El día que intentaron borrar a Juan Manuel de Rosas de la historia argentina y dinamitaron su caserón

Ocurrió en la noche del 2 de febrero de 1899, en la víspera de un nuevo aniversario de la Batalla de Caseros. Cómo se permitió que un símbolo de una época argentina desapareciera de esa forma.

Por Yasmin Ali

Viernes 14 de Marzo de 2025 - 14:30

Vista del caserón de Rosas, años después del derrocamiento del gobernador Vista del caserón de Rosas, años después del derrocamiento del gobernador

La historia argentina tiene un largo historial de vencedores y vencidos, los primeros determinaron muchas de las creencias o ideas que tenemos de ciertos personajes. Pero si bien los ejemplos son varios, hubo un personaje con el que cual hubo un particular en ensañamiento: Juan Manuel de Rosas.

Quien supo ser gobernador de Buenos Aires, en dos oportunidades ocupó un lugar céntrico en los acontecimientos del siglo XIX para convertirse en uno de los federales más destacados y el enemigo número 1 de los unitarios. Fue tal el desprecio entre ambos que 20 años después de muerto, falleció el 14 de marzo de 1877, intentaron borrar cualquier recuerdo que quedara en pie.

Juan Manuel de Rosas Juan Manuel de Rosas

Iglesia de Vivoratá. Foto: Instagram @pueblosyciudades8

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Dinamitar cualquier recuerdo de Rosas

Era febrero de 1899 y habían pasado 47 años de la Batalla de Caseros, aquella donde Justo José de Urquiza derrocó a Rosas. Pero por alguna extraña razón el fantasma de El Restaurador seguía firme en la capital argentina y había que erradicarlo.

Fue así que Adolfo Jorge Bullrich, un reconocido rematador que había sido nombrado intendente municipal por el presidente Julio A. Roca en 1898, tomó la decisión de dinamitar lo que quedaba del histórico caserón de Palermo, la última casa de Don Juan Manuel en el Río de la Plata.

La idea de tener semejante caserón comenzó en 1837 cuando Rosas ya era gobernador, decidiendo que debía tener una residencia acorde al hombre más importante de la región. Así compró tierras en lo que entonces se conocía por el nombre del primer poblador, Juan Domínguez Palermo, aunque algunos afirman que el lugar tomaba su nombre por el oratorio consagrado a Palermo de San Benito.

La casa se transformó en el centro del poder rosista y los porteños paseaban libremente por sus jardines La casa se transformó en el centro del poder rosista y los porteños paseaban libremente por sus jardines

Se adquirieron 535 hectáreas, desde lo que hoy es el barrio de La Boca hasta Barrancas de Belgrano. La obra fue una proeza por tener que rellenar los terrenos inundables. Para ello Rosas hizo llevar interminables carros con tierra de Belgrano, y ese abrupto faltante de tierra fue el origen de lo que se conoció como “las barrancas de Belgrano”.

El lugar tenía todas las tecnologías del momento: canales de irrigación, sistema de desagües y un estanque en el que colocaron un barco encallado donde se hacían fiestas y hasta había un barquito a vapor. Para la flora se plantaron diversas especies frutales, se armaron galerías de árboles, había muchos sauces llorones y con respecto a a fauna avestruces y llamas.

En 1837 el constructor Miguel Cabrera empezó a levantar la casa a partir de otra que ya existía, en la esquina sudeste de avenida Libertador y avenida Sarmiento. Rosas supervisó cada detalle de la obra y solía hacerlo desde un rancho cercano al río. La casa estuvo en obra hasta 1843 y no por nada comenzó a llamarse el Versailles pampeano.

Escudo Nacional argentino. Foto: cultura.gob

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El deseo de "exterminar" a Rosas

Una vez que el "enemigo" fue vencido y se marchó al exilio en Inglaterra, la casa fue usada por Justo José de Urquiza para alojamiento de su tropa y luego pasó a manos al municipio. Por un tiempo, en el caserón funcionó una escuela de artes y desde 1870 a 1892 fue sede del Colegio Militar de la Nación.

En el medio, en 1874 se creó el Parque Tres de Febrero por iniciativa de Vicente Fidel López. Lo inauguró el presidente Nicolás Avellaneda. Entre 1893 a 1898 la casa fue ocupada por la Escuela Naval.

La casa en una fotografía de 1895. En el centro la actual avenida Sarmiento. Foto: AGN La casa en una fotografía de 1895. En el centro la actual avenida Sarmiento. Foto: AGN

Cuando llegó el 2 de febrero de 1899, una multitud se había dado cita para ver cómo volaban los muros que quedaban en pie. El evento fue visto como una fiesta con asado, cerveza gratis y el ambiente estaba iluminado no solo con faroles a gas y bengalas sino con focos eléctricos.

El Monumento a Sarmiento El Monumento a Sarmiento

Cuando se escucharon las explosiones, la gente aplaudió y hubo gritos de alegría. Para las cinco de la mañana del 3 de febrero solo quedaban escombros. El aromo del perdón, el árbol donde su hija Manuelita lo convencía de frenar una ejecución o liberar a algún opositor, fue el que peor se la llevó: la planta fue despojada y debieron poner vigilancia militar.

En la esquina de las avenidas del Libertador y Sarmiento se encuentra el busto de Sarmiento y el lugar no es casual: está emplazado en el centro geográfico de lo que era la casa de Rosas, su rival aún en la eternidad.

Por Yasmin Ali

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