Remedios de Escalada y el Libertador conformaron un matrimonio corto y poco feliz que desde el inicio debió lidiar con varios conflictos. Su familia política fue uno.
Mucho se habla de José de San Martín militar y prócer máximo de la Argentina. Pero detrás de aquella figura imponente, había un hombre que también vivió con pasiones y odios. Uno de los aspectos poco tratados es la de su matrimonio con Remedios de Escalada.
Hoy nos parecería un escándalo, ella tenía casi 15 años y él 34. Pero para la época este tipo de matrimonios y la diferencia de edad eran comunes, no así lo que fueron los casi once años casados del que solo pasaron juntos un par de temporadas.
Por qué los padre de Remedios renegaban tanto de su yerno, aquel hombre que hoy todos veneran y que para 1812 fue tan resistido. La postura de Tomasa sobre el casamiento y la crianza de Mercedes, su nieta.
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Remedios nació el 20 de noviembre de 1797 y fue la hija mujer más pequeña de Antonio José Escalada y Tomasa de la Quintana, era la consentida de su padre.
Tomasa fue presidenta de la Sociedad Patriótica y estuvo entre las damas que contribuyeron para la compra de catorce fusiles y dos onzas de oro que servirían para colaborar con el Ejército revolucionario.
El origen del fastidio de su madre por su matrimonio nace de que ella ya estaba comprometida con Gervasio Antonio Josef María Dora, un joven comerciante. Pero todo cambió cuando a Remedios le presentaron a San Martín de quien quedó deslumbrada: ella 14, él 34.
Su papá aceptó que rompiera su compromiso anterior y se "la juegue por amor", pero Doña Tomasa no quería saber nada. Para ella San Martín era "el soldadete" o "el plebeyo". San Martín tampoco simpatizaba mucho con su futura suegra porque se cuenta que en una cena, cuando vio que su edecán había sido enviado a comer a la cocina junto a los sirvientes se levantó y fue a comer con él.
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Para Don José este matrimonio significaba una buena oportunidad pensando en sus ambiciones militares ya que estaba a punto de unir lazos con una familia tradicional. De hecho dos de sus cuñados, Manuel y Mariano, serían futuros granaderos. Sellaron su unión el 12 de septiembre de 1812.
María de los Remedios y José Francisco se casaron con la bendición del padre Luis Chorroarín, los testigos fueron Carlos María de Alvear y su esposa Carmen Quintanilla. La fiesta fue en la casa de sus suegros y la luna de miel a una quinta en San Isidro, que era de María Eugenia, la hermana mayor de la novia.
Solo tuvieron una hija, Mercedes Tomasa, quien nació en Mendoza el 24 de agosto de 1816 cuando su papá se desempeñaba como gobernador de Cuyo. Pero debido a su plan independentista, San Martín debió partir de la provincia y envió a su esposa e hija de regreso a Buenos Aires. Remedios para ese entonces tenía graves problemas de salud debido a la tisis. Él le escribió a O’Higgins: "Remedios partió hacia Buenos Aires, pues este país no le probaba. Aquí me tiene usted hecho un viudo".
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Cuando volvió del Perú, su esposa estaba grave. Pero al temer ser asesinado, permaneció en Mendoza. Remedios falleció el 3 de agosto de 1823 a los 25 años en la quinta que la familia tenía en avenida Caseros y Monasterio. Siempre esperó hasta último momento ver a su marido, como nunca llegó eso incrementó el desprecio de Tomasa para con él.
El Libertador recién arribó a Buenos Aires el 4 de diciembre de ese mismo año, lo hizo con el objetivo de buscar a su hija y así emprender su exilio. Antes hizo grabar una placa que se colocó en la tumba de su esposa, en la Recoleta: "Aquí yace Remedios de Escalada, esposa y amiga del general San Martín".
Tomasa se encargó de criar a Merceditas hasta que San Martín fue a buscarla siete años después. Con el tiempo se quejó de su suegra porque la había convertido "en una niña caprichosa y maleducada". Un round más entre yerno y suegra que nunca lograron entenderse.
Por Yasmin Ali
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