La experienci Frenessi, en Puerto Madero, ofrece cenas por pasos para no más de 20 personas, que duran unas tres horas y vienen acompañadas por proyecciones, actuaciones y muchas diversión. Cuánto cuesta y qué incluye.
Antes de entrar a vivir la experiencia Frenessi, proponen la consigna: "pide un deseo". Comer rico y pasarla bien sería lo primero que el novel comensal pensaría. Ese deseo será cumplido de manera superlativa luego de más de tres horas de inmensión en una propuesta innovadora y deliciosa a la vez. Presentada como "un viaje culinario único que desafía los sentidos de los comensales", el restaurante ubicado en Juana Manso 1860, en las postrimerías sureñas y más nuevas de Puerto Madero depara sorpresas constantes para aquellos que buscan la novedad y se animan a vivir algo distinto.
Hay que estar atento para encontrar la dirección exacta porque su presencia es muy discreta. Al llegar, la previa es con un exótico cockatil de vermout con crema de banana que se disfruta con algunos bocadillos a la esperar de que el anfitrión convoque para ingresar al salón completamente blanco: mesa comunitaria, sillas ergonómicas y paredes están preparadas para el mapping que traslada a los ocasionales ocupantes a otras latitudes, debajo del mar o a una nave espacial. Cada sitio está indicado con el nombre del comensal y así se termina compartiendo la cena con desconocidos, porque será inevitable comentar y charlar con ellos.
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Las presentaciones de cada momento están hechas en castellano y son una guía hacia las diferentes situaciones que se vivirán en comunidad. Aquellos que hablen otros idiomas, tendrán a su disposición una tablet que los asiste en cada paso: 7 o 10, según el paquete elegido que incluye comida, bebida (vinos y espumantes de DV Catena, además de tragos) y estacionamiento.
Y pese a que las porciones son pequeñas, pero muy sabrosas, es más que suficiente para satisfacer hasta al estómago más holgado. Pero sobre todo porque cada plato y cada bebida llegan precedidos por un cuento que va desarrollando el conductor del encuentro mientras el mapping lo traslada a las paredes y los atentos mozos va presentando cada sorpresa ante el comensal. Y realmente son sorpresas: desde un trago con whisky y mate cocido a una serie de cajas chinas que esconde una rana-plato en su interior. Bocados de pato o entraña perfectamente cocidos y presentados con un macaron relleno de paté o papas circulares. Cada plato integra varios sabores que se distinguen a la perfección, presentados de manera lúdica y muy original. Y cada uno marida con exactitud con la bebida que lo acompaña.
Pero esa es sólo una parte de la experiencia, porque alrededor y en la mesa, pasan cosas: estamos en la playa y llega el mar, vamos a la selva o a un bar mexicano con cotillón y baile incluidos, pisamos el centro caliente de la Tierra o flotamos en el espacio rodeados de estrellas. También vamos a un mundo como el de Alicia en el País de las Maravillas y son gallinas y corderos quienes nos sirven el plato. Es una sorpresa detrás de otra que se puede filmar, fotografiar o fotografiarse.
Sólo está permitido ir al baño en el intervalo, momento que también se aprovecha para ver los mensajes del teléfono. Pero, ¿quién quiere contestar mensajes cuando está atravesando algo tan placentero? Sólo los que han bebido demasiada agua, que se sirve en abundancia.
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Los postres también son deliciosos y originales, como una crema catalana de frutillas que se presenta en una caramelera y todo el acting de chef pastelero para dejarnos el conejo de Alicia conservado con nitrógeno líquido. Nada es estático, el comensal no es un simple espectador: es partícipe necesario del espectáculo.
El menú es el resultado de un trabajo colectivo: fue creado por Juan Camilo Rico, chef corporativo del Grupo Seratta (gestores de la propuesta); Adrián León, chef corporativo de Campo di Fiori, y Jairo Palacios, que además es el chef creativo, fue cuidadosamente diseñado para contar historias a través de cada plato. Además, los chefs Ruben Trincado y Félix Jimenez, que cuentan en su haber con Estrellas Michelin y Soles Repsol, hicieron importantes aportes. El argentino Mauro Belot recibió capacitación en Bogotá y trasladó los sabores al paladar local teniendo en cuenta los insumos, geografía y proveedores de la mejor materia prima que se consigue en el país. El resultado es óptimo.
Precio por persona: Menú 10 pasos, $ 260.000; 7 pasos: $ 200.000. Web: https://www.frenessiarg.com/
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