“Recibimos señales de socorro en forma de precipitaciones, inundaciones y sequías cada vez más extremas que se cobran un alto precio en vidas, ecosistemas y economías”, afirmó Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
Según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), el 2023 fue el año que peor registro se tuvo por la sequía de los ríos, cuya consecuencias pueden ser devastadoras para el mundo.
El documento del estado de los recursos hídricos mundiales, indica que en los últimos cinco años los caudales de los ríos y la afluencia a los embalses se ubicó por debajo de lo normal en todo el planeta. Esto aumentó fuertemente la presión sobre los suministros mundiales de agua.
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El informe anual ofrece un panorama general del ciclo mundial del agua, desde las inundaciones extremas hasta las sequías extremas, desde los ríos y embalses hasta los glaciares y las aguas subterráneas.
Se recopilan datos de servicios meteorológicos e hidrológicos, centros de datos, miembros de la comunidad de modelización hidrológica y organizaciones de apoyo como la NASA y el Centro Alemán de Investigación en Geociencias.
“Recibimos señales de socorro en forma de precipitaciones, inundaciones y sequías cada vez más extremas que se cobran un alto precio en vidas, ecosistemas y economías”, afirmó Celeste Saulo, secretaria general de la OMM.
El deshielo y el deshielo de los glaciares amenazan la seguridad hídrica a largo plazo de muchos millones de personas. Y, sin embargo, no estamos tomando las medidas urgentes necesarias”.
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Los ríos se secan y las estadísticas lo prueban. En 2023 se registraron caudales fluviales más secos de lo normal, es decir, el volumen de agua que fluye por un río en un momento determinado. Más del 50% de las cuencas hidrográficas del mundo presentaban condiciones “anormales”.
La sequía y la reducción del caudal de los ríos afectaron a amplias zonas de América del Norte, Central y del Sur. El Mississippi registró niveles récord de estiaje y el Amazonas el nivel más bajo de su historia. Por su parte, las cuencas fluviales asiáticas y oceánicas del Ganges, el Brahmaputra y el Mekong registraron condiciones inferiores a las normales en casi todo su territorio.
Otros ríos y embalses se desbordaron con efectos devastadores: la costa oriental de África registró un caudal y unas inundaciones superiores a lo normal, al igual que la Isla Norte de Nueva Zelanda y Filipinas.
En Europa, el Reino Unido, Irlanda, Finlandia y partes de Suecia registraron caudales superiores a los normales.
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El informe de la OMM señala que la combinación de sequías prolongadas e inundaciones devastadoras puede atribuirse tanto a la crisis climática como a la transición natural de los fenómenos La Niña a El Niño.
El año pasado fue el más caluroso registrado hasta el momento, y los científicos coinciden en que las temperaturas extremas de la Tierra están siendo impulsadas por la crisis climática.
Según los científicos, la crisis climática hace que estos fenómenos meteorológicos naturales sean más extremos. Así, los impactos también son mayores, y los patrones cada vez más erráticos, lo que los hace más difíciles de predecir.
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