Marcelo Odebrecht: "En Argentina, hacíamos los pagos a través de los socios locales"

Siguen los coletazos en el caso de corrupción y pago de coimas de la firma constructora brasileña Odebrecht. Así las cosas, los máximas autoridades de la
firma acusaron directamente en Brasil a los empresarios argentinos de actuar en conjunto con el entonces Gobierno kirchnerista dando forma a una trama de beneficios "indebidos", que se traducían en sobornos para conseguir la ejecución de obras públicas.

Los empresarios y funcionarios argentinos impusieron, por su lado, a sus pares brasileños la obligación de asociarse a las empresas locales para ganar algún
contrato de obra pública. Al mismo tiempo, esos mismos empresarios canalizaban posteriormente las coimas que pagaba la firma Odebrecht.

"Yo sé por ejemplo que en algunos países uno está obligado a tener socios locales. Y ahí, muchas veces, los accesos políticos, eran hechos a través del socio local. Eso pasaba mucho en Argentina", dijo Marcelo Odebrecht, el máximo responsable de la constructora a nivel mundial, en momentos de confesar sus propios delitos ante los fiscales del Lava Jato en la ciudad de Curitiba.

Del mismo modo en que lo hacían sus subalternos y otros empleados acogidos al régimen de la "delación premiada" en Brasil -Luiz Antonio Mameri y Marcio
Faria-, el dueño de la firma aseguró que las negociaciones estuvieron en manos de los empresarios locales que acordaban los pagos de las coimas con los funcionarios, sin que ellos supieran con certeza cuál fue el destino final del dinero negro que aportaron.

En su confesión Mameri mencionó como "imprescindible" operar moverse con un socio local en la Argentina, que informaban a Odebrecht los "valores indebidos" que debían desembolsar.

A raíz de estas investigaciones y el escándalo desatado, todas las empresas asociadas a Odebrecht en distintos proyectos en la Argentina negaron haber
participado en actividades irregulares o delictivas. Por el contrario, algunas replicaron que los brasileños "mienten" para poder rebajar sus condenas.