Según un estudio, el cerebro de las ratonas se "reconfigura" para preparar la maternidad

Los detalles de la investigación se publican este jueves en la revista Science. Además, los investigadores han observado que esas adaptaciones generan respuestas más fuertes y selectivas hacia las crías.

Por Canal26

Jueves 5 de Octubre de 2023 - 15:24

Hibernación en ratones. Foto: Unsplash. Hibernación en ratones. Foto: Unsplash.

Según un estudio, el cerebro de las ratonas se "reconfigura" para preparar la maternidad. Así lo descubrió un equipo de científicos que ha demostrado en ratones que las hormonas del embarazo "reconfiguran" el cerebro de las ratonas. Los detalles de la investigación se publican este jueves en la revista Science.

Los ratones, la ante sala de la hibernación en personas. Foto: Unsplash. Foto: Unsplash.

Realizado por investigadores del Instituto Francis Crick (Reino Unido), el estudio ha demostrado que dos hormonas, el estrógeno y la progesterona, actúan sobre una pequeña población de neuronas del cerebro para activar el comportamiento parental antes de que lleguen las crías. Además, los investigadores han observado que esas adaptaciones generan respuestas más fuertes y selectivas hacia las crías.

Útero. Fuente: Unsplash

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Cómo se desencadena el comportamiento maternal

Durante años se pensó que el comportamiento maternal y la dedicación de las madres hacia sus crías procedía de las hormonas liberadas al dar a luz, pero estudios posteriores demostraron que las ratas que habían parido por cesárea y las ratonas vírgenes expuestas a hormonas del embarazo también exhibían comportamiento maternal.

En el nuevo estudio, los investigadores descubrieron que las hembras de ratón mostraban un mayor comportamiento parental al final del embarazo, antes de la llegada y de la exposición a las crías.

El equipo descubrió que el estrógeno y la progesterona afectaban a una población de células nerviosas (neuronas que expresan galanina) en una zona del cerebro llamada área preóptica medial, en el hipotálamo, asociada a la crianza.

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Gracias a los registros cerebrales, observaron que los estrógenos reducían simultáneamente la actividad basal de estas neuronas y las hacían más excitables, mientras que la progesterona reconfiguraba sus entradas, reclutando más sinapsis (lugares de comunicación entre neuronas).

Durante el experimento, hicieron que esa población de neuronas fueran insensibles a las hormonas, lo que eliminó por completo la aparición del comportamiento parental durante el embarazo: Las ratonas no mostraron dedicación por las crías ni siquiera después de dar a luz, lo que sugiere que hay un periodo crítico del embarazo en el que estas hormonas surten efecto.

Algunos de estos cambios duraron al menos un mes después del parto, mientras que otros parecen ser permanentes, lo que también sugiere que el embarazo puede provocar cambios a largo plazo en el cerebro femenino, según los autores.

"Las madres necesitan realizar un comportamiento parental robusto para garantizar la supervivencia de las crías"

"Sabemos que el cuerpo de la mujer cambia durante el embarazo para prepararse para criar a sus hijos. Un ejemplo es la producción de leche, que comienza mucho antes del parto. Nuestra investigación demuestra que estos preparativos también tienen lugar en el cerebro", explica Jonny Kohl, jefe de grupo del Laboratorio de Procesamiento Neuronal Estado-Dependiente del Crick.

"Creemos que estos cambios, a menudo denominados 'cerebro de bebé', provocan un cambio de prioridades: los ratones vírgenes se centran en el apareamiento, por lo que no necesitan responder a las crías de otras hembras, mientras que las madres necesitan realizar un comportamiento parental robusto para garantizar la supervivencia de las crías".

"Lo fascinante es que este cambio no se produce al nacer: el cerebro se prepara mucho antes para este gran cambio vital", matiza el investigador.

Los investigadores creen que el cerebro también puede modificarse de forma similar durante el embarazo en los seres humanos, ya que se espera que los mismos cambios hormonales afecten a las mismas zonas del cerebro.

Y esto, sugieren los investigadores, podría influir en el comportamiento de los padres junto con las señales ambientales y sociales. 

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