La mayoría de los pronósticos, consideran que el año será mucho más difícil sostener la recuperación alcanzada en 2021. Los posibles escenarios frente al acuerdo con la entidad monetaria.
Por Canal26
Domingo 26 de Diciembre de 2021 - 10:40
Alberto Fernández, presidente de Argentina, conferencia, Kristalina Georgieva, FMI, NA
La economía argentina finaliza el año con un rebote del 10%, superior a los pronósticos incluso de los más optimistas, que calculaban un 7%. Pero pese a esos números, crece el interrogante sobre si es posible mantenerlos el año entrante.
Si bien actualmente las proyecciones son menos alentadoras, la buena noticia para el Gobierno es que si el año próximo la economía se estancara de punta a punta, igual la actividad terminaría casi 3% arriba.
En ese marco, la mayoría de los pronósticos, consideran que el año será mucho más difícil sostener la recuperación alcanzada en 2021. La elevada inflación impide que se produzca una recuperación de los salarios reales, que en promedio han caído 20%. Y la fuerte caída del desempleo, que pasó de 11,7% a 8,2% en un año se dio sobre todo en base a trabajos informales y cuentapropismo. Los empleados formales están aún casi 130.000 por debajo de 2019, sin contar los que se deberían haber generado por el crecimiento vegetativo de la población, indica un análisis de Pablo Wende para Infobae.
Las razones del repunte se deben entre otras cosas a los excelentes precios internacionales de las materias primas que exporta la Argentina, sectores que se recuperaron fuertemente luego del bajón de la pandemia, planes de incentivo al consumo como el Ahora 12 y el Previaje, además de recaudación adicional obtenida por impuestos extraordinarios como el aporte solidario. Pero esa activación se da en un marco de fuertes desequilibrios.
La caída del nivel de reservas a pesar de haber sido un año de abundancia de dólares (por balanza comercial y distribución de DEG del FMI), el atraso del tipo de cambio oficial, el aumento de la brecha cambiaria otra vez a niveles de 100% y el congelamiento de las tarifas, que siguen aumentando peligrosamente los subsidios.
En ese contexto, la negociación con el FMI juega un papel fundamental, aunque los grandes inversores bajaron fuertemente sus expectativas sobre el resultado final. Informes como el de Goldman Sachs de la última semana o el de la calificadora Moody´s son pesimistas a la hora de evaluar qué impacto tendría el cierre del acuerdo.
De cara a ello, según Wende se abren tres posibles escenarios en relación al acercamiento al FMI. En primer lugar, que no se firme ningún acuerdo. Esta posibilidad luce cada vez más lejana, ya que no tendría sentido seguir pagándole al Fondo si no hay intención de llegar a un acuerdo. No obstante, las advertencias en relación a las consecuencias de un default con el FMI suenan cada vez más fuertes y creíbles.
En segundo lugar, "que se llegue a un acuerdo light” es una de las posibilidades, ante las internas políticas que enfrenta el propio Gobierno y también la necesidad de negociar con la oposición. La duda que persiste por estas horas es hasta dónde estará dispuesto a aflojar el staff del FMI para llegar a un acuerdo antes de marzo, indica Wende. En ese marco, los inversores son partidarios de un arreglo que ayude a encauzar a la economía argentina y no se limite a patear vencimientos.
Finalmente, que se firmen condiciones más duras, pero muy difíciles de cumplir: Esta opción implicaría una reducción mucho más drástica del rojo fiscal, ordenar rápido el frente fiscal y cambiario, además de avanzar con algunas reformas estructurales, por ejemplo en el frente laboral. Ése sería el contenido de un programa clásico de “facilidades extendidas” a diez años como el que se está negociando. Sería lo lógico, además, teniendo en cuenta que habría cinco años de gracia para empezar a devolver el capital.
En ese contexto, el riesgo país que continúa arriba de los 1.700 puntos, el tipo de cambio superando los $ 200 y acciones que no consiguen salir del pozo no hacen más que acentuar la extrema cautela de los mercados. El presidente, indica el análisis, nunca logró pese al resultado electoral mejorar la visión de ese sector.
Duramente criticado por no haber negociado en forma simultánea con los bonistas y el FMI en 2020 todas las miradas apuntan al ministro Guzmán. Tampoco está claro por qué motivo no aceleró un acuerdo este año, lo que hubiera ahorrado el pago de casi USD 4.000 millones.
No obstante, las encuestas entre hombres de negocios locales son, sin embargo, un poco menos pesimistas respecto a lo que se viene en 2022. La decisión del Gobierno de reducir gradualmente la doble indemnización a lo largo del primer semestre de 2022 va en el camino correcto, indica el análisis.
Los cambios en Bienes Personales, sin embargo, implican un aumento de la presión impositiva y cargar las tintas sobre los impuestos patrimoniales, que se encuentran en retirada en todo el mundo. Pero la medida más sorprendente involucra al mercado aéreo. El regreso de un piso tarifario para los vuelos de cabotaje procura barrer con la competencia de Aerolíneas Argentinas, en un sector que atravesó dos años durísimos de pandemia y en el que aparecían algunos jugadores dispuestos a seguir compitiendo en base a bajos costos y eficiencia. Es otro de los problemas de larga data que arrastra la economía argentina y que no terminan de desaparecer: empresas públicas ineficientes y deficitarias, proteccionismo a compañías locales poco competitivas y sindicatos que buscan trabar a toda costa la modernización de la economía. Con información de Infobae.
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