Las operaciones bélicas ocasionan emisiones en relación al consumo de combustible de los vehículos, la producción de grandes cantidades de munición y de otros equipamientos militares, así como la construcción de fortificaciones a lo largo de cientos de kilómetros de línea del frente.
Por Canal26
Jueves 13 de Junio de 2024 - 12:06
Un estudio realizado por distintas ONGs dedicadas a investigar los efectos de la guerra sobre el cambio climático, estima en 175 millones de toneladas de dióxido de carbono las emisiones provocadas por la invasión militar rusa en Ucrania.
Este volumen es el equivalente de poner en circulación 90 millones de nuevos coches de nafta o de construir 260 nuevas centrales térmicas de carbón. Además, supera las emisiones anuales de un país altamente industrializado como Países Bajos.
"En los meses tempranos de la guerra, la mayoría de las emisiones las causó la destrucción a gran escala de infraestructuras civiles, que requiere un gran esfuerzo de reconstrucción postbélica", afirmó el documento elaborado por la Iniciativa para la Contabilización de los Gases de Invernadero de la Guerra.
Igualmente, tras dos años de guerra, la mayor parte de las emisiones se origina de una combinación de operaciones bélicas, incendios forestales y el daño a la infraestructura energética.
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Por si esto fuera poco, el coste estimado de los daños causados por la Federación Rusa asciende a más de 32.000 millones de dólares (29.590 millones de euros).
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Desde el pasado 22 de marzo, Rusia lanzó seis ataques masivos contra la red energética ucraniana que destruyó o daño buena parte de las centrales eléctricas del país, al mismo tiempo que obligó a muchos trabajadores del sector a arriesgar su vida casi a diario para proteger el equipamiento de los drones y los misiles rusos.
“En vez de pensar en salvarse ellos piensan en salvar el equipamiento”, afirma una trabajadora de la central térmica de Dnipró que, como otros empleados de esta planta atacada repetidamente en los últimos meses, pide el anonimato por motivos de seguridad.
En lugar de permanecer en el refugio subterráneo de la central cuando es atacada, los especialistas esenciales de estas infraestructuras tienen el deber de quedarse en sus puestos o correr a desconectar los equipos para evitar los daños que sufrirían de seguir funcionando cuando otros componentes del sistema dejaron de hacerlo.
Así, las sucesivas oleadas de bombardeos rusos contra el sector eléctrico ucraniano cambiaron por completo la naturaleza del trabajo de sus empleados, cuyas fotografías aparecen ahora junto a las de los bomberos y los militares en los carteles que celebran a los "héroes" nacionales de esta guerra en el mobiliario urbano de las ciudades.
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