Además del agua "real" que humanos e industrias consumen, existe el concepto de “agua virtual”, que es agua que “no vemos” pero ha sido utilizada en el proceso de elaboración de lo que consumimos a diario.
Tiempo libre, naturaleza, salud mental. Foto: Unsplash
Más del 70% de la superficie del planeta Tierra está, en realidad, cubierta por agua. Los océanos juegan un rol central en la actual triple crisis ambiental, los glaciares están desapareciendo, y los mares subiendo de nivel. Pero, además, el agua potable es cada vez más escasa: 3 de cada 10 personas en el mundo carecen de acceso al agua potable.
El agua es un recurso vital y está en riesgo. Por eso, para concientizar sobre su importancia y cuidado, la ONU declaró el 22 de marzo como Día Mundial del Agua. La propuesta surgió en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) de 1992, en Río de Janeiro. Y desde entonces, alrededor de esta fecha se realizan actividades de capacitación y concientización que este año 2025 girarán en torno a la Conservación de los Glaciares.
Glaciar Perito Moreno. Foto: NA.
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Una de las formas de conocer el uso y el desperdicio de agua es calcular la huella hídrica. Se trata de un indicador que calcula tanto el empleo de agua en forma directa como indirecta (en la producción de alimentos, ropa, papel y otros bienes).
Las grandes industrias tiene huella hídrica, pero los individuos también: cuánto demorás en ducharte, qué hacés con el agua del lavarropas, y otras acciones cotidianas determinan tu impacto en el consumo de este recurso.
Para saber tu huella hídrica podés calcularla en alguna de las calculadoras disponibles online, como esta, de la Fundación AQUAE de España, o esta, que se basa en habitantes de Estados Unidos pero puede darte una aproximación.
Lavado de frutas y verduras. Foto: Unsplash
Pero además del agua "real" que humanos e industrias consumen, existe el concepto de “agua virtual”, que es agua que “no vemos” pero ha sido utilizada en el proceso de elaboración de lo que consumimos a diario. Por ejemplo, según un estudio de la Fundación Aquae, se necesitan 1000 litros de agua para producir un litro de leche; 840 litros para una jarra de café y 720 litros, para una botella de vino .
Países como Argentina, grandes exportadores de cereales y alimentos, son también grandes exportadores de agua virtual.
La alimentación y la agricultura son dos de las actividades que más recursos hídricos consumen. Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estiman que la industria agroalimentaria usa cien veces más agua que la que utilizamos para fines personales. En otras palabras: Las actividades de riego consumen hasta el 70% del agua que se extrae de los ríos y de las reservas subterráneas. El 20% se usa en la industria y el 10% en los hogares.
Por otro lado, la producción de carne requiere de mucha más agua que la de verduras. La FAO estima que para producir 1 kilo de carne se necesitan entre 5.000 y 20.000 litros de agua. En cuanto a los cultivos, el arroz es el que más agua consume: 1.700 litros por cada medio kilo. Le siguen el trigo (mil litros de agua por kilo) y el maíz, 900 litros por kilo.
Aunque, sorprendentemente, uno de los alimentos que más agua necesita para su producción es el chocolate, que requiere 17.000 litros de agua para producir 1 kg.
El cuidado del agua es responsabilidad de todos y empieza por casa: cada vez que nos lavamos las manos o los dientes y dejamos la canilla abierta, cuando adquirimos alimentos que requieren grandes cantidades de agua para su elaboración, o cuando lavamos ropa innecesariamente (cada ciclo de lavado consume entre 50 y 100 litros de agua, y en este proceso se libera gran cantidad de microplásticos de las fibras textiles sintéticas).
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Lavarropas. Fuente: Pexels.
En la industria, existen sistemas de aprovechamiento y reuso del agua, y en el agro, hay tecnologías para el riego eficientes o “por goteo”, que requieren mucha menos agua que los convencionales.
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La escasez de agua potable afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente en los próximos años debido a fenómenos como la deforestación, las sequías y el cambio climático.
Según datos de la ONU, tres de cada diez personas en el mundo carecen de acceso al agua potable y seis de cada diez no cuentan con instalaciones sanitarias seguras (baños y cloacas).
En el norte argentino, la zona de Tartagal (provincia de Salta, casi al límite con Bolivia), padece temperaturas que superan los 47 grados centígrados en verano, y sus habitantes, mayormente pertenecientes a la comunidad indígena Tapiete, no acceden al agua potable. Y en el conurbano bonaerense, una de cada tres familias carece de agua corriente, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.
Hoy, menos de un 3% del agua del planeta está disponible y es apta para el consumo humano. Sin embargo, se la desperdicia todos los días, en todas las actividades humanas. Sin ir más lejos, quienes tenemos el privilegio de tener un baño en nuestras casas, tiramos 20 litros de agua potable cada vez que apretamos el botón del inodoro.
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Los glaciares resultan esenciales para la subsistencia: sus grandes masas de hielo son reservorios de agua potable para consumo humano, de animales y para usos agrícolas, industriales y de producción de energía a través de pequeños aprovechamientos hidroeléctricos.
Sin embargo, a medida que aumenta la temperatura del planeta, estos gigantes helados se derriten cada vez más rápido, y el ciclo del agua, con sequías, desbordes de ríos e inundaciones, se vuelve más impredecible.
Según datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), en 2023, los glaciares perdieron más de 600 gigatoneladas de agua: la mayor pérdida de masa registrada en los últimos 50 años.
La aceleración del derretimiento de los glaciares contribuye al aumento del nivel del mar a escala mundial, que hoy se encuentra unos 20 centímetros por encima del nivel de 1900 de acuerdo a informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
Es por esto que, limitar el calentamiento global a 1,5 °C es necesario para salvar a los glaciares, gran parte de ellos considerados Patrimonio Mundial.
En este Día Mundial del Agua, recordemos que cada gota cuenta. Pequeñas acciones pueden ayudarnos a construir un futuro donde el agua sea un derecho garantizado para todos.
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