Cuando hace mucho calor se suelen tomar duchas largas con agua congelada, pero ¿es beneficioso para la salud de la piel? La respuesta de los especialistas.
Por Canal26
Martes 17 de Diciembre de 2024 - 11:43
Disfrutar de una ducha es un placer que nos podemos dar en cualquier momento el día, ya sea a la mañana, antes de ir a trabajar, después de entrenar o antes de dormir para relajar. Además, es fundamental en los días que hace mucho calor para bajar un poco la temperatura del cuerpo y refrescarnos. Sin embargo, se debe corroborar si es beneficioso para nuestra piel pasar por la ducha varias veces al día y durante un largo tiempo.
“Nuestra piel prefiere las duchas cortas”, expresó Eugenia Cutillas, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Quirónsalud de Murcia. Según explicó, se deben acortar los tiempos del baño porque si no, se comienza a deteriorar el manto lipídico de la piel, una capa protectora rica en grasas que se utiliza como aislante y lubricante de la piel.
“Los dermatólogos recomendamos que las duchas se hagan con agua a una temperatura entre 33 y 37 grados. Por tanto, podemos asegurar que ducharnos con agua caliente no es muy acertado en los casos de pieles secas”, reveló. Si las duchas además se acompañan con productos de limpieza corporal, es probable que se elimine esa grasa del manto lipídico.
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Darse un baño de agua fría parece una solución clara para combatir el calor, pero, según la dermatóloga, no es recomendable utilizar agua congelada. Si bien ayuda a bajar la temperatura corporal, el contraste entre la temperatura de la piel y la del ambiente puede generar una sensación térmica de mayor calor después de ducharse. Para refrescarse, se aconseja utilizar agua templada o más caliente que la temperatura ambiente.
Además, Trinidad Montero, especialista del área de Dermatología del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada y miembro del Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología (Cilad), explicó que no hay problema con ducharse varias veces al día con agua templada, aunque especificó que deben realizarse solo con agua y no incluir ningún tipo de gel.
“El agua debe ser templada, ni muy fría, ni muy caliente y se deberían realizar duchas cortas, de menos de 10 minutos. En nuestras investigaciones, hemos observado que el contacto prolongado con el agua puede alterar la función barrera cutánea y que el contacto con el agua caliente es más dañino que con agua fría”, explicó.
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Cuando hace mucho calor, algunas personas implementan la utilización de un spray para pulverizar el agua sobre la piel, un método que, según la especialista, no reseca la piel. “El uso de aerosoles suele hacerse con agua fría, sin detergente y en áreas localizadas, por lo que este riesgo de secar nuestra piel queda bastante reducido”, explicó.
Por otra parte, cuando las noches son muy calurosas, hay quienes se acuestan cuando salen de la ducha sin secarse con la toalla o quienes utilizan paños húmedos sobre la piel. Sobre estas prácticas, Montero explicó que no son recomendables porque la humedad constante puede dañar las condiciones de la piel y deteriorar su función de barrera. Además, podría alterar el microbioma, es decir, las bacterias que normalmente habitan en la piel, lo que aumentaría el riesgo de desarrollar infecciones cutáneas.
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