Este hallazgo amplía el conocimiento sobre las habilidades de estos insectos, cuya capacidad para encontrar a sus víctimas ya se atribuía al dióxido de carbono (CO₂) y los olores corporales.
Por Canal26
Jueves 12 de Diciembre de 2024 - 09:44
Una reciente investigación científica, publicada en la revista Nature, desentrañó un secreto bien guardado de los mosquitos Aedes aegypti, principales responsables de la transmisión del dengue.
Según analizó un grupo de expertos, estos insectos poseen un "ojo térmico", es decir, un mecanismo sensorial que les permite detectar la radiación infrarroja emitida por el cuerpo humano, lo que los convierte en expertos en localizar a sus víctimas.
Aunque ya se sabía que los mosquitos se sienten atraídos por el dióxido de carbono (CO₂) exhalado y ciertos olores corporales, este descubrimiento agrega una nueva dimensión a la comprensión de su comportamiento.
Los experimentos, realizados en condiciones de laboratorio, demostraron que los mosquitos prefieren fuentes de calor que simulan la temperatura de la piel humana, aproximadamente 34°C. Esta capacidad se debe a un canal iónico llamado TRPA1, presente en sus antenas, que actúa como un sensor térmico de alta precisión.
Para llegar a esta conclusión, los científicos llevaron a cabo experimentos en un laboratorio.
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La investigación mostró que los mosquitos utilizan esta habilidad para detectar el calor corporal, incluso en ausencia de olores intensos o altos niveles de CO₂. Esto explica su efectividad al encontrar huéspedes en una variedad de entornos, desde zonas urbanas densas hasta áreas rurales.
Sin embargo, este hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre los mosquitos trasmisores del dengue, sino que también abre nuevas puertas para la lucha contra enfermedades transmitidas por vectores. Los investigadores se preguntan si otros mosquitos, como los transmisores de malaria, o incluso animales de otras especies, podrían poseer mecanismos similares.
La atracción de estos insectos hacia las personas no solo depende del CO y olores.
Además, este avance podría inspirar el desarrollo de métodos innovadores para el control de plagas, como repelentes diseñados para interferir con la detección térmica o dispositivos que imiten fuentes de calor para desviar a los insectos lejos de las personas.
El dengue, que afecta a millones de personas cada año, sigue siendo un desafío global. Casi la mitad de la población mundial, alrededor de 4000 millones de personas, vive en áreas con riesgo de infección por el mosquito Aedes aegypti. Brasil, con 7.840.694 casos, es con diferencia el país más afectado, aunque el Estado con más incidencia es la Guayana Francesa (4.189).
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