Más impuestos, más pobreza

Por Oscar Lamberto

Martes 29 de Junio de 2021 - 12:36

Pobreza, economía argentina, foto NAPobreza en argentina. Foto: NA.

Por Oscar Lamberto

A lo largo de la historia hubo más revueltas y revoluciones a causa de los impuestos que de las ideologías, recientemente en varios países de América latina vimos la agitación en las calles provocado por decisiones gubernamentales de subir impuestos.

 

El general Perón decía que “la viscera más sensible del hombre es el bolsillo" y más sensible aún cuando los bolsillos están dados vuelta.

 

En nuestro país se fue diseñando un galimatías tributario que, con la lógica de recaudar más, se fueron agregando impuestos y aumentando tasas sin una medición sistémica de cuánto impactaban en la vida de los ciudadanos.

 

El fundamento de financiar al Estado y redistribuir la riqueza es la constante que rige la toma de las decisiones tributarias, cómo impactan los impuestos en la vida de la gente queda para la academia y rara vez es tenido en cuenta a la hora de las correcciones .

 

Estimaciones razonables dicen que el peso impositivo en el precio de los alimentos, los remedios y las herramientas de trabajo ronda un tercio de su valor final. Es demasiado grande la porción de la torta que sobre las necesidades de la gente tiene como destino las arcas públicas.

 

Muchos de los impuestos vigentes vienen desde la época de la convertibilidad, donde no había inflación y era el argumento de altas tasas sobre el consumo, pero en veinte años volvió la inflación, se agregaron nuevos impuestos y la pobreza siguió creciendo.

 

Cuando se implantaron los planes sociales al fin de la convertibilidad se computaba un millón de personas las que recibían algún plan, hoy el Estado reparte veintitrés millones de planes, símbolo evidente de fracasos en las políticas económicas de las cuáles los impuestos son parte importante.

 

La primera defensa contra los impuestos irracionales es pasar a la economía informal, la precariedad permite eludir algunos pero del impuesto inflacionario no se puede escapar como tampoco de muchos impuestos al consumo.

 

Entre el aumento de la pobreza y las políticas impositivas existen vasos comunicante, el impacto se puede atemperar con el uso del gasto público, pero con los resultados a la vista o es insuficiente o fueron mal implementadas.

 

Agrandar la economía formal y reducir la pobreza requiere cambios impositivos importantes, entendiendo la política tributaria como una totalidad que involucre todas las jurisdicciones, y el conjunto de impuestos al consumo, tanto general como específico, a las ganancias, a la propiedad, al trabajo y para la preservación del medio ambiente.

 

La caja del contribuyente o del consumidor es una sola, y no importa si el impuesto o la tasa es nacional, provincial, municipal o contribuye a la cooperadora escolar, si la persona tiene ingresos fijos, (asalariados, pensionados, planes sociales), impactan directamente en su nivel de consumo o ahorro, si se trata de una persona o empresa proveedora de bienes o servicios, en la medida de lo posible tratará de trasladar el impacto a los precios o pasar parte de sus ingresos por el mercado informal, también existe una resistencia fiscal silenciosa, donde simplemente se deja de pagar.

 

Un albañil hace poco me explicaba su posición frente a los impuestos, “ trabajo al contado, solo recibo efectivo, no entrego ningún comprobante, no hago ningún aporte ni pago ningún impuesto, si me enfermo voy al hospital público y si llego a viejo seguramente algún plan me van a dar”.

 

Las moratorias fiscales y los blanqueos, que alcanzan tanto a grandes como medianos y pequeños contribuyentes, que se reiteran en periodos cada vez más cortos, son alertas que señalan la necesidad de las reformas del sistema tributario.

 

Las campañas políticas permanentes conspiran contra un debate profundo, que permita lograr consensos básicos sobre una estructura fiscal que pueda permanecer en el tiempo, más allá de los cambios de gobierno y de previsibilidad a todos los actores.

 

Pero este tema pareciera que no es interesante en la agenda de la política, por lo cual es de esperar que sigan los parches, con los riesgos que implica postergar decisiones para no enfrentar problemas.