Un juicio injusto y un presagio desgarrador: el final de Juan José Castelli, “la voz de la Revolución”

Integrante de la Primera Junta. Su histórica actuación en el Cabildo del 22 de mayo le valdría un apodo que perduró en la eternidad.

Por Yasmin Ali

Martes 19 de Julio de 2022 - 00:00

Juan José Castelli, miembro de la Primera Junta.Juan José Castelli, miembro de la Primera Junta.

Primo de Manuel Belgrano y mano derecha de Mariano Moreno, Juan José Castelli fue pieza fundamental en las sesiones del Cabildo que culminaron con la Revolución de mayo de 1810. Fue su célebre oratoria en la sesión del 22 mayo la que le valió el mote de la "voz de la Revolución", apodo por el cuál es conocido hasta la actualidad.

 

Señalado como "subversivo" por los representantes del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, era quien planificaba y arengaba a las milicias en los días previos a la Semana de Mayo. Miembro de la Primera Junta, se le encargó la ejecución del ex virrey Santiago de Liners.

 

Miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de 1810. Cuadro de Francisco Fortuny.Miembros de la Primera Junta del 25 de Mayo de 1810. Cuadro de Francisco Fortuny. 

 

Preludio de la Tercera Guerra Mundial. Foto: 26 Historia / Canal 26.

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Juan José

Juan José Antonio Castelli nació el 19 de julio de 1764 en Buenos Aires. Estudió filosofía en el Real Colegio de San Carlos y en el Colegio Montserrat de Córdoba. Se recibió de abogado en la Universidad de Charcas donde también estudiaron moreno y Bernardo de Monteagudo. 

Tuvo participación activa en la gesta revolucionaria de la Semana de Mayo. Durante el cabildo abierto que se celebró el 22 de mayo, defendió la tesis de que la monarquía española no tenía derecho en América ya que las colonias no pertenecían a España sino a la corona de Castilla y que, al no haber monarca, su autoridad era el pueblo y era quien debía elegir una junta. Ese hecho le ganó el mote de "La voz de la Revolución".

 

Cabildo abierto del 22 de Mayo de 1810.Cabildo abierto del 22 de mayo.

 

Fue nombrado vocal de la Primera Junta y se le ordenó la ejecución del héroe de las Invasiones Inglesas y ex virrey, Santiago de Liniers, quien fue fusilado en Cabeza de Tigre por estar en contra de la Junta. Castelli leyó la sentencia y ordenó que se lo enterrara en una zanja lindera a la iglesia de la ciudad cordobesa.

Marchó al ejército del Alto Perú con el objetivo de extender las ideas independentistas en el territorio. Allí sustituyó a todas las autoridades de Chuquisaca por criollos, organizó un ejército patriota y participó del fusilamiento de varios funcionarios reales como Vicente Nieto y el gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, que buscaban huir con 300.000 pesos en pasta de oro y plata.

 

El 15 de diciembre de 1810, en la plaza de Potosí, fueron fusilados Nieto, Paula Sanz y Córdoba.El 15 de diciembre de 1810, en la plaza de Potosí, fueron fusilados Nieto, Paula Sanz y Córdoba. 

 

Ciudad de Buenos Aires. Foto: Reuters

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El principio del fin

La batalla de Huaqui, en junio de 1811, significó más que una derrota política para Castelli. Luego de ello el gobierno porteño lo mandó a detener por "mal desempeño" político y militar y fue llevado a juicio en febrero de 1812.

No hay registro de que alguno de los testimonios haya sido en contra del prócer durante el proceso, de hecho, muchos elogiaron su desempeño en el Alto Perú. Pero esa no era la única batalla que debía enfrentar Castelli porque para ese entonces peleaba contra un cáncer de lengua.

 

Manuel Belgrano. Foto: internet.Manuel Belgrano, primo de Castelli.

 

Tomasa y San Martín nunca se llevaron bien

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Se apaga la voz

Una quemadura mal curada por un cigarrillo terminó en un cáncer letal de lengua y el 11 de junio de 1812, un cirujano debió amputársela. Para ese momento, Monteagudo y Belgrano eran de los pocos que seguían visitándolo.

 

Iglesia San Ignacio de Buenos Aires. Foto: turismobuenosaires.Iglesia San Ignacio de Buenos Aires.

 

El 11 de octubre recibió la extremaunción, pidió papel y lápiz y escribió su frase más célebre: “Si ves al futuro, dile que no venga”. Murió al día siguiente y fue enterrado en la iglesia de San Ignacio.

 

 

 

Por Yasmin Ali

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