El impacto ambiental de la tecnología: tener 30 mails guardados consume tanta energía como dejar un foco prendido todo el día

Usar inteligencia artificial, enviar y almacenar emails, fotos y videos consume grandes cantidades de energía y agua; y los equipos tecnológicos generan residuos contaminantes al final de su vida útil. Qué podemos hacer para reducir este impacto.

Por Gabriela Ensinck

Lunes 10 de Febrero de 2025 - 12:40

Emails. Foto: Freepik Emails. Foto: Freepik

Cada vez que enviamos un correo electrónico, un mensaje de Whatsapp o subimos fotos y videos a las redes sociales, estamos generando una huella ambiental. El uso de sistemas de Inteligencia Artificial como ChatGPT, Deep Seek o Gemini ha potenciado ese impacto, ya que requieren grandes cantidades de energía para almacenar información en gigantescos centros de datos, así como agua para enfriar los servidores.

Según un informe de UNEP, el Programa de Naciones Unidas para el Ambiente, “enviar 65 correos electrónicos genera la misma cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que viajar un kilómetro en auto”.

Emails. Foto: Freepik Emails. Foto: Freepik

Pero no solo enviar mails genera emisiones. También mantenerlos almacenados en nuestras casillas de correo. Según un informe de National Geographic, 30 mails acumulados consumen 220 watts, la misma energía que gasta una luz de bajo consumo encendida todo el día.

El uso de Internet y los dispositivos electrónicos representan hoy el 4% de las emisiones globales de GEI, superando a las de la aviación. Y la masificación de plataformas de Inteligencia Artificial no ha hecho sino acrecentar este fenómeno.

Una pregunta realizada en una conversación con ChatGPT, un asistente virtual basado en IA, consume 10 veces más electricidad de una búsqueda de Google, informó la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Ciberdelito. Foto: Unsplash

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La huella ambiental tecnológica y el rol del bitcoin 

El funcionamiento de los múltiples dispositivos electrónicos que hoy usamos y la circulación de datos requieren energía. Y lo que más energía consume es el almacenamiento de toda esa información en enormes centros de datos que requieren una refrigeración constante.

Los centros de datos consumen aproximadamente 200 teravatios por hora (TWh) cada año, un gasto similar al consumo energético nacional de algunos países, según un informe publicado en la revista Nature.

Criptomonedas, Bitcoins. Foto: Telam. Criptomonedas, Bitcoins. Foto: Telam.

Una de las actividades de mayor impacto ambiental es la “minería de Bitcoins”, como se conoce al procesamiento de millones de datos para obtener esta y otras criptomonedas.

Un análisis del Centro de Finanzas Alternativas de la Universidad de Cambridge (CCAF, por sus siglas en inglés), revela que, si el Bitcoin fuera un país, sería el séptimo en un ránking de consumo energético liderado por China y Estados Unidos y consumiría más electricidad al año que Finlandia, Suiza o Argentina. Eso ocurre porque el proceso de "minar" la criptomoneda -utilizando gigantescos servidores que no cesan de trabajar- demanda ingentes cantidades de energía.

Además, la innovación tecnológica constante y el boom del consumo de electrónicos tienen una contracara oscura, y es la explosión de la basura electrónica o scrap.

Cada año, se tiran 50 millones de toneladas de desechos electrónicos en el mundo, provenientes de celulares, computadoras, equipos electrónicos y electrodomésticos en desuso. El volumen es tal, que alcanzaría para levantar 4500 Torres Eiffel y tapizar toda la isla de Manhattan, según un informe del Foro Económico Mundial (WEF).

Basura tecnológica y electrónica. Foto: Freepik Basura tecnológica y electrónica. Foto: Freepik

En Argentina se desechan unos 8,4 kilos de residuos electrónicos por persona y por año, y solo una ínfima parte se recuperan o se reciclan. Buena cantidad de esta basura electrónica va a parar a rellenos sanitarios o -aún peor- basurales a cielo abierto, y otro tanto queda acumulada en armarios y rincones de nuestras casas, por desidia o desconocimiento de la existencia de programas de reciclado y economía circular de electrónicos.

Dinero, ahorros. Foto: Pexels.

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Qué podemos hacer para reducir el impacto ambiental de la tecnología

En 2024, en el marco de Naciones Unidas, 190 países adoptaron una serie de recomendaciones no vinculantes sobre el uso ético de la Inteligencia Artificial, incluyendo su impacto ambiental. Entre otras medidas, el organismo internacional aconseja: elaborar indicadores confiables para medir el impacto de la Inteligencia Artificial en el ambiente; exigir a las empresas que divulguen los impactos ambientales directos e indirectos de sus productos y servicios basados en la IA; impulsar las tecnologías más eficientes en cuanto al uso de agua y energía, y la reutilización y el reciclado de componentes electrónicos.

  • No enviar mails y mensajes de Whatsapp innecesarios y eliminar todo lo que se pueda de la bandeja de entrada.
  • Evitar el uso innecesario de plataformas y programas de Inteligencia Artificial que requieren grandes cantidades de datos y energía (como las plataformas de geolocalización cuando ya sabemos cómo llegar o podemos preguntarle a alguien; o consultar a la inteligencia artificial cuando podemos acudir a nuestro propio razonamiento y memoria)
  • Elegir electrodomésticos y electrónicos con etiquetas de eficiencia energética A o B (son las de mayor eficiencia, en una escala que va hasta la G)
  • Desenchufar los aparatos electrónicos cuando no se utilizan y no dejar enchufados los cargadores
  • Reducir el brillo de las pantallas y usar fondos de pantalla oscuros (esto ahorra energía y extiende la duración de las baterías)

Las tecnologías, incluyendo la Inteligencia Artificial, pueden ser excelentes aliadas en la mejora de nuestra salud y calidad de ambiente. De hecho contribuyen a solucionar problemas socioambientales con el monitoreo de la calidad del aire mediante sensores y análisis de datos, la detección temprana de incendios, o de fuga de gases contaminantes. Pero como toda herramienta, todo depende del uso que se haga de ellas.

 

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