Un estudio reciente vincula el uso de antibióticos con la modulación del riesgo de la enfermedad neurodegenerativa a través de cambios en el microbioma intestinal.
Por Canal26
Martes 29 de Octubre de 2024 - 09:25
Un estudio dirigido por el neurólogo Dr. Gian Pal de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey (Estados Unidos) dio a conocer una posible relación entre el uso de antibióticos y la reducción del riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson.
Publicado en la revista "Parkinsonism & Related Disorders", el estudio sugiere que los ciclos frecuentes de penicilina podrían reducir la probabilidad de desarrollar esta afección degenerativa. Concretamente, aquellos que recibieron al menos cinco ciclos de penicilina en cinco años mostraron un riesgo 15% menor de padecer Parkinson en comparación con quienes no utilizaron este tipo de antibióticos.
La enfermedad de Parkinson, caracterizada por la pérdida progresiva de habilidades motoras, afecta principalmente a personas mayores de 60 años. Si bien sus causas exactas siguen siendo inciertas, estudios recientes han implicado al microbioma intestinal como un factor de riesgo.
Según el Dr. Pal, el uso de antibióticos podría modificar la composición bacteriana del intestino, sugiriendo que un entorno menos inflamatorio podría disminuir la vulnerabilidad al Parkinson.
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El análisis se basó en una revisión de expedientes médicos de más de 12.500 pacientes con Parkinson en el Reino Unido, en comparación con un grupo de control de 80.800 personas sin el trastorno. De acuerdo con los hallazgos, la relación entre el número de tratamientos antibióticos y la disminución del riesgo fue proporcional.
El informe destacó que los pacientes con trastornos neurodegenerativos, como el Parkinson, suelen presentar problemas gastrointestinales.
Es decir, a mayor número de tratamientos, menor la probabilidad de desarrollar la enfermedad. No obstante, los investigadores advierten que, aunque las asociaciones observadas son importantes, no deben influir en las decisiones médicas de inmediato, ya que se requieren más investigaciones para comprender el alcance de este vínculo.
El equipo también encontró que el uso de antimicóticos (medicamentos para tratar infecciones vinculadas a los hongos) podría estar relacionado con un aumento del 16% en el riesgo de Parkinson. Sin embargo, el Dr. Pal destacó que las asociaciones entre los antimicóticos y el Parkinson son aún pequeñas.
Estos problemas gastrointestinales fueron considerados, durante mucho tiempo, como un síntoma secundario del Parkinson.
Este hallazgo respalda la teoría de que el origen del Parkinson podría encontrarse en el intestino, un enfoque que ganó aceptación en los últimos años. Los investigadores creen que el intestino podría volverse más permeable debido a inflamaciones frecuentes, lo cual permitiría que toxinas bacterianas viajen al cerebro a través del nervio vago, influyendo así en el riesgo de Parkinson.
El Dr. Pal subraya la importancia de la investigación continua para identificar bacterias o hongos específicos relacionados con el Parkinson. La composición del microbioma fúngico intestinal, un aspecto hasta ahora poco estudiado podría aportar datos cruciales para diferenciar a los pacientes de Parkinson y ayudar a entender mejor la patogénesis de la enfermedad.
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