En 2022, poco antes de la invasión rusa de Ucrania, comenzó una ola de muertes misteriosas de altos directivos energéticos rusos. Uno por uno, todos los casos.
Personas influyentes en Rusia mueren una tras otra: se caen por las ventanas, se pegan un tiro e incluso se envenenan con veneno de sapo. Encima de todo, las caídas de aviones parecen empezar a volverse comunes en torno a este territorio.
En 2022, poco antes de la invasión rusa de Ucrania, comenzó una ola de muertes misteriosas de altos directivos energéticos rusos. En enero, Leonid Shulman, el jefe del servicio de transporte de Gazprom Invest, de 60 años, fue encontrado muerto en un country cerca de San Petersburgo. Cerca había una nota en la que se quejaba del dolor de una pierna rota.
En marzo, se encontró en la región de Leningrado el cuerpo de Alexander Tyulyakov, Director General Adjunto de Seguridad Corporativa del United Settlement Center de Gazprom. También dejó una nota de suicidio, cuyo contenido se mantuvo confidencial. En abril, Vladislav Avaev, vicepresidente de Gazprombank, su esposa embarazada y su hija de 13 años fueron hallados muertos en un apartamento de Moscú. Según los investigadores, Avaev disparó a los miembros de la familia y luego se suicidó.
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Luego, un ex alto directivo de Novatek, Sergei Protosenya, fue encontrado ahorcado en España. Su esposa y su hija de 18 años también fueron encontradas asesinadas en la casa. En mayo, el ex alto directivo de Lukoil, Alexander Subbotin, murió en Moscú después de un ritual con chamanes locales. Los medios escribieron que se lo intentó curar de una resaca con veneno de sapo, pero la sesión terminó en muerte.
En julio, el cuerpo de Yuri Voronov, director general de la empresa de transporte Astra Shipping, que también trabajó en los contratos árticos de Gazprom, fue encontrado en una comunidad de cabañas de élite. Murió después de recibir un disparo en la cabeza. El 1 de septiembre, Ravil Maganov, vicepresidente de Lukoil, se cayó por la ventana del Hospital Clínico Central de la Administración Presidencial en Moscú. El cuerpo del alto directivo de 68 años, que había trabajado para Lukoil desde la fundación de la empresa en 1993, fue encontrado por personal médico.
En enero de 2023, Dmitry Pavochka murió quemado en su propio apartamento. También trabajó con Lukoil y Roskosmos. La investigación cree que Pavochka se durmió en la cama con un cigarrillo sin apagar.
Además de altos ejecutivos de empresas relacionadas con la industria del petróleo y el gas, otros ejecutivos también aparecieron en informes de suicidios y accidentes. Por ejemplo, Ivan Pechorin, director de aviación para la Corporación de Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico, cayó por la borda de una embarcación en septiembre. En el mismo mes, murió Pavel Pchelnikov, director de comunicaciones de Digital Logistics LLC, una subsidiaria de Russian Railways. Según los investigadores, se disparó en su casa de Moscú.
En febrero, Marina Yankina, jefa del departamento financiero del Ministerio de Defensa, fue encontrada muerta bajo las ventanas de su casa en San Petersburgo. Sus pertenencias y documentos fueron encontrados en el balcón del piso 16. En general, durante los últimos 18 meses, en circunstancias poco claras, murieron más de 40 altos directivos, empresarios y funcionarios rusos.
¿Y acaso ya hemos olvidado casos tan resonantes como el del Aleksandr Litvinenko, el agente de la KGB que fue asesinado en Reino Unido bajo protección de asilo en el año 2006 con Polonio?
En cuanto a caídas de aviones, el Embraer Legacy 600 privado de Yevgeny Prigozhin, aunque tremendamente resonante en el contexto histórico en que se dio, no es el único suceso de este estilo; más allá de las nacionalidades.
Todavía está tibio en la memoria el recuerdo del Boeing 777-200ER que cubría la ruta Ámsterdam - Kuala Lumpur, como el vuelo 17 de Malaysia Airlines. Ese avión se estrelló el 17 de julio de 2014 en la villa de Grábovo, en el raión ucraniano de Shajtarsk, en el óblast de Donetsk, a 40 kilómetros de la frontera con Rusia. Sucedió en el marco de la invasión de los "hombrecitos verdes", cuando soldados rusoparlantes sin identificación cruzaron la frontera desde Rusia hacia el Donetsk, como preludio de la actual guerra en Ucrania.
Y, un poco más atrás en el tiempo pero aún con mucha actualidad, se encuentra la caída del avión Tupolev Tu-154 de la Fuerza Aérea polaca en el que viajaba el propio presidente de la República de Polonia, Lech Kaczyński (hermano gemelo del actual vice primer ministro polaco). El hecho sucedió el 10 de abril de 2010 en la base aérea rusa de Smolensk, y la muerte del presidente del país y otros 95 ocupantes de la nave impactó fuertemente en la sociedad polaca.
¿Es de extrañar, entonces, que la inteligencia estadounidense considere que la caída del avión en el que iba Yevgeny Prigozhin pudo haber sido causada por una explosión intencional?
Por ahora, lo que recapitula este artículo e intenta traer a la memoria del lector son un importante número de sucesos trágicos que se mantienen abiertos como una incógnita. O, quizás, la incógnita no sea tal.
Martín Campos Witzel es Licenciado en Periodismo por la Universidad Siglo 21, Maestreando en Periodismo por la Universidad de San Andrés y ejerce en "La Tarde" y "El Regreso" de Canal 26.
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