Los traumas y los estragos a la salud, producto de exponerse a condiciones infrahumanas, se manifestaron y manifiestan de diferentes formas en los ex combatientes. La palabra de una especialista sobre de qué manera se perciben y cómo repercute en el día a día de las personas que estuvieron allí a 40 años del 2 de abril de 1982.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
Miércoles 30 de Marzo de 2022 - 00:00
El desembarco argentino en las islas se produjo el 2 de abril de 1982.
Mientras el ex combatiente Alejandro Martin nos hacía un recorrido por el museo Malvinas, ubicado en el Centro de Veteranos de La Matanza, una frase nos despertó aquella famosa curiosidad periodística: "Nosotros tenemos roto el reloj biológico". Esa y otras consecuencias de haber "escapado del infierno como se pudo", como él mismo relató, llevaron a que nos enfoquemos en el después de la guerra y de esas heridas que no se ven, pero no se van.
"Muchas veces teníamos que dormir parados o sentados porque entraba mucha agua a la carpa y se mojaba la bolsa de dormir, se dormía y comía cuando se podía. Una de las secuelas que nos quedó es que tenemos roto el reloj biológico: vos sabés que a tal hora te da hambre y sueño, pero a nosotros no. Yo me puedo quedar mirando televisión hasta las 4:00 AM, dormirme y levantarme a la 6 porque no me duermo más", relató Martin.
Oficialmente murieron 632 soldados argentinos y se estiman que se suicidaron cerca de 450 a través de los años.
Alejandro que luchó en Malvinas cuando tenía 20 años, agregó: "El cuerpo se va dañando porque hay algo que no descansa y por eso tenemos todos los problemas que tenemos como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y adicciones al alcohol y drogas. Nadie escapó del infierno como debía, lo hizo como pudo".
Jéssica Sandagorda, Licenciada en Psicología (MN75190), explicó desde un lado profesional lo que significan las secuelas postguerra. "Desde la Primera Guerra Mundial se comenzó a teorizar sobre lo que en ese momento se denominó “Neurosis de Guerra”, término que hacía referencia al conjunto de síntomas psicológicos y fisiológicos que presentaba una gran parte de quienes participaron del conflicto bélico. Hoy en día esto se conoce con el nombre de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT)", comentó.
Centro de veteranos de guerra de Malvinas de La Matanza, foto @lilian.aliph.
Parte del museo dentro del Centro de Veteranos en La Matanza, foto @lilian.aliph.
"El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, elaborado por la Asociación Estadounidense de Psicología, enumera algunos de los criterios que se utiliza para su elaboración y estos episodios que relata un veterano de guerra se pueden asociar a lo que se denomina presencia de síntomas intrusivos y la reacción excesiva a situaciones que se relacionan con el hecho" y agregó que esto puede manifestarse en "recuerdos angustiosos, recurrentes e involuntarios del hecho, pesadillas relacionadas al hecho, episodios disociativos en los que se pierde total o parcialmente el contacto con la realidad y se actúa como si se estuviera nuevamente en el momento del trauma, malestar psicológico y reacciones fisiológicas intensas al exponerse a situaciones que podrían evocar el suceso traumático, hipervigilancia, furia e irritabilidad, alteraciones en el sueño, problemas de concentración y respuesta de sobresalto exagerada, entre otros".
El 14 de junio del '82, el Ejército Argentino presentó la rendición, foto @lilian.aliph.
Ex combatientes de Malvinas, Alejandro Martin y Daniel Staffolarini, foto @lilian.aliph.
"El país no estaba preparado para la posguerra", repetía el ex combatiente Martin y ejemplificó con que recién en 1994 especialistas viajaron a Estados Unidos para investigar sobre el estrés postraumático. "Esos años que perdimos no se han recuperado en salud mental y es por eso que muchos tienen problemas de drogas y alcoholismo. No es lo mismo que un drogadicto común y no hay que esconderlo porque todo esto es Malvinas", reflexionó.
Respecto a otros problemas que los ex combatientes han mostrado, Martin comentó: "Tenemos problemas de ansiedad y que no es solo tener ganas de comer. Yo por ejemplo cuando voy a un bar nunca le puedo dar la espalda a la puerta porque siempre tengo que ver quién entra, cuando voy a dar una charla a una escuela me fijo cuáles son las puertas de salida o si tiene o no rejas porque soy un sobreviviente". "Cuando ando por la autopista tengo que tener la plata para el peaje, aunque falten kilómetros porque tengo que estar preparado", aseveró.
En el museo se exhiben cartas, objetos y fotos originales de los héroes, foto @lilian.aliph.
"Nadie nos enseñó cómo salir, tratamos de cuidarnos con la salud y entre nosotros haciendo grupos familiares, realizando reuniones y por eso también nacieron los centros", concluyó.
El Centro de Veteranos se encuentra en Bolívar 1645, ex Ateneo Don Bosco, foto @lilian.aliph.
Por último, la licenciada Sandagorda reiteró la importancia de abordar el tema con un especialista ya que "el diagnóstico de TEPT es complejo y puede no reflejar en su totalidad los síntomas mencionados". "Cada persona puede expresarlo de diferentes formas dentro de ese espectro y requiere de intervención psicológica y, en casos más graves, la intervención de un psiquiatra. Es importante resaltar que con un tratamiento adecuado existe un muy buen pronóstico con una calidad de vida satisfactoria", cerró.
Por Mauro Calvagna y Yasmin Ali
*Tw: @maurocalvagna y @Yas_Friends
Fotos Instagram: @lilian.aliph
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