De película: la historia de un marinero que sobrevivió 60 horas dentro de un barco hundido

Okene tenía 29 años en mayo de 2013 y llevaba tiempo trabajando como cocinero en el AHT Jascon-4, un remolcador de buques tanque de petróleo de la multinacional Chevron en el Atlántico, sobre el delta del Níger, a 30 kilómetros de la costa nigeriana.

Por Canal26

Jueves 21 de Septiembre de 2023 - 18:19

Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter

El marinero nigeriano Harrison Okene, vivió una escena de película de terror. En uno de sus viajes una ola hundió al barco en el que viajaba, sus compañeros murieron ahogados, pero él logró sobrevivir 60 horas debajo del agua gracias a una burbuja.

“Estaba ahí, en la oscuridad, y solo podía pensar que era el final. Podía percibir los cadáveres de mis otros colegas. Podía olerlos. Los peces habían entrado y se estaban comiendo sus cuerpos. Podía oír el sonido”, contó luego de ser rescatado por un buzo.

Minutos antes del hecho, a las 4:30 de la madrugada, Okene se despertó con ganas de ir al baño. Mientras se encontraba allí, sintió un fuerte golpe. Su reflejo lo hizo abrazar al inodoro, que para ese momento se encontraba por encima de él (ya que el barco se había dado vuelta por completo). El agua comenzó a invadir cada sector del barco en el que se encontraba. 

Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Video: Twitter

“Cuando salía del baño estaba todo totalmente oscuro y con otros colegas tratamos de buscar la salida a través de la escotilla de agua. Había tres tipos delante mío y de repente entró el agua con gran fuerza. Vi cómo se llevaba al primero, al segundo y al tercero. Sabía que estaban muertos", relató. 

Sin embargo, el destino tenía preparada otra cosa para el marinero. La ola lo llevó hacia otro baño, el de los oficiales, donde se aferró a un lavatorio que le permitió mantener la cabeza fuera del agua. Gritó, pero nadie le respondió. Esa fue la señal que le indicaba que los otros once tripulantes habían perdido la vida.

Coral en el fondo del mar. Foto: Unsplash

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Vivir en una burbuja 

Okene pasó horas aterrorizado allí, con el agua helada que le llegaba al pecho, hasta que tomó la decisión de moverse hacia el camarote de uno de los oficiales. Se aferró a un panel de madera que flotaba cerca y usándolo como flotador nadó. 

Para ese entonces, el joven ya había perdido las esperanzas de sobrevivir, y en su cabeza se reproducían dos escenarios sobre la posible muerte: o moría ahogado por una mayor irrupción de agua en el casco del remolcador o asfixiado.

Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter

Pero la suerte estaba de su lado, ya que caminando se encontró con una lata de gaseosa, la cual lo ayudó a saciar la sed que tenía y le dio la energía suficiente como para seguir luchando por su vida dentro de esa burbuja que lo mantenía con oxígeno.

Estaba luchando por mantenerme con vida, preguntándome cuánto tiempo me duraría el aire. Pensaba en mi familia, en mi esposa, en qué le pasaría, cómo viviría después de mi muerte. También repasaba mi vida, una y otra vez”, continuó Okene.

Planeta Tierra. Foto: Unsplash

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La llegada de los peces y el rescate

A las horas, otra situación lo impactó aún más. “Escuchaba mordidas de pescado. Nunca supe si eran tiburones o no, estaba tan oscuro. Los escuchaba morder y tenía miedo de que vinieran hacia donde yo estaba. Me moría de sueño, pero si me dormía podía ahogarme o ser comido por los peces”, recordó.

Luego de esta escena, finalmente vio la luz de una "antorcha marina" del buzo sudafricano Nico Van Heerden, de DCN, una compañía internacional de buceo contratada por Chevron y West African Ventures para recuperar los cuerpos de la tripulación del remolcador hundido.

“Él no me vio, pero yo sí a él. Estiré el brazo y lo toqué. En ese momento yo estaba llorando, ya me había resignado a morir, estaba listo para irme, pero Dios escuchó mis oraciones”, dijo conmovido. 

En el equipo de rescate había un buzo argentino llamado Ivan Parvanoff, que relató a los medios cómo fue que encontraron al marinero: “Íbamos pensando lo peor. Llevábamos un día de navegación y se habló de encontrar víctimas fatales. Buscábamos cadáveres, no sobrevivientes. Por eso cuando Van Heerden sintió que una mano lo tocaba creyó había rozado la de un muerto, pero después sintió que esa mano se cerraba sobre su brazo y lo apretaba. Cuando me encontré con Van Heerden, después de que salió de la cámara hiperbárica, me confesó que iba mentalizado para lo peor... quedó tan impactado como todos, fue increíble”.

Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter Harrison Okene sobrevivió 60 horas en una burbuja de aire. Foto: Twitter

Sin embargo, sacarlo del agua era todo un desafío, ya que por el cambio de presión podía morir en el intento. Consiguieron una campana cerrada, una suerte de “burbuja” de acero que permitió mantener la misma presión que el cuerpo de Okene había tenido en la burbuja del remolcador hundido. Lo metieron adentro para sacarlo a la superficie, donde se fue bajando lentamente la presión del interior hasta igualar la de la atmósfera.

Fue así como, luego de horas, Okene pudo volver a ver la luz del sol.

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¿Fue la física?

Luego del rescate, comenzaron a circular interrogantes sobre cómo Okene había podido sobrevivir tantas horas en una pequeña burbuja. Lo primero que la mayoría pensó y muchos físicos se pusieron a estudiar es el tamaño que debería tener una burbuja de aire para poder mantener tanto tiempo viva a una persona.

“La bolsa de aire que encontró Okene fue, según mi estimación, de sólo 1,2 metros de altura, y los seres humanos inhalan aproximadamente entre 7 mil y 8 mil litros de aire cada 24 horas”, dijo en físico Maxim Umansky, quien agregó que probablemente la bolsa contenía el suficiente oxígeno como para mantenerlo con vida durante los tres días.

Harrison Okene. Foto: Twitter Harrison Okene. Foto: Twitter

De igual modo, quedaba un interrogante adicional: el dióxido de carbono (CO2), que es letal para los seres humanos en concentraciones muy pequeñas. Fue así como se llegó a la conclusión que el agua que encapsuló su burbuja de aire pudo haber jugado también un papel en su supervivencia. El dióxido de carbono, más que el oxígeno o el nitrógeno, se disuelve fácilmente en agua, especialmente en agua fría. Cuando Okene respiraba, exhalaba dióxido de carbono, y los niveles del gas se iban acumulando lentamente en su diminuta cámara de aire, pero a la vez el agua lo iba absorbiendo. 

Finalmente, el marinero se negó a escuchar cualquier tipo de explicación. “Lo que me pasó fue un signo de liberación divina, una señal de Dios”, cerró.

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