La OMS alertó que en las últimas semanas se registró un incremento global de infecciones. Mientras tanto, los expertos advierten por las secuelas que deja la enfermedad y que afecta a millones de personas.
Por Canal26
Sábado 10 de Agosto de 2024 - 19:30
Estábamos muy equivocados si pensábamos que el virus del COVID-19 había desaparecido. En las últimas semanas, los casos confirmados aumentaron en todo el mundo y se teme por los efectos prolongados que la enfermedad podría causar en el organismo.
Cuanto más circula el virus, mayor es la probabilidad de que mute y se vuelva más severo, según los datos y la evidencia científica que maneja la agencia sanitaria internacional.
Ante ese escenario, y a más de cuatro años de declarada la pandemia por COVID-19, un problema de salud cada vez más común preocupa a la comunidad científica: el COVID prolongado.
Las secuelas posteriores al COVID-19, también conocidos como COVID persistente o “long COVID”, hacen referencia a una variedad de síntomas persistentes que algunas personas presentan después de haber cursado la infección inicial por el virus SARS-CoV-2.
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El COVID-19 deja secuelas que pueden prolongarse durante semanas, meses o incluso años. Quienes las padecen, pueden experimentar diferentes síntomas, que varían en intensidad desde leves hasta graves, y que habitualmente se asemejan tanto con otras enfermedades que pueden confundirse.
Hay más de 200 síntomas asociados al COVID prolongado o long COVID y pueden ir desde un cansancio extremo, problemas respiratorios hasta dificultades para pensar o concentrarse, señalan los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos.
Mientras tanto, los investigadores en todo el mundo tratan de descifrar por qué algunas personas desarrollan COVID prolongado, mientras que otras no.
El COVID-19 deja secuelas que pueden prolongarse durante semanas, meses o incluso años.
“El intenso esfuerzo científico que desencadenó el COVID prolongado ha dado como resultado más de 24.000 publicaciones científicas, lo que lo convierte en la condición de salud más investigada en los cuatro años registrados de la historia humana”, describió el doctor Ziyad Al-Aly, epidemiólogo clínico de la Universidad de Washington y elegido como una de las 100 personalidades más influyentes de la salud en 2024 por la revista Time.
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Según un informe de las Academias Nacionales de Ciencias de EE.UU. que examinó exhaustivamente los efectos del COVID prolongado en la salud, advirtió que puede desencadenar una amplia gama de problemas de salud
Se pueden manifestar cardiopatías, trastornos neurológicos como el deterioro cognitivo y niebla mental, malestar posesfuerzo, desórdenes gastrointestinales, nefropatía, trastornos metabólicos como la diabetes, y disfunciones inmunológicas.
Cabe resaltar que los efectos no solo perjudican a los adultos, sino a personas de todas las edades, incluso quienes padecieron la enfermedad de forma leve.
Los síntomas más frecuentes asociados al COVID prolongado según la OMS son la fatiga, la disnea y la disfunción cognitiva (por ejemplo, confusión, pérdida de memoria o falta de concentración y claridad mental). Pueden persistir durante meses o incluso años después de la infección inicial.
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La mayoría de las personas que desarrollan COVID-19 se recuperan por completo, pero la OMS señala que, según los datos disponibles, aproximadamente entre el 10% y el 20% de la población experimenta diversos efectos a medio y largo plazo después de recuperarse de la enfermedad inicial por COVID-19.
Un estudio liderado por el doctor Al-Aly y publicado en el New England Journal of Medicine mostró que el riesgo de desarrollar COVID-19 prolongado fue disminuyendo a lo largo de la pandemia. En 2020, cuando no había vacunas y la cepa ancestral del SARS-CoV-2 era dominante, aproximadamente el 10,4% de los adultos que contrajeron el virus desarrollaron COVID prolongado. A principios de 2022, con la predominancia de las variantes Ómicron, esa cifra se redujo al 7,7% entre los no vacunados y al 3,5% entre los vacunados.
La disminución se atribuye principalmente a dos factores: la aplicación de las vacunas y las mutaciones en el virus, que lo hicieron menos propenso a causar infecciones graves y a persistir en el cuerpo humano.
En ese contexto, “las personas no vacunadas tenían más del doble de probabilidades de desarrollar COVID-19 prolongado”, agregó el epidemiólogo de la Universidad de Washington, quien afirmó que, aunque aún no se tienen cifras precisas para la tasa de COVID prolongado en 2024. Se estima que más de 65 millones de personas en todo el mundo sufrieron COVID prolongado en el primer año de la pandemia.
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