Tras la fatal confesión de su padre Luis, también presidente, decidió echarse a morir en la Guerra del Pacífico donde terminaría siendo héroe.
Roque Sáenz Peña durante su presidencia.
Los personajes políticos argentinos no solo son un retrato en el libro de historia del colegio, también tuvieron un pasado donde amaron, odiaron y se enfrentaron a situaciones como cualquiera de nosotros. En esta oportunidad ahondaremos en el presidente Roque Saez Peña, el hombre que impulsó la ley que estableció el voto secreto y obligatorio.
Dejando de lado su carrera política y posterior presidencia, viajaremos más atrás en el tiempo cuando era solo un muchacho entusiasta que comenzaba a construir su futuro. Pero que se topó con un desengaño amoroso que casi lo hace perder la razón y la vida.
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Roque José Antonio del Sagrado Corazón de Jesús Sáez Peña Lahitte nació el 19 de marzo de 1851, hijo de Luis Saéz Peña y Cipriana Lahitte. Con el tiempo, padre e hijo se convertirían en presidentes de la Nación. Distinguido logro que ninguna familia ha podido igualar.
Roque de joven.
Pero años antes, cursó en el Colegio Nacional de Buenos Aires y militó en el Partido Autonomista, partido por el cual fue elegido diputado de la Legislatura de la Provincia y hasta llegó a ser presidente del cuerpo con tan solo 26 años. Para 1878 abandonó de manera sorpresiva la política, años después se sabrían sus verdaderos motivos.
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Tiempo antes, Roque se reencontró con una amiga de la infancia: María. Al parecer el flechazo fue instantáneo porque quedó rendido ante ella. Era la hija de una empleada de varios años de la familia.
El enamoramiento crecía y pese a la diferencia de clases social, un factor suficiente para separarse en esa época, tomó coraje para comunicarle a su padre su decisión de casarse con ella. Luis, su progenitor, no salía del horror al escuchar la noticia y le comunicó que de ninguna manera podía permitir esa unión.
Fue en ese momento donde escuchó las palabras más aberrantes e inimaginables de la boca de su padre: "María es mi hija". Horrorizado, intentando comprender lo que estaba pasando, solo tuvo una opción que lo haga olvidar el desengaño amoroso: ir a la guerra.
Sáenz Peña, enrolado en el ejército peruano.
A principios de junio de 1879, Roque tomó la decisión de partir a Lima donde se unió como voluntario en el conflicto que estalló entre Bolivia y Perú con Chile. Paul Groussac, amigo suyo, era de los pocos que conocía lo que le pasó y escribió:
“Una crisis de su alma apasionada lo arrojó al Pacífico como remedio heroico a su amargura”.
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El ejército peruano valoró el gesto de aquel muchacho argentino de 26 años, en una primera instancia buscaron cuidarlo y mandarlo a la reserva, aunque insistió en combatir. La única experiencia militar hasta el momento fue en la revolución de 1874 como capitán del Regimiento N°2.
Su participación en el conflicto armado sería recordada por su valentía y coraje, especialmente por los militares peruanos que terminarían estimando su figura.
El 7 de junio de 1880 se desató uno de los combates más sangrientos en el Morro de Arica. Fue herido en su brazo e igual, como pudo, siguió peleando. El resultado fue devastador para sus tropas, incluso los chilenos asesinaron a solados que se rendían y Saénz Peña solo esperaba lo peor.
Cuadro llamado "Hasta el último cartucho", de Juan Lepiani que muestra una escena de la batalla del Morro de Arica.
Como era argentino, un oficial chileno lo salvó y lo llevó prisionero a Chile. Su amigo Miguel Cané comenzó las gestiones para repatriarlo, el 30 de noviembre de 1880 pudo volver sano y salvo a su patria donde fue recibido como un héroe. Años después, en 1901, recibió del gobierno peruano la medalla de oro por lo hecho en Arica.
En 1905 volvió a Perú para la inauguración del monumento a Francisco Bolognesi. El Congreso Nacional del mencionado país lo ascendió a general de brigada, habilitándolo a presidir ceremonias militares a los héroes del Morro de Arica.
El sepelio de Roque Sáenz Peña. Murió en la madrugada del domingo 9 de agosto de 1914. Foto: Revista Caras y Caretas.
Aquel héroe militar que adoptó Perú terminó siendo presidente argentino en 1910, en ese entonces muy pocos sabían que su epopeya militar comenzó con un corazón destrozado.
Por Yasmin Ali
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