Cuando transitaba mi último paso por el parlamento argentino fui invitado a una boda, tanto el novio como la novia eran dos ingenieros agrónomos recién egresados, al igual que la mayoría de la concurrencia que eran sus compañeros de estudio en la universidad estatal.
Ya de sobremesa, varios de esos jóvenes profesionales, que me identificaron como diputado, se me acercaron y muy respetuosamente me preguntaron si le podía hacer llegar un mensaje al presidente o por lo menos que se entere que hacían. Le respondí que no tenía trato directo, pero que por algún intermediario el mensaje le iba a llegar.
El mensaje denotaba la angustia de la incomprensión “nosotros somos científicos y trabajadores del campo, incorporamos conocimientos a la producción, aprovechamos la tecnológia para obtener mejores rindes, tanto en la agricultura, la ganadería , y todos las demás producciones del campo” “no somos oligarcas como se está bajando del mensaje oficial”.
El mensaje llegó al poder ejecutivo a través de un senador conocido, la respuesta fue sorprendente, “el problema no es personal, es político, electoralmente los del campo son poco más de doscientos mil, es mejor quedar bien con la Matanza que son dos millones”.
Cuando estalló el conflicto del campo y los cortes por la resolución 125, muchos de esos jóvenes valiosos, que no fueron escuchados, estaban haciendo piquetes en las rutas, peyorativamente denominados los piquetes de la abundancia. Y hoy seguramente están militando o por lo menos, votando por la oposición al peronismo.
Las verdaderas vanguardias que provocan las revoluciones en la humanidad tienen que ver con los cambios tecnológicos y en nuestro país las grandes innovaciones están en el campo, quien además es la mayor industria de escala planetaria que con sus exportaciones aporta la principal fuente de divisas.
La falta de una visión estratégica y la toma de decisiones pensando en el corto plazo o en la próxima elección puede llevar a errores históricos que se pagan muy caro.
El Perón que regresó del exilio en 1973, ya hablaba de la revolución verde, la demanda mundial de alimentos y la necesidad de preservar el medio ambiente.
En medio de la convulsión social de esos años, su pensamiento estratégico quedó en el olvido, pero la revolución verde se produjo , con la siembra directa, las semillas transgénicas, la utilización de maquinaria sofisticadas y el dragado de la hidrovia sobre el Río Parana, que se pobló de puertos de exportación.
La cara negativa es que la crisis medioambiental pronosticada también llegó y seguramente merece un análisis más profundo.
Una visión capitalina extraída de libros cargados de viejas ideologías y prejuicios, que impide ver la totalidad de la nación, nutre el pensamiento de mucha dirigencia política.
El campo argentino en todas sus manifestaciones productivas y la minería son las bases principales para cualquier plan de desarrollo, incluso para impulsar la industria que se mueve en torno a la actividad y que es una vanguardia en el mundo.
La aplicación de la bioingeniería está produciendo avances revolucionarios en genética de semillas y granos que permite aprovechar zonas semidesérticas, mejorar la calidad de los alimentos, sumar valor agregado y ganar mercados.
La industria satelital, que es un orgullo nacional, es un aliado superlativo de la producción a gran escala, con informes preventivos: del clima, desarrollo de plagas en los cultivos, contaminación de los rios, desertificación de suelos y de innumerables prestaciones que permiten decidir con menos margen de error.
La confusión de ideas de algunos gobernantes es asombrosa, todo el tiempo en sus discursos hablan de defender la producción nacional y a los más pobres . Al que produce lo cargan con impuestos y trabas y a los pobres lo ajustan con inflación.
Mirando como quedó el mapa de resultados de la última elección, recordé el mensaje retransmitido solo que, ahora gobernando teniendo como objeto principal a la Matanza ya no alcanza para ganar elecciones. El centro productivo del país no puede ser considerado como un enemigo. Buenos gobernadores de provincia fueron arrastrados por una ola crítica a las políticas nacionales.
Desde sus orígenes el peronismo se identificó con la producción y el trabajo, “cada uno debe producir por lo menos lo que consume”. Su protagonismo histórico siempre estuvo sustentado en una alianza de clases con preponderancia de trabajadores, pero también de empresarios de todo tamaño. Bajo la conducción de Perón convivían las muy variadas formas de pensamiento.
El mundo que viene está lleno de interrogantes pero también de oportunidades, y nuestro país está en inmejorables condiciones para aprovecharlas , hay demanda de todo lo que produce el país y además buenos precios , el tren de la historia no suele esperar.
No hay partidos o movimientos políticos eternos, cuando dejan de expresar a la gente, pierden el respaldo popular y se extinguen o quedan reducidos a una mínima expresión.
Así pasaron unitarios, federales, nacionales, autonomistas, conservadores ,laboristas. Ya en la segunda mitad del siglo XX, desarrollistas, demócratas cristianos, intransigentes , comunistas, la unión del centro democrático, para citar sólo algunos.
El gobierno interviene en la economía, mediante regulaciones cambiarias y financieras, controles de precio, cuotas de exportación, regulación de importaciones, impuestos específicos, tratando de poner parches en un barco que hace agua por todas partes.
En materia de controles el más emblemático fue el muro de Berlín , de un lado de la tapia, la ciudad más moderna de la Europa occidental, del otro, una ciudad congelada en los años cuarenta, bajo control policiaco absoluto. El muro cayó empujado de adentro hacia afuera, no lo invadieron, los habitantes de Alemania oriental querían salir, una de ellos era Ángela Merkel.
Los próximos años son decisivos, el futuro puede construirse con el peronismo como actor principal, que históricamente ha sabido adaptarse a los cambios o contra el peronismo.
Esto último puede ocurrir si los que gobiernan en su nombre persisten en políticas que fracasaron en todas partes, imbuido de un pensamiento mágico voluntarista que nubla el pensamiento y cierra los oídos, y no perciben el signo de los tiempos, porque a pesar que pasen los años, “la única verdad sigue siendo la realidad”.
*Por Oscar Lamberto