Artífice y fundador de la ciudad de La Plata, este contrincante político de Julio Argentino Roca lleva en sus espaldas una curiosa situación que se ha repetido a lo largo de la historia. Vida y obra de un político que pudo tenerlo todo.
"La historia la escriben los que ganan", así nos suelen decir a través de los años para entender el devenir de un país, una región o la misma humanidad. Pero, ¿qué pasa con los otros?, los perdedores. Aquellos que también fueron parte fundamental de un momento histórico aunque siendoles negados la gloria.
Algunos hombres pudieron haber quedado en la historia grande, pero un suceso o el famoso "momento equivocado" impidieron que lo logren. La Argentina tiene guardada un capítulo especial para dichos personajes que pudieron ser la cara visible de un símbolo patrio, pero "se quedó en el camino". Incluso algunos fueron el inicio de una maldición como fue el caso de Dardo Rocha.
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Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha y Arana nació en la ciudad de Buenos Aires el 1 de septiembre de 1838. Se graduó en abogacía y peleó en la Guerra del Paraguay donde casi pierde la vida. Comenzó su carrera política primero como diputado y senador, luego fue ministro de Hacienda.
Su ascenso político hizo que Julio Argentino Roca lo viera como un candidato ideal para la gobernación. Se habían conocido en octubre de 1871, incluso Rocha hizo mucho por sostener la candidatura presidencial de Roca. Un favor que le sería devuelto cuando los hombres del poder comenzaron a armar las listas de gobernador. Una decisión de la que se arrepentiría.
Electo gobernador, el 19 de mayo de 1881, su relación con Roca empezó a romperse al manifestar su anhelo de ser presidente. La gota que rebalsó el vaso fue que nunca le avisó, sino que puso en marcha una campaña por algunas provincias usando fondos del Banco de la Provincia.
Además, la inauguración de la ciudad de La Plata fue otro problema. Ocurrió el domingo 19 de noviembre de 1882, cuando en realidad estaba planeado para el 23 de octubre. Pero las intensas lluvias caídas en los días anteriores inundaron las “Lomas de Ensenada”, el lugar elegido. Rocha había elegido a Roca como padrino de la ciudad, pero usó de excusa un viaje a Córdoba para no estar presente y en su defecto envió al ministro de Relaciones Exteriores, Victorino de la Plaza.
La fiesta de inauguración fue un verdadero desastre: mala organización, problemas para llegar por las inundaciones, un transporte público en falta y un catering dudoso. Todo confabuló para que surja la teoría de que Roca había metido una mano negra para que todo saliera mal.
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Aquí es donde comienza el mito porque algunos aseguran que los simpatizantes de Roca, fueron a buscar a una bruja, “la Tolosana”, para que realice un rito que impidiera que Rocha llegara al sillón de Rivadavia. Aseguran que la mujer giró en sentido contrario a las agujas del reloj, tomó vino y hasta orinó en el lugar.
Quién sabe si de verdad ocurrió esto. Lo cierto es que desde aquel momento, ningún gobernador llegó a presidente: Miguel Juárez Celman asumió en lugar de Rocha; luego Guillermo Udaondo perdería contra Manuel Quintana y Bernardo de Irigoyen perdió dos veces. En el caso de Marcelino Ugarte perdió tres veces: contra Quintana, Sáenz Peña e Yrigoyen; José Crotto sufrió la intervención de la provincia en 1922; Manuel Fresco tampoco pudo y Rodolfo Moreno se acercó, pero el golpe del 4 de junio de 1943 se interpuso en sus sueños presidenciales. Mismo destino sufrieron Domingo Mercante, gobernador durante el gobierno de Frondizi, y Oscar Alende quien lo intentó en 1973 y 1983. Más en la actualidad están los casos de Antonio Cafiero, derrotado por Carlos Menem en internas, y Eduardo Duhalde quien se presentó, sin éxito, en 1999 y en 2011. El último ejemplo fue Daniel Scioli quien perdió en las elecciones generales del 2015.
Cuando Rocha dejó la gobernación, volvió a ocupar una banca de senador. Murió el 6 de septiembre de 1921 a los 83 años, pero aquel mito que nació con él continúa vigente en los gobernadores bonaerenses.
Por Yasmin Ali
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