Las huellas fueron encontradas en la Quebrada de Pedregal Negro, al norte de la localidad de Vinchina.
Por Canal26
Viernes 15 de Septiembre de 2023 - 19:57
Los investigadores del Conicet realizaron un importante hallazgo que nos permite obtener más información sobre el periodo geológico conocido como Mioceno Medio. A partir del análisis de huellas fósiles, los científicos llegaron a la conclusión de que hace aproximadamente 15 millones de años existieron animales de pequeño tamaño, hasta el momento desconocidos, que convivieron con otros de gran porte en la Era Cenozoica.
"Lo que descubrimos es una fauna nueva, un conjunto de animales que sabemos que convivieron y coexistieron en espacio y tiempo debido a sus pisadas fósiles y que hasta el momento era absolutamente desconocida", dijo la paleontóloga Verónica Krapovickas, líder del trabajo e investigadora del Conicet.
Los pequeños animales descubiertos, “pasaron por el mismo lugar con diferencia de días, horas, meses e incluso si hubieran sido años, es nada en términos del tiempo geológico; por eso se considera que son parte de una misma comunidad", añadió la especialista.
La paleontóloga agregó que "lo interesante es que no es un único animal, son varios y y es una fauna dominada por animales pequeños, algo muy original porque la mayoría de las huellas fósiles son de animales de mayor porte ya que al tener más peso hacen huellas más profundas y esas huellas tienen más potencial de preservación e inclusive de ser vistas por los investigadores".
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Estas huellas corresponden al Mioceno Medio, un período geológico sobre el que no hay mucho registro. "La mayoría de los registros fósiles corpóreos (huesos de animales) que se han encontrado provienen de lo que se conoce como el Mioceno Inferior o del Mioceno Superior, pero se sabe mucho menos del Mioceno Medio", detalló Krapovickas.
La investigadora del Conicet explicó que el Mioceno Medio es un momento "muy interesante" porque a finales del Mioceno Superior empiezan a aparecer los primeros inmigrantes de América del Norte en un evento que se conoce como el "Gran Intercambio Biótico Americano", cuando Sudamérica y Norteamérica están en suficiente proximidad para que las faunas empiecen a pasar de un lado a otro.
"Si bien eso se va a profundizar después, éste es el momento en el que ese proceso comienza", agregó.
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La historia de este hallazgo se remonta a 2013 cuando Krapovickas estaba en sus primeros años de carrera. "Unos geólogos me muestran fotos de un material de una Quebrada que yo no había explorado hasta ese momento en la zona de Vinchina, en las que se veían pisadas fósiles de un roedor gigante, que son los dinómidos, de los que sólo sobrevivió una especie actual pero que en el pasado fueron mucho más diversos y hubo ejemplares gigantes", contó Verónica.
Nueve años después, la paleontóloga y dos integrantes de su laboratorio llegaron a la Quebrada de Pedregal Negro, donde encontraron un bloque de gran tamaño que tenía el material que los geólogos habían hallado. Además, había un montón de huellas fósiles muy chiquititas de animales muy livianos.
Gracias a las técnicas de modelado tridimensional, cálculos de masas y dimensiones corporales combinadas, el equipo de investigación descubrió que el conjunto de huellas representaba una comunidad de pequeños mamíferos, aves y tortugas que solían habitar las llanuras de un antiguo río.
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Dentro de esta nueva fauna, el componente más valioso es el caso de Carnivoripeda sudamericana, que son las huellas de pequeños mamíferos carnívoros conocidos como esparasodontes, que contaban con miembros cortos y un tronco de alrededor de 20-25 centímetros de longitud.
"Estos animales, extintos en su totalidad, compartían similitudes con los marsupiales y están filogenéticamente relacionados con los icónicos 'dientes de sable' (mamíferos dotados de grandes caninos)", detalló Vera, licenciada en Paleontología y becaria doctoral del Conicet en el Idean.
Y añadió: "También descubrimos huellas dispuestas de a pares, producto de un andar saltatorio bípedo de un argirolágido (Argyrolagidae), un grupo de pequeños marsupiales nativos igualmente extintos con morfología análoga a los gerbos actuales (Dipodidae) y las ratas canguro (Heteromyidae), representando un ejemplo sorprendente de convergencia evolutiva".
Pero esto no es todo, el equipo también registró huellas de una pequeña tortuga de agua dulce (Chelonipus torquatus) que no superaba los 10 centímetros de longitud.
"Este hallazgo es significativo ya que las huellas de tortugas continentales son realmente escasas en rocas cenozoicas", afirmó Farina, licenciado en Paleontología y becario doctoral de la UBA en el Idean, otro integrante del equipo.
Huellas de aves costeras (Aviadactyla vialovi), de roedores gigantes (Tacheria troyana) emparentados con los pacaranas, y pisadas de ungulados extintos quedaron conservadas en la superficie del bloque de piedra descubierto.
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