En los últimos meses ha quedado claro lo objetivos económicos y geopolíticos del país europeo. El rol de la OTAN y el peligro latente de la soberanía.
Círculo ártico. Foto: US Navy photo
En las últimas semanas los movimientos de la Fuerza Aérea británica dejaron en claro los objetivos del país. Además de aumentar la presencia militar en Islas Malvinas, pensando en la Antártida, ahora está decidido a conquistar otro de los lugares más codiciados: el Ártico.
Vale recordar que este no es considerado un "Estado Ártico", pero la excusa de “la creciente presencia rusa” y que es "el vecino más cercano" es motivo suficiente para establecer su papel en el Norte.
Como explica el sitio Escenario Mundial, el Ártico no es un objetivo nuevo ya que desde hace años realiza alianzas con países árticos para colaborar estrechamente en el “enfrentamiento de amenazas compartidas”o la “protección de infraestructuras claves” para “consolidar la seguridad” en el continente.
Así, el Reino Unido mostró diversas estrategias nacionales sobre el Ártico. El documento denominado “La contribución británica a la defensa en el Alto Norte”, emitido por el entonces ministro de Defensa Ben Wallace, diagrama el rol de la cartera de defensa en la implementación de estas estrategias y explica el por qué del interés británico en el Ártico.
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El British Antarctic Survey (BAS)jugó un papel fundamental en la búsqueda por aumentar la influencia británica en la región bajo el pretexto de la investigación científica. El gobierno británico continúa incrementando la financiación para la investigación medioambiental ártica y el “fortalecimiento de la comunidad científica del Ártico”. La única presencia británica a largo plazo en el Alto Ártico es la Estación de Investigación Ártica del Reino Unido, operada y gestionada por el BAS y situada en la comunidad internacional de investigación de Ny-Ålesund, Svalbard.
La región del Alto Norte es considerada como un espacio vital, donde el Reino Unido posee intereses económicos y “de protección”. Rusia y China pasan a ser como grandes “desafiantes” en el continente blanco, ya que expresa que ambos Estados han militarizado cada vez más el territorio, incrementando la actividad en la región e invirtiendo en infraestructuras militares.
Por último considera que con el inicio de la guerra en Ucrania, aumentaron las preocupaciones por posibles actos de sabotaje contra infraestructuras críticas europeas. De esta forma se excusa en que lo importante es defender el territorio de la alianza en el Ártico.
Ártico. Foto: REUTERS / Lisi Niesner
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La tensión por la causa Malvinas no es nueva, pero escaló a un nuevo nivel por el despliegue de la Sección 2 del Regimiento Real de Fusileros Gurkhas por parte del Reino Unido. La unidad militar mencionada llevará adelante un ejercicio militar llamado "Marinización", que busca optimizar la interoperabilidad y preparación frente a situaciones de emergencia a bordo.
La operación tuvo la colaboración entre la Compañía de Infantería Permanente Rotativa (RIC) y la tripulación del HMS Forth de la Royal Navy.
La "Marinización" que se lleva adelante en las Islas Malvinas busca preparar a los soldados terrestres británicos para operar de manera óptima en entornos marítimos, según publicó Mercopress. Los Gurkhas realizaron simulacros en los que hubo que enfrentar escenarios como incendios e inundaciones a bordo del HMS Forth.
Islas Malvinas. Foto: CELAC
Equipos de inmersión y adaptación a condiciones adversas tuvieron que emplearse en estos ejercicios, para poder mejorar la capacidad de respuesta entre las fuerzas en tierra y en mar. Esta cooperación tuvo patrullajes conjuntos en distintas partes de las islas, junto con operaciones de desembarco anfibio.
El objetivo es claro: la Antártida. Se trata del cuarto continente más grande del mundo y uno de los más anhelados del planeta. Hasta 7 países reivindican partes de su extenso territorio de 14 millones de kilómetros cuadrados.
Argentina, Australia, Chile y Nueva Zelanda como así también Francia, Noruega y Reino Unido reclaman soberanía sobre sectores del continente.
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