Por Oscar Lamberto
Cuando el camino que me queda por recorrer es mucho más corto que el camino recorrido compruebo que he acumulado mucho más dudas que certezas. En cada nuevo paso me doy cuenta lo poco que aprendido y lo mucho que tengo por desaprender, sobre todo algunas creencias que con el tiempo devinieron en mitos.
Visto a lo lejos , donde la historia no se puede cambiar, aunque muchos relatos intentan reescribirla, convencidos que hacíamos un mundo mejor, contribuimos sin quererlo , en convertirlo en uno mucho peor.
Desde una pobreza cercana al cinco por ciento a una que se multiplicó por diez, el narcotrafico con el consumo generalizado de drogas, la inseguridad y millones de compatriotas fuera de todo, sin escuelas , sin trabajo, sin esperanzas.
El retorno a la democracia enancada en una guerra perdida puso fin a la recurrencia de golpes militares, pero nuestro país recibió de lleno el impacto de acontecimientos mundiales, primero una década perdida por la crisis de la deuda luego caída del muro de Berlín trajo la vigencia del pensamiento único y su correlato el Consenso de Washington, hechos que fronteras adentro tuvo la secuencia de dos hiperinflaciones y los cambio de paradigmas que implicó reformas del Estado con fuertes privatizaciones de Empresas y servicios públicos y una política económica pro mercado.
Había un dicho que se popularizó en las izquierdas de los noventa “ cuando aprendimos las respuestas, nos cambiaron las preguntas” . Las izquierdas en el mundo global se transformaron en el ala prolija del capitalismo.
Después de años de inflación crónica, con el artilugio financiero de la convertibilidad, se logró por una década la estabilidad de precios, y el crecimiento económico, pero de nuevo el concepto de lo absoluto, lo que debió ser una herramienta se transformó en un fin hasta provocar su propia crisis de proporciones enormes, en lo económico, político y social.
La implosión del sistema político cuyo impacto llega hasta la actualidad , contribuyó a la creación de un nuevo sistema de poder, estructurado sobre dos grandes coaliciones , una que absorbió al peronismo y la otra al radicalismo.
Fruto de la reforma constitucional del 94, donde se elige presidente por voto directo y distrito único, el conurbano bonaerense aumentó su protagonismo electoral y se hizo un país menos federal.
Con el aumento del desempleo y la pobreza emergieron los movimientos sociales que representan a los desocupados destinatarios de planes sociales y en paralelo los sindicatos fueron perdiendo adherentes y poder político.
El sistema de las grandes coaliciones con discurso confrontativo y de extremos irreconciliables, tiene una frontera que está bastante desdibujada, con un cruce de candidatos y también de votantes, de un sector al otro que se comprueba en cada elección.
Existe un creciente desencanto en sectores de la población con el convencimiento que nada cambia con el voto y ven a los políticos como un sector extraño y ajeno.
Como hace rato que en las elecciones no se elige, se opta , por lo general se vota más en contra que a favor, el enojo por el fracaso del gobierno anterior pintó el mapa de azul hace apenas dos años, hoy el voto bronca cambio de color y le avisó al gobierno de la peor manera.
Es que el voto es principalmente emocional y la bronca es una gran emoción alimentada por la frivolidad de los candidatos que usaron su minuto de fama, para hablar de sexo, mostrar sus cuerpos semidesnudos, discriminar la droga por sectores sociales, incumplir las propias normas dictadas para enfrentar la pandemia, en un marco trágico de muertes y todo tipo de carencias.
El discurso político quedó anclado en el pasado, un pasado de fracasos compartidos , donde acusaciones y reproches actúan como mantos que cubren la realidad pero no arreglan los problemas.
El futuro se vislumbra incierto , con un camino sinuoso en medio de una decadencia que pareciera no tener fin, es como que nuestra dirigencia perdió el sentido común , sin inversiones no hay crecimiento, paradójicamente muchos argentinos que pueden invertir lo hacen en países vecinos aprovechando ventajas fiscales y cambiarias.
El peronismo siempre se caracterizó por comprender cada momento de la historia y tomar decisiones, enfrentar los problemas y hacer avanzar el país , casi una década de estancamiento demuestra el error de insistir con algunas políticas que lejos de superar una profunda crisis sistémica , solo contribuyen a agravarla.