La boliviana Marisol Saavedra Chungara fue detenida con su dos hijos cuando estaba por de recoger 134 kilos de cocaína que había arrojado una avioneta.
Por Canal26
Sábado 29 de Enero de 2022 - 16:40
Saavedra Chungara fue detenida junto a sus hijos en una campo de Pergamino. Foto: Clarín.
Un informe de Clarín muestra como conversaciones pudieron ser tomadas luego de que la Justicia federal solicitara que las compañías de telefonía celular les bloquearan los datos a las lineas de la jefa de la banda narco y su hijo. De esta manera lograron que en la calle no pudieran comunicarse por WhatsApp y se vieran obligados a usar la línea telefónica, método que sí puede ser interceptado fácilmente por los investigadores en tiempo real, con apoyo de la AFI.
Con las escuchas, más la información que en agosto de 2021 había aportado un "buchón", la madrugada del pasado 19 de enero Saavedra Chungara, su hijo Francisco (31), su hija Juliana (19) y un hombre que les hacía de chofer fueron sorprendidos en un campo cercano a la localidad de Rancagua, en el partido de Pergamino.
La Justicia sostiene que todos estaban allí para recibir del cielo cuatro grandes bultos con 134 kilos de cocaína que acababan de ser arrojados desde una avioneta. Los cuatro detenidos se negaron a declarar. En lo allanamientos realizados en la Bajo Flores -donde vivía la familia- no se encontró nada. Sin embargo la hipótesis principal es que Marisol, la autodenominada "Reyna del Sur", era la proveedora de cocaína de alguna de las bandas que operan en la Villa 1.11.14 y sus alrededores.
Cuando los policias de narcotráfico de Pergamino (con los datos aportados por el informante) comenzaron a investigarla se encontraron con que sólo figuraba en la web un antecedente penal, y en Bolivia: en marzo del 2009 la mujer había sido detenida en su país tratando de pasar a Argentina con 24 kilos de cocaína escondidos en cajones de verduras.
Fuentes consultadas por Clarín cuentan que durante la pandemia de Covid -que cerró las fronteras terrestres durante meses- un 70% del tráfico de drogas que entraba a nuestro pais en autos, micros y camiones migró a los vuelos ilegales. El método es práctico: existen grandes corredores de norte a sur de la Argentina donde los radares no llegan; para ser considerado un Tránsito Aéreo Ilegal (TAI) un vuelo tiene que tener algunas características y entre ellas está ubicarse por sobre el paralelo 29 (Santa Fe, Entre Rios, Buenos Aires y Córdoba quedan afuera, por ejemplo); además no hay aviones preparados para perseguir a las avionetas narcos ni tampoco marco legal que ampare cualquier acción.
Los pilotos son tan hábiles que con solo inclinar el aparato logran que los bultos se deslicen hacia el vacío. Siempre arrojan la cocaína en campos donde para cualquier fuerza de seguridad montar una vigilancia sin ser advertida es prácticamente imposible. Los pilotos narco son profesionales y saben por cuáles corredores tienen que ir para no ser detectados. Conocen los puntos ciegos de los radares y también que solo detectan vuelos que pasan a partir de los 3000 metros de altura. Dicen los que saben que no solo vuelan bajo sino que lo hacen siguiendo el trazado de los gasoductos. "Asi se garantizan que aunque vuelen a una altura peligrosa no se van a llevar ningun cable por delante", explicaron fuentes a Clarín.
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