La incertidumbre al emigrar: vencer el miedo a lo desconocido para lograr el éxito en el nuevo destino

Es importante prepararse para lo que nos encontraremos. Tips para optimizar los tiempos y performance para una inserción personal y laboral exitosa.

Por Daniel Alberto Rosenberg

Sábado 27 de Julio de 2024 - 08:30

Estrés, ansiedad, cansancio, salud mental. Foto Unsplash. Estrés, ansiedad, cansancio, salud mental. Foto Unsplash.

Salir de viaje siempre genera alguna tensión, incluso hasta en las vacaciones, que se supone que implican un trance relajado, suelen producirse nervios por no olvidarnos nada, dormir en una cama que no es la nuestra y hasta cambiar el huso horario cuando el viaje es de larga distancia. Esos nervios pueden provocar cambios anímicos y físicos.

Imaginen cómo se multiplica esto cuando el viaje implica emigrar para armar un nuevo proyecto de vida fuera de nuestra zona de confort. Lo nuevo siempre es desafiante y los desafíos producen a la vez entusiasmo, ansiedad y temor. Las preguntas que aparecen son si podremos adaptarnos, si conseguiremos la sustentabilidad económica y cómo movernos en un escenario desconocido.

Emigrar en familia Emigrar en familia

Uno de los factores más significativos e importantes es la generación de ingresos para sustentar la movida. Obviamente que insertarse laboralmente es uno de los desafíos más importantes. Los grandes objetivos requieren de una gran preparación para jugar nuestras mejores cartas y desarrollar nuestra mejor versión, así como cualquier atleta o deportista de elite se prepara física y mentalmente para alcanzar el mejor resultado. 

Cuando decidimos emigrar nos nutrimos del deseo como impulso para emprender la aventura de producir un cambio en nuestras vidas, pero cuando el viaje es inminente y en los primeros tiempos al llegar al nuevo destino aparecen los “fantasmas” del desarraigo y el miedo a “fracasar”. A medida que se vaya avanzando en la decisión surgirán preguntas tales como: “¿Me irá bien?”, “¿Podré lograrlo?”, “¿Con qué me voy a encontrar?”. Las respuestas serán todas imaginadas, idealizadas y fantaseadas ya que no existen referencias anteriores sobre las que apoyarse.

Migrantes sueñan con llegar a Estados Unidos antes de la asunción de Trump. Foto: REUTERS.

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Dimensionar el éxito y el fracaso

Para llegar a obtener logros en el nuevo destino hay que estar dispuestos a atravesar dificultades y contratiempos. El escenario imaginado siempre es superado por la realidad con la que nos iremos encontrando. Es importante tener en claro los objetivos que nos proponemos al emigrar y que los mismos se irán cumpliendo por etapas. Posiblemente algunos de estos objetivos tengan que ver con mejorar la calidad de vida, pero resulta subjetivo el valor que se le de a cada variable. Para muchos el tema de la seguridad o la estabilidad económica y social son ítems relevantes con los que podrán encontrarse ni bien llegados al nuevo país, sabiendo que será necesario ceder cantidad de cosas que se dejan en el país de origen (afectos, hábitos, comodidad).

Viajes. Foto: Unsplash. Viajes. Foto: Unsplash.

El proceso de adaptación e integración es una de las etapas más difíciles, ya que implica transitar por lugares desconocidos donde las calles, los barrios, medios de transporte, idioma, las costumbres locales y unos cuantos factores más requerirán de un determinado tiempo para ir conociendo el terreno.

Generalmente suelen estigmatizarse los resultados en dos extremos: “éxito” o “fracaso”. Cuando esto sucede se genera una presión extra por el miedo a “fracasar” no habilitándonos en estos casos a pensar en términos de aprendizaje. Validar la decisión de emigrar por el simple deseo (o necesidad) es un paso importante, como lo es también quitar de escena cualquier presión extra que conlleve un exceso de equipaje emocional. Así en la vida como en el fútbol hay 3 resultados posibles: ganar, empatar o perder; pero lo importante cuando se tienen ganas de emigrar es no dejar esa asignatura pendiente y jugar el partido, después se tratará de disfrutar del juego más que padecerlo.

Protesta por al asesinato de Laken Riley. Foto: Reuters.

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A tener en cuenta cuando te vas a vivir a otro país:

La previa a viajar:

Tener firme y clara la decisión: cuanto más alineados estén la cabeza y el corazón mayor será la probabilidad de lograr el objetivo propuesto. Si solo se pone cabeza o solo se ponen las ganas se perderá algo de energía pero en este caso ¡uno más uno da más que dos!

Documentación requerida: visa, ciudadanía, certificados de estudios, etc. Averiguar y realizar todos los trámites necesarios. Si es posible chequear con gente que ya viva en el destino elegido.

Fortalecer la tolerancia a la frustración: no todo se dará tal como lo esperamos por lo que es importante aprender de cada situación. Solo se equivoca quien hace y quien aprende de sus errores se retroalimenta para superarse y ser mejor. Michael Jordan ha dicho: “He perdido más de nueve mil oportunidades en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. Me han confiado veintiséis veces el tiro ganador y he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y por eso he tenido éxito”. ¡Así que a no desanimarse cuando surja alguna contrariedad!

Donald Trump. Foto: REUTERS.

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Primeros pasos al llegar al nuevo destino:

Trámites: aún teniendo la visa o ciudadanía necesarias para residir en el nuevo país hay que tener en cuenta que los primeros 2 o 3 meses se estarán realizando gestiones varias que demandarán tiempo y energía (sacar documentos locales, acceso a seguridad pública o privada, inscripción a colegios para los chicos, cuentas bancarias, etc.). Se sugiere cultivar la paciencia y aceptar con calma las contingencias que puedan surgir ya que este es un paso necesario.

 El “jet lag emocional” es el que se produce al llegar a un lugar desconocido en el que nunca vivimos. Es importante el manejo del timing necesario teniendo en cuenta que toma alrededor de un par de meses estabilizarse emocionalmente. Darnos tiempo para conocer el lugar, la cultura, las costumbres. Querer “comernos el mundo" cuando todavía no conocemos ese “nuevo mundo” puede ser contraproducente. Respetar los tiempos de exploración para saber donde estamos parados antes de accionar precipitadamente es una recomendación para lo cual es necesario atenuar la ansiedad y mantener la calma.

Estrés y ansiedad. Foto: Unsplash La ansiedad estará presente y es importante regularla.  Foto: Unsplash

Ajustar el estado emocional: la ansiedad, la incertidumbre y el miedo son compañeras no deseadas pero que están demasiado presentes ante esta situación. Respirar, meditar, hacer ejercicio físico (correr, yoga, caminar) ayuda a atenuar las ansiedades que se generan en las primeras etapas

Pensar y creer que solo con tener toda la documentación necesaria (ciudadanía, o visa) alcanza para “triunfar” en el exterior no es una buena premisa. Sí es importante contar con eso, pero habrá que potenciarlo y ponerlo en valor con las acciones que se emprendan para insertarse laboralmente.

No “atarse” rígidamente a la idea original (lo que pensamos que íbamos a hacer o iba a suceder). La realidad con la que vamos a encontrarnos siempre superará a la fantasía que nos hicimos sin conocer ni transitar la experiencia de vivir en un lugar que no conocemos. Es importante estar dispuestos a hacer cosas que posiblemente ni nos imaginamos para que pasen cosas que nos sorprendan. Estar abiertos y dispuestos a que las cosas sucedan posibilitará que se produzca la magia de sorprendernos con resultados que muchas veces llegan por las vías menos pensadas.

Donald Trump. Foto: EFE.

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Las 4 A necesarias para emprender el desafío

  • Actitud: para cualquier emprendimiento se necesita tener una actitud proactiva. Confiar en los propios recursos y sacar fuerzas de donde uno ni se imaginó que tenía. Despejar el camino de dudas y temores nos permitirá asumir el reto con fortaleza.
  • Armonía: estar en paz con nuestras decisiones y dejarnos fluir. Aún en los momentos difíciles confiar en recuperar el foco para alinearnos con nuestros objetivos. Si observamos que perdemos la calma el paso prioritario es recuperarla.
  • Altruísmo: en la carrera de obtener lo que queremos respondemos muchas veces desde la cultura del individualismo, el “sálvese quien pueda” nos lleva a aislarnos y olvidarnos del bien común, de los otros. Somos uno con el otro y lo que va siempre vuelve. Dar para recibir es una premisa que siempre se cumple.
  • Amor: por último (yo lo hubiese puesto en primer lugar) amarse a uno mismo y al otro, hacer desde el corazón, amar lo que uno hace siempre nos lleva a un buen destino. Y como dicen The Beatles: “All you need is love”.

Con una buena dosis de estas cuatro cualidades estaremos en condiciones de desarrollar nuestra mejor versión. La intensa, maravillosa y loca aventura de emigrar requiere que saquemos lo mejor de nosotros para lograr el éxito, si lo entendemos como ser felices con lo que hacemos para tener lo que nos merecemos en el lugar que elijamos para vivir.

El escritor Mark Twain decía: “Dentro de veinte años vas a estar más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que soltá amarras, navegá lejos de puertos seguros, atrapá los vientos favorables en tus velas. Explorá. Soñá”.

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