lo mismo al jefe de la bancada republicana de senadores. Le pintaron todo el frente de su casa. La razón, los 2000 dólares que Trump dijo que había que darle a los ciudadanos en vez de los 600. A decir verdad, los demócratas estaban de acuerdo con eso. El que empezó a darle vueltas al tema fue el republicano Mitch McConnell. De hecho la frenó. McConnell quería discutir este tema junto con otras dos reivindicaciones de Trump: la derogación del artículo 230 del proyecto de ley de defensa y la creación de una comisión para investigar el fraude en las elecciones presidenciales. Todo en uno. Y ahí quedó. Después vinieron las pintadas.
El tema es muy sencillo, como la casta política siempre cobra su sueldo, de los impuestos de los ciudadanos, pueden “tomarse su tiempo”. Los que no pueden tomarse su tiempo son los que tienen necesidades.
Pero de la interna demócrata nos ocuparemos cuando Biden ocupe el Salón Oval. Si es que llega a ocuparlo.
Hablando de eso. Del presidente electo, que lo es de manera legal desde el 14 de diciembre de 2020, pero, parece ser que no todo está definido. La novela no se termina.
Vamos por partes.
El 5 de enero de 2021, en el estado de Georgia elección de los dos senadores. Por el lado republicano David Pardue y Kelly Loeffler (que además estaban de acuerdo con otorgar el cheque de 2.000 dólares). Por el lado demócrata Raphael Warnock y Jon Ossoff que han achicado la distancia con respecto a los republicanos.
Como antes dije no es una elección menor.
Pero ¿qué es lo que puede llegar a pasar el 6 de enero en el Congreso? ¿Tendrá lugar la gran manifestación en las calles prometida por los republicanos?
Ese día es la última oportunidad de Trump para impedir que Biden llegue a la Casa Blanca.
Que el sistema electoral estadounidense está en entredicho, ya no es novedad. Los ciudadanos lo demuestran cada vez que pueden. Que hubo fraude, el porcentaje de ciudadanos que cree que lo hubo llega al 70%.
Pero ¿qué es lo que puede pasar?
Hasta ahora parece ser que unos 13 senadores se negarán a aceptar a Joe Biden como ganador de las elecciones del 3 de noviembre de 2020.
Están exigiendo que se realice una auditoría absoluta de todo el recuento de los votos.
Si aquí no pasa algo, el 20 de enero Biden jurará como nuevo presidente. Aunque para esa fecha también sabremos la conformación del Senado.
Esa auditoría, de llegar a formarse, será solo por 10 días y se tendrá que nombrar una comisión electoral con capacidad plena para investigar el resultado electoral. Después de eso se evaluará, los estados implicados lo harán, y a partir de allí, habrá cambio de voto.
Algunos nombres de senadores que se opondrán: Josh Hawley, Ted Cruz, Ron Johnson, James Lankford, Steve Daines, John Neely, Marsha Blackburn, bill Hagerty, Mike Braun, Tom Tuberville, Cynthia Lummis y Roger Marshall. También hay 140 diputados de la Cámara de Representantes que ya dijeron que no aceptarán los resultados. El debate será largo.
¿Qué hará Mike Pence?
Y no importa el resultado.
Los Estados Unidos no volverán a ser lo mismo. Hay algo que se ha hecho mal y el ciudadano medio lo sabe. Y el ciudadano medio, en los Estados Unidos, al contrario que en otros países, es patriota.
Y tiene los medios para demostrarlo.
Estaremos muy atentos.