John O'Brien arribó al Río de la Plata en 1812, rodeado de misterio y de una sospecha que siguió incluso después de su muerte. Su participación en la Guerra de Independencia fue clave, siempre al lado del Libertador de América.
Antes de que el capitalismo lograra unir dos culturas como la argentina y la irlandesa en cada 17 de marzo, existieron personajes cuyo aporte a la causa independentista fue clave. Solemos creer, erróneamente, que el Almirante Guillermo Brown fue el único irlandés que hizo historia en estas tierras, pero existió un compatriota que fue mucho más que un soldado de José de San Martín.
John Thomond O'Brien, militar de fuerte presencia en varias de las campañas independentistas hispanoamericanas, se convirtió en uno de los hombres de confianza de San Martín quien le encargó una tarea que pudo haber cambiado el curso de la historia chilena. Pero a más de 160 años de su muerte, el rumor sobre un posible rol de espía sigue pesando sobre su nombre.
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John Thomond O'Brien, para los amigos Juancito, nació el 24 de junio de 1784 en el condado irlandés de Wicklow. Desde joven se enroló en el ejército, llegando a pelear en España contra Napoleón Bonaparte hasta que en 1812 llegó al Río de la Plata.
La versión oficial es que llegó con intenciones de dedicarse al comercio, pero resulta poco convincente. La versión "en off" es que fue un enviado británico para controlar a San Martín y Carlos María de Alvear que habían llegado el 9 de marzo de 1812 en la fragata británica George Canning.
Desde hace muchos años se sostiene que la llegada de San Martín al Río de la Plata fue financiada por Gran Bretaña, quien le disputaba a España el dominio absoluto del mar. Antonio Calabrese en su libro San Martín: ¿un agente inglés? se dedicó a investigar esta teoría, afirmando que hasta el mismo combate de San Lorenzo fue observado por autoridades británicas con la presencia del capitán Peter Heywood, quien se encontraba en Buenos Aires entre septiembre de 1812 y julio de 1813.
Otro de los nombres que figura como posible espía era otro amigo de San Martín, James Paroissien cuyo nombre sigue presente hasta nuestros días gracias al hospital. Se trata del primer extranjero a quien se le concedió la ciudadanía argentina, pero hay historiadores que afirman que no era médico ni químico y que llegó a estas tierras "como refuerzo tras la primera invasión inglesa" y que aprendió de medicina al enlistarse como enfermero.
Nada de esto se confirmó, pero sí es cierto que Don José estuvo rodeado por militares británicos e irlandeses durante toda su campaña. O'Brien fue el claro ejemplo, primero pasando por el Regimiento de Granaderos a Caballo y en 1815 uniéndose al Ejército de Los Andes, a las órdenes del correntino.
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Con el tiempo su vínculo con San Martín lo llevó a convertirse en su Secretario. Peleó en Chacabuco (1817), en la dura derrota en Cancha Rayada en marzo de 1818 y en la victoria fundamental de Maipú un mes más tarde. Un San Martín victorioso le encargó a O'Brien perseguir al general español Mariano Osorio, si bien no lo logró, consiguió sus pertenencias y ciento cincuenta prisioneros. No está del todo claro qué hay de ficción o no en lo siguiente, pero entre sus cosas habrían aparecido cartas enviadas a Osorio por referentes chilenos - varios del lado independentistas- que tras la derrota en Cancha Rayada, expresaban su adhesión a la causa del Rey.
Cuando se enteró del contenido, Don José le dio la orden a O'Brien de quemarlas. El irlandés ante este pedido sugirió usarlas para dejar en evidencia a los traidores, pero su jefe se negó: "¡El miedo, O'Brien! El miedo y la bolsa han dictado esas cartas. Desaparecido todos esos hombres volverán a ser buenos patriotas".
Nunca se confirmó aquella historia, lo que sí se sabe es que tras terminar la campaña del sur de Chile, O'Brien obtuvo una licencia donde visitó a Irlanda y a fines de 1819 regresó al país trasandino. Un año después, en 1820, fue parte de la Expedición Libertadora del Perú junto a San Martín en el campamento de Huaura y en la entrada a Lima.
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Con la retirada de San Martín decidió volverse a su país en 1823, pero sus negocios no prosperaron y dos años después estaba de nuevo en América del Sur, aunque sus planes para crecer económicamente fracasaron. Tuvo en reencuentro con San Martín ya cuando el Libertador había exiliado, en Bruselas.
El destino quería que regrese constantemente al sur porque después de un frustrado intento por incorporarse al al ejército de Juan Lavalle, se trasladó al Amazonas peruano donde se dedicó a la búsqueda de oro. Pero terminó como general del ejército de Andrés de Santa Cruz durante la guerra de la Confederación Perú-Boliviana contra la Confederación Argentina.
O'Brien exploró la zona del Amazonas y posteriormente se instaló en la Banda Oriental. Tampoco duró ya que fue enviado por Fructuoso Rivera, presidente en aquel entonces, a Gran Bretaña con el título de cónsul general de Gran Bretaña e Irlanda. Volvió a visitar Buenos Aires poco después de la batalla de Caseros en lo que sería su última visita a estas tierras.
Murió el 1 de junio de 1861 en Lisboa. En 1930 sus restos fueron repatriados al Cementerio de la Recoleta hasta que en 2017 se decidió que descanse eternamente en el Campo Histórico de El Plumerillo de Mendoza.
Por Yasmin Ali
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